Lo que iba a contar: he hecho muy pocas películas porque para hacer una película he tenido que recuperar el dinero, cuando lo he recuperado, y si no ganarlo para superar las pérdidas o para compensar las pérdidas, y he tenido que hacer la siguiente...Y me dicen a continuación: "¡Pero es que se parecen muy poco unas a otras!", y en esa pregunta desespero. Primero, ¿por qué no se parecen? Porque he hecho muy pocas y a veces han pasado hasta nueve años de película en película. Como siempre ha pasado tiempo, pues yo las películas digamos intermedias no las he hecho, las que han supuesto un puente accesible para pasar en una filmografía normal de un título a otro, no las he hecho. Entonces, ¿qué ocurre? Que esas faltan. Entonces las películas van a saltos porque no está relleno el cauce que va de unas a otras… En segundo lugar, porque yo no conozco un amante de la música, o de la literatura, o del cine, que por mucho que le guste Mozart o Kafka, llega un momento en que ese día no le apetece Mozart, o ese día no le apetece Kafka. Todos hemos pasado etapas: "Sí, yo he descansado un poco de Mozart, o de Beethoven", porque les apetece otra cosa, bueno, por la fisiología... les apetece cambiar por mucho que admiren a ese artista. Pues a mí me pasa lo mismo. Además de que no he hecho las películas de en medio, a parte de eso, yo por ejemplo la última película que hice fue hace tres años, dicho sea de paso, yo siempre me quiero engañar a mí mismo ¡si he hecho una película hace muy poco! Y es mentira, hace tres años, y vaya... Porque no encuentro un productor, porque ya no quiero producir más -eso se me ha olvidado decir antes-. Ya soy muy mayor, estoy cansado, y ya no soporto la batalla con los bancos, la batalla con los distribuidores. Yo quiero estar en mi casa, con un teléfono al lado, y que haya un señor que me llame y me diga "oye, Jose Luis, ¿quieres hacer una película conmigo!". "Encantado, ¿qué película? "No, no, la que digas tú!". En mi caso no, pero hay directores que sí, que les pasa...
La última película mía (Leo) se vio muy poco. Pero tal vez fue un éxito estético, artístico, ganó muchos premios y muchas cosas, y a mí me compensó, eso me compensa; lo siento mucho, pero me compensa, y estoy dispuesto a pagar un precio por eso. Cuando yo disfruto de algo... no solamente de alguna cosa que haya hecho yo, eso me pasa menos, pero cuando veo una película soy tan insensato en mi arrebato que veo una película de Fritz Lang, que me gusta mucho, o de John Ford, o de Hitchcock, de quien sea, entonces soy tan imbécil que pienso "en esta sala no hay nadie que entienda por qué ha hecho esto". Y es más, soy tonto y pienso "porque esto solo lo ha hecho pensando en mí". Evidentemente que eso es un disparate, pero es igual que cuando una persona te mira y dices: "¡A ésta me la he camelado!". Pero no, te mira simplemente porque estás ahí delante. Pero tú interpretas... Entonces hay momentos que lo compensan todo.
