T. O.: Habana Blues . Producción : ICAIC/Maestranza Film/Pirámide Productions (Cuba-España-Francia, 2005). Productor : Camilo Vives, Antonio P. Pérez y Fabienne Vonier.

Director: Benito Zambrano . Guión : Benito Zambrano y Ernesto Chao. Fotografía : Jean Claude Larrieu. Música: Dro Atlántic . Diseño de producción: Ernesto Chao y Eduardo Santana . Montaje: Fernando Pardo.

Intérpretes: Alberto Joel García Osorio (Ruy), Roberto Sanmartín (Tito), Yailene Sierra (Caridad), Tomás Cao Uriza (Alex) , Zenia Marabal (Luz María), Marta Calvó (Marta), Roger Pera (Lorenzo), Julie Ladagnous (Valerie).

Color - 115 min . Estreno en España: 18-V-2005.

 

Lo primero que se puede destacar de la nueva película de Benito Zambrano es que supone el final de cinco años de silencio, tras el gran éxito de su ópera prima, Solas (1991). Explica el director que para poder hacer el “hueco necesario” para la idea del nuevo guión, tuvo que olvidarse del éxito de su anterior película, ya que si no podría dejarse deslumbrar por el gran éxito que tuvo. La nueva idea nació de un viejo guión que tenia a medio escribir y que le sirvió de germen para su nuevo film:

La película nace como un homenaje al pueblo que conocí en aquellos años de 1992 a 1994. Es una especie de compromiso como creador que tengo ante su gente. Luego el guión ha dado muchas vueltas.

Este guión desarrolla las aventuras y desventuras de Ruy (Alberto Joel García) y Tito (Roberto Sanmartín), dos jóvenes cubanos que viven de su picardía y de sus negocios de contrabando. Su amistad va más allá de los negocios; los dos son los líderes de un conjunto de música con gran fuerza en el panorama urbano cubano.

Pese a ser amigos de siempre, los dos tienen dos visiones muy diferentes de lo que supone la música y la vida. Todo aflorará con la llegada de los “gallegos”, dos promotores musicales de una gran discográfica española. Su objetivo es conseguir a diferentes grupos noveles cubanos para promocionarlos fuera de su país.

Evidentemente los dos jóvenes no podrán dejar escapar la ocasión y se desvivirán (Ruy pondrá en ello alma, pero sobre todo cuerpo....) para conseguir que los “gallegos” estén a gusto y les ayuden a explotar su música. Es en este momento cuando Zambrano hace un recorrido por el amplio abanico de estilos musicales que habitan en Cuba, lejos de la visión “monomusical” que podamos tener en otros continentes. Tras estos inicios, y tras la selección musical que hacen los promotores (incluyendo a Tito y Ruy), la vida de todos cambiará.

 

Tito vive con su abuela, una vieja “dama del espectáculo” cubano, que se dedica a dar clases de música, beber ron y ayudar a su nieto. Pese que se lleva muy bien con ella, los roces son continuos y Tito siente la necesidad imperante de huir de la isla, se siente oprimido y ve en los “gallegos” su oportunidad de escapar. Es por ello que pasará por alto convicciones y hasta amistades con tal de poder huir. Esto le llevará a roces con sus compañer@s y amigas.

En cambio, Ruy vive con Caridad, su “pareja” y sus hijos. Los dos están en proceso de separación y, aunque ambos se quieren, la situación familiar y económica no les ayuda. Ruy está muy pendiente de su música. Y si a ese “abandono” le unimos diversas infidelidades, tenemos una parte del cóctel que hace explotar a Caridad.

 

Sus hijos veneran a Ruy y él los quiere con locura, pero el nivel económico de la familia no ayuda a reconciliar a la pareja. Él no aporta casi dinero, ya que todos los esfuerzos los dedica a su música, y Caridad ha perdido la licencia para vender cerámica en el mercado, cosa que los sume aún más en la miseria.

Para Ruy la música es lo más importante; la ve como una filosofía de vida. El músico ha de ser honesto con sus composiciones, con su público y consigo mismo. Esto le llevará a rechazar el contrato de los promotores, astillar su amistad con Tito y hasta perder en cierta manera a lo que el más quiere: su mujer y sus hijos. La película en sí desarrolla la evolución que sufren los dos personajes y sus allegados. Explica Roberto Sanmartín:

Es una película muy humana, de personas y no de personajes. Y habla del amor, la amistad, la lucha para lograr cualquier cosa, por conquistar tus sueños. Habla de todo lo que se tiene que ir dejando en el camino para alcanzar lo que buscas. Siempre hay que dejar algo atrás. Me parece un gran drama con algo de comedia.

Benito Zambrano utiliza todo este entorno, en parte con humor, en parte con música o imágenes “mudas”, para hablar de temas más profundos: las relaciones humanas, las dificultades de las familia, los compromisos, las ilusiones rotas, las decisiones difíciles, etc.

Sin embargo, en contra de lo que se podría pensar, Habana Blues no es una crítica política. Sólo enseña la Cuba que es, sin juicios, con sus alegrías y sus miserias. Sí que se critica las pocas oportunidades reales que tiene la población cubana, pero tampoco sataniza al gobierno como se suele hacer en otras películas. Se podría decir que los comentarios políticos sirven para asentar más la acción, y no son el único motor. Evidentemente que se hace patente la asfixia a la cual están sometidos los cubanos y en especial los jóvenes; prueba de ello es la necesidad que tiene Tito de salir de allí para “poder respirar”, pero a la vez para otros es una situación tolerable, ya que Ruy prefiere quedarse, y vivir bien con él y su música, a irse de su tierra.

 

Un pequeño matiz ayuda a ver ese “distanciamiento” de Zambrano. Aparte de demostrar todas las miserias, también muestra a los poderes extranjeros (en este caso, la discográfica) como azuzadores del conflicto Cuba-Miami. Lo podemos ver en el contrato que han de firmar los jóvenes músicos. Tendrán que criticar la situación cubana, estén o no de acuerdo con esta crítica:

No tengo derecho a juzgar lo que ocurre allí. Es un terreno ambiguo y difuso. Es una responsabilidad del pueblo cubano, su misión y su obligación.

A pesar de todo, no olvida uno de los temas más terribles que sufre la sociedad cubana: la huida de cubanos a tierras “más prósperas”. Queda muy patente en la situación de Caridad y sus hijos. Ella sabe que puede ser una oportunidad para sus hijos escapar de la miseria en la que han vivido, pero también ve que es ponerlos en peligro. La decisión que toma no es a la ligera y, en buena parte, está influenciada por la actitud de Ruy, su despreocupación.

El final de Ruy estará muy determinado por los cambios. No es un final feliz, pese a que haya conseguido realizar el sueño que tenían Tito y él antes de la llegada de los “gallegos”: un concierto en su ciudad y con los suyos. Pese a ello, Ruy se queda solo pero cambiado, en cierta manera a gusto consigo mismo. Todo su alrededor se ha transformado, todo sigue su rumbo..., la vida sigue.

El gran acierto que ha tenido Benito Zambrano ha sido contar con un elenco de actores cubanos desconocidos en el star-system del cine actual. Esto nos ayuda a tener un cierto sentimiento de verosimilitud ante los temas planteados. Los personajes son muy creíbles: todos bordan su caracterización. Como curiosidad decir que Alberto Joel García (Ruy) había sido músico cuando era más joven, lo que le ayudó a afinar mejor su papel, ya que para él también la música casi era una obsesión.

En una película como ésta no podríamos pasar por alto la banda sonora. La mayoría de los temas son las canciones de los mismos grupos que participan en el film como resultado de la “búsqueda” de los empresarios. Son canciones muy pegadizas, de muy diferentes estilos: música “joven”, viva. Nos va acompañando durante todo el viaje de la película. Son temas variados: críticos, de nostalgia, de amor, de despedida, etc. Aquí sí que podría decirse que la música es un ente muy importante de la película: los protagonistas viven de ella, la acción se mueve alrededor de ella, la oímos, la vemos...

La mayoría de los temas centrales (“Habaneando” “Cansado”, etc.) están interpretados por el grupo Habana Blues y cantados con la voz de Equis Alfonso en la boca de Ruy. Todos las canciones tienen temática social, tanto sea en forma de denuncia como un simple reflejo de ella, lo que demuestra la gran unión que hay entre la sociedad cubana y su música-danza.

En conclusión, Habana Blues es una película llena de energía, de sentimientos, de música, de coraje y de humanidad: sobre todo, esto último. Hemos aguantado cinco años desde Solas, pero está visto que la espera no ha sido en balde.

 

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