La secuencia de combate concluye con la compañía protagonista acarreando un cañón antitanque en medio de una tempestad de nieve. Estilísticamente, esta secuencia se organiza según uno de los iconos estándar del cine: el uso del horizonte en el cual los personajes se encuentran perdidos, en un medio físico –además– que les es hostil, insertados a la fuerza en un “espacio desprovisto de cualquier esperanza”26.
Tras esta imagen se entra en una especie de “descenso a los infiernos” al más puro estilo Dante, y cuya única salida es la ilusoria conexión que va a establecerse con el IV Ejército Panzer de Hoth27. Una vez constatada esta quimérica salvación, los protagonistas languidecen en un refugio construido con desechos, trozos de madera y restos de tela, y donde se manifiestan los primeros síntomas de congelamiento e inanición28. En ese momento, el Oberleutnant von Witzland renuncia a su mando sobre los restos de su unidad, lo que ilustra nuevamente otra de las realidades que se dieron en la ciudad: la ruptura de mando entre la tropa29. Posteriormente se apuntan diversas opciones para tratar de salir con vida de la ciudad cercada. Mientras unos esperan con resignación el cautiverio a mano de los rusos, otros intentan escapar por medio del cada vez más imposible puente aéreo que finalmente se cierra –como bien se representa en el film– el 23 de enero de 1943, cuando cae en manos rusas el aeródromo de Gumrak, fielmente recreado por el director30. Por otro lado, la evacuación no estaba al alcance de toda la tropa, puesto que el OKW había dispuesto que fueran transferidos fuera del perímetro cercado los especialistas, esto es:
Jefes de taller, radiotelegrafistas, veterinarios, guarnicioneros, dotaciones de tanque, maestros armeros, ferroviarios, funcionarios de correo de campaña, pontoneros, metereólogos, y toda la gente cuyas unidades hubiesen desaparecido y, por tanto, resultara superflua en la bolsa.31
Tras la frustrada huida, en la que Vilsmaier deja bien claro que el rango de los oficiales era un salvoconducto más útil que un parte medico, el director también ofrece una ilustración de la nula efectividad del aprovisionamiento aéreo: un solitario JU-52 arroja un contenedor que al ser abierto por los famélicos soldados contiene mas propaganda y condecoraciones que alimentos. En efecto, el aprovisionamiento aéreo en la bolsa de Stalingrado, a pesar de las promesas de Göring de aportar 500 toneladas diarias, no llegó a alcanzar las 100 toneladas, siendo escaso el aprovechamiento que de ellas se podían tener como bien señala Beevor:
Solo 350 toneladas llegaron durante el curso de toda la semana. De estas 350 toneladas, había solo 14 toneladas de alimentos para un número de raciones reducido entonces a 275.00032
A pesar de todos los esfuerzos –el intento de la Luftwaffe , el IV Ejército de Hoth, etc.–, el destino del VI Ejército de Paulus, como bien se muestra en el film, ya estaba sentenciado: el 2 de febrero de 1943 capitulaban los últimos combatientes.
En el intento de fuga de von Witzland y Reiser ayudados por Irina –la soldado soviética– se asiste a la puesta en práctica de la Orden n° 227 emitida por Stalin, en virtud de la cual “una lucha despiadada debe ser emprendida contra todos los desertores y sembradores del pánico”33, y que se manifiesta con los disparos desde las líneas soviéticas que acaban con la vida de Irina.
En conjunto ambos bandos perdieron 1.400.000 combatientes (de los cuales 600.000 fueron muertos). Las bajas de la población civil –como igualmente muestra Joseph Vilsmaier a lo largo de todo el film– fue una sangría constante que muy bien pudo sobrepasar el medio millón de vidas.
Después de esta colosal batalla se inició el declive de la Wehrmacht34y la Alemania nazi comenzó un lento camino hacia la derrota.
