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Con la invasión y fulminante derrota de Francia en 1940, los submarinos germanos encuentran nuevas bases operativas que les permite extender su radio de acción lo que llevó a los Uboote a conseguir un gran número de hundimientos en lo que las tripulaciones denominaron la Primera Época Feliz y que, cronológicamente, se extiende desde septiembre de 1939 a mediados de 1941, año en el que se produce un punto de inflexión y que es donde se sitúa la historia narrada cinematográficamente por Petersen.

Tras el primer encuentro con la tripulación del submarino protagonista del film, en el nada honroso y heroico escenario de un burdel (donde los oficiales ebrios persiguen a las prostitutas), Petersen los lleva en la siguiente secuencia al muelle (reconstrucción idéntica a los que construyeron los alemanes en Francia siendo el más sobresaliente el de Saint Nazaire) donde está fondeado el U96 –un UBoot tipo VII-, cuya reluciente presencia provoca en el corresponsal de guerra –por el cual el espectador conoce la historia el anhelo de ver “auténticos héroes alemanes”. Con gran meticulosidad el director ilustra todo el proceso de carga y aprovisionamiento de la nave, con unas imágenes rigurosas –resueltas con un acertado travelling a lo largo de todo el interior del submarino que muestran el ambiente en el que durante toda la misión iban a ocupar unos “héroes” que embarcan pulcros y terminan la misión con barba y llenos de suciedad. Petersen reconstruye el hacinamiento de comida y pertrechos en cada rincón útil de la nave, el retrete lleno igualmente de comida, las literas que se ocupaban por turnos, los torpedos engrasados, etc.; en definitiva, todo el claustrofóbico espacio –auténtico microcosmos que era el hogar –y en muchas ocasiones la tumba de las tripulaciones submarinistas.

La partida del submarino y el comienzo de la misión12 da paso a la recreación fílmica de un tiempo y un espacio capaces de absorber al espectador, ya que estas coordenadas son plasmadas en el submarino con ligeros movimientos de cámara y gran abundancia de planos fijos y primeros planos que autentifican la sensación de claustrofobia. Para acrecentar aún más esa sensación recurre a un uso del sonido dotado de gran protagonismo; así, el ruido del agua en las inmersiones, los matices metálicos en el interior de la nave, el crujido del casco por efecto de la presión y el amenazante y monótono eco del sonar crean un mundo agobiante del que realmente escapa el aire.

En el film se presenta de igual manera la táctica de ataque de manadas de lobos13empleada por la Uflotte y que tan efectivo hizo el trabajo de las tripulaciones, el cual arrojó el siguiente saldo:

 

Período

Hundimientos (en Tn)

Septiembre 1939 – Junio 1940

2.300.000

Julio 1940 – Diciembre 1940

2.500.000

Enero 1941 – Junio 1941

2.900.000

Julio 1941 – Diciembre 1941

1.400.000

Enero 1942 – Junio 1942

4.100.000

Julio 1942 – Diciembre 1942
3.600.000

Fuente: El mundo en Guerra: “Manadas de lobos”. Thames Television, 1980

 

Las secuencias bélicas de la película están construidas con gran acierto y realismo, destacando la cacería entre el submarino y un destructor británico, resuelta por Petersen con grandes dosis de suspense, efecto que logra por medio de un uso diegético del sonido producido por la progresiva cercanía del sonar, la gran baza con la que contaba la Home Fleet en su lucha contra los submarinos de la Kriegsmarine, así como unos efectos especiales espectaculares por medio de los cuales parece realmente que el submarino se va a desgarrar por las explosiones de las cargas de profundidad.

Con todo, es la secuencia en la cual el submarino remata a un mercante inglés la que ofrece un discurso antibélico excepcionalmente construido. La secuencia muestra lo siguiente: en plena noche, el submarino emerge y se acerca el mercante que horas antes ha torpedeado y que aún se mantiene a flote envuelto en llamas. Tras disparar unos torpedos para rematar a la presa, los tripulantes observan horrorizados como todavía quedan marineros a bordo del barco victima y como perecen envueltos en llamas y se hunden en un mar también cubierto de combustible ardiente. Estas imágenes ofrecen un discurso que hasta el momento se había eludido siempre en los films de este subgénero, ya que las victimas nunca aparecían y se transmitía la idea de una guerra limpia en la que sólo morían los enemigos dentro de un discurso netamente maniqueo.14 En definitiva, la crueldad de la guerra no solo se hace patente desde el lado atacante, sino que los defensores también contribuyen a la destrucción al dejar desprotegidos y a bordo del navío herido a la tripulación.

Un episodio aparte en la narración lo supone el cambio de rumbo del submarino que ha de abandonar el Atlántico Norte para adentrarse en el teatro de operaciones mediterráneo y operar desde la base italiana de La Spezia, lo que motiva que tengan que pasar en primer lugar por un puerto neutral en España y más tarde por el Estrecho de Gibraltar (“La mejor forma que nos maten” expresará uno de los protagonistas).

Es interesante prestar atención a la secuencia española, ya que ilustra un tema bastante complejo como es el de la neutralidad española. Si bien con respecto a España, “Hitler acabó por dejar de contar con ella como miembro efectivo de la empresa del Eje después de la supresión de la Operación Félix (ocupación de las Islas Canarias, Norte de África y Gibraltar) a finales de 1940”15, lo cierto es que el territorio español estaba al servicio de los intereses de Hitler:

Aviones y submarinos alemanes repostaban en puertos y aeródromos españoles. Se bombardeaba Gibraltar desde bases andaluzas, barcos de guerra italianos fondeaban en las Islas Baleares [...] Tánger fue españolizado [...] y en esa ciudad se establecieron la Gestapo y los servicios de inteligencia alemanes para todo el norte de África.16

En consecuencia, no es casual que en la película el submarino entre en el puerto de Vigo navegando en superficie y fondee al lado de un mercante germano –en terminología de los marinos: una “vaca lechera”–, en el cual se les suministra todo tipo de víveres y munición antes de continuar su travesía. Destaca, también, el recibimiento que la tripulación del mercante ofrece a la oficialidad del sumergible y la actitud burlona de los veteranos combatientes frente al servilismo de los anfitriones17

 

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NOTAS Y REFERENCIAS

12 El modus operandi representado en la película de Petersen refleja con el realismo propio de todo el film la realidad de las misiones de los UBoot, ya que a cada uno se le asignaba “una zona de patrulla antes de salir de la base, un cuadrante que debía cuartear una y otra vez durante un período de varios días (dos o tres semanas), a la espera que apareciese una potencial victima” en http://rosavientos.host.sk/article.php?sid=24

13 La táctica de la manada de lobos fue una idea aportada por Doenitz. Consistía en reunir varios submarinos en torno a un grupo de buques mercantes y tras perseguirlos durante el día efectuar un ataque nocturno desde distintas posiciones. El ataque se efectuaba “en superficie a toda máquina (16-18 nudos para los primeros submarinos), debido a que el submarino, por su bajísimo perfil y que por encima del agua apenas sale algo mas que la torrecilla del puente [...] cuando ha conseguido una ventaja suficiente, se situaba en la trayectoria del objetivo” http://rosavientos.host.sk/article.php?sid=24

14 James Berardinelli reflexiona sobre esta idea en www.movie.reviews.colossus.net/movies/d/das_boot.html como sigue: “Naval battles often seems like the cleanest sort of warfare, with targets distanced from their attackers by fathoms of water and hits registered as blips on a screen. Das Boot effectively disples that illusion when the men aboard the submarine are forced to look on helplessly while the survivors of a ship they destroyed die by fire and water”

15 TOYNBEE, A: La Europa de Hitler. Madrid: Sarpe, 1986, p. 71.

16 Armando López Salinas: “Política exterior franquista y la Segunda Guerra Mundial” http://er.users.netlink.co.uk/biblio/ibarrurri/armando.htm

17 Durante la secuencia se observa una actitud irónica por parte de los oficiales frente a sus homólogos de la Marina Mercante, el gesto más representativo es la contestación que uno de ellos da a la pregunta “-¿Que se siente bajo el agua cuando el enemigo está arriba esperando? –Está oscuro”