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Un momento de máxima tensión se produce cuando el submarino tiene que pasar el Estrecho de Gibraltar. La maniobra que se realiza por superficie termina dramáticamente cuando un caza de la RAF ataca a la nave y ésta comienza a hundirse vertiginosamente, situación que Wolfgang Petersen recrea de nuevo con gran acierto de un uso cabal de los efectos especiales (construidos por medio de primeros planos de los protagonistas alternados con planos detalle de remaches que saltan, bombillas que estallan, y el histérico sonido de la presión sobre el casco). Magistral es también la larga secuencia de espera en el fondo del lecho marino, tiempo en el que los marinos intentan reparar el sumergible mientras se agota el oxigeno; todo ello remarcado por el “tic-tac” de un reloj que martillea la escena y al espectador que logra entrar en la situación presentada por Petersen. La agobiante sensación del tiempo que transcurre lentamente a bordo de la nave la consigue recrear el director con dilatados primeros planos y planos medios –creando un espacio fílmico reducido y con una estudiada simultaneidad narrativa que logra por medio de mostrar acciones que coexisten en el mismo campo, gracias a las posibilidades de la profundidad de campo.

Finalmente, tras permanecer cinco horas hundidos, la nave logra salir a flote y tras una eufórica travesía –que el director sonoriza con el “It's a long way to Tipperary”, el submarino entra en el puerto de destino. No obstante, no puede eludir su destino, propio a una coyuntura bélica, y es atacado y hundido por cazabombarderos británicos. Junto al final del buque, muere parte de la tripulación y el propio comandante de la misma.

 

Stalingrad (Stalingrado,Joseph Vilsmaier, 1993)

Cincuenta años después de que concluyera la desastrosa experiencia del VI Ejército alemán en la batalla de Stalingrado, el cineasta alemán Joseph Vilsmaier presenta una producción en la que reflexiona no solo sobre el destino de los hombres que componían el ejército a las ordenes de Paulus, sino también sobre el drama de la población civil que se vio atrapada entre dos colosos que se enfrentaban en un frente de más de 50 km caracterizado por la dureza de los combates callejeros.

El film de Vilsmaier, basado en la novela homónima de Christoph Fromm, narra la corta historia de un grupo de asalto de la Wehrmacht, compuesto por hombres de diferente extracción social que se ven inmersos en una situación que los supera y les hace reflexionar –desde muy diversas posturas ideológicas sobre su condición desde el optimismo de los éxitos iniciales hasta el pesimismo y la desazón del amargo final de la derrota. Hay que señalar que en el film de Vilsmaier se aprecia la influencia de otro clásico del cine bélico germano: Stalingrad, Hunde wollt ihr ewige leben? (Wisbar, 1958) adaptación de la novela homónima de Fritz Wöss18.

La narración comienza en una playa adriática de Italia, donde un grupo de infantería descansa tras los combates en el Norte de África. Si bien el primer punto de interés lo supone el traslado en tren hasta el Frente Oriental, en esta secuencia se asiste a la toma de contacto entre el Oberleutnant von Witzland, perteneciente a una familia de rancia tradición militar, y el Unteroffizier Rohleder, el obrero que ha sido incorporado a filas y que cumple su tarea a la perfección. Precisamente Rohleder encarna al alemán que ha creído las promesas del partido y sus jerarcas, no en vano asomado a la puerta del vagón increpa a los campesinos rusos para que trabajen más rápido y concluye con un “después de la guerra cada uno recibirá territorio”. En esta frase se encierra por un lado la idea de victoria rápida que esgrimía el OKW, realidad en las rápidas campañas de la Blitzkrieg en Occidente durante el año 1940, pero que en el caso del frente ruso se encontraba estancado en el segundo año de campañas estivales y que ya había sufrido un revés con el fracaso de la toma de Moscú. Por otro lado, la frase muestra cuál era el plan del Régimen nazi con respecto a los territorios del Este, y que se habían sistematizado en el Plan Oldenburg, gestado por el ministro Backe, el Reichsmarshall Göring, y el Reichsführer Himmler. En esencia, el Plan preveía la división de la Unión Soviética en cuatro unidades económicas: Leningrado, Moscú, Kiev y Bakú. El administrador y garante de que el Plan se llevara a la práctica no era otro que el ideólogo nazi Alfred Rosenberg, quien podía actuar con cierta libertad y responder únicamente frente al Ministerio de Economía del Reich. La propaganda organizada en torno a este proyecto “continuamente exhortaba a los jóvenes y a los campesinos para que emprendiesen la tarea de crear una Bauernwall, un muro de labradores, contra el bolchevismo en los territorios orientales”19, y que el propio Hitler defendía como la causa del expansionismo hacia el Este:

Del sur de Ucrania, particularmente de Crimen, haremos una colonia exclusivamente alemana. No me dará mucho trabajo dispersar a sus actuales pobladores. El colono alemán será el soldado campesino […] El Reich pondrá en manos de los que sean hijos de los cultivadores una granja completamente equipada. El suelo no nos cuesta nada, no tenemos más que construir la casa.20

 

Esta colonización21 que debería seguir a las tropas alemanas en su avance por Rusia tenía como objetivo asegurar el abastecimiento del Reich alemán y se contaba con “obtener siete millones de toneladas métricas de grano al año”22 . No obstante, los reveses que acompañaron el inicio de la Operación Barbarroja determinaron que fuera el propio OKW el encargado de tutelar la producción y las cuestiones económicas, poniendo en práctica un sistema de explotación propio de edades pasadas y que contaba con el beneplácito de Rosenberg:

Alimentar al pueblo alemán es el principio de los objetivos alemanes de este año en el Este. Los territorios de Rusia meridional deberán proporcionarnos el necesario complemento a la dieta alimenticia del pueblo alemán. No hay absolutamente ninguna razón para sentirse obligados a alimentar también a la población rusa con la producción excedente de esas regiones.23

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NOTAS Y REFERENCIAS

18Edición castellana de la obra de Fritz Wöss: Perros, ¿queréis vivir eternamente? Barcelona: Ediciones G.P., 1965.

19 Toynbee, op. cit. p. 63.

20Las conversaciones privadas de Hitler. Barcelona: Crítica, 2004, p.12.

21 Esta idea era ampliamente difundida por la Propaganda de Goebbels, tal y como aparece en el siguiente ejemplo de Signal: “La historia no se repite: Hitler–Napoleón” (Signal , núm. 23-24, diciembre 1941), p. 48: ”A veces casi directamente con las fuerzas combatientes, casi siempre pisándole los talones, marcha todavía otro ejército, compuesto de trabajadores y mandado por ingenieros. Este ejército en el que están reunidos la Organización Todt, el Servicio del Trabajo del Reich, la Organización para manutención de los Servicios Públicos y tropas Técnicas, y en el que se encuentran toda clase de obreros especialistas, es inconcebiblemente grande. Cada kilómetro de este espacio conquistado es reconocido inmediatamente por este segundo ejército de trabajadores, por lo que respecta a las posibilidades del aprovisionamiento y repuesto, y arreglado para el envío de refuerzos y provisiones”

22 MILWARD, A: La Segunda Guerra Mundial. (1939–1945). Barcelona:Crítica, 1986, p. 303.

23 VV. AA. Op. cit., p. 99