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En cualquier caso, el tratado no prosperó y tuvo que ser anulado en 1761, reinando ya Carlos III (y muerta ya Doña Bárbara de Braganza) 31, mediante el Tratado del Pardo, lo que no deja de ser una ironía dado el trágico destino al que se sometió a jesuitas y guaraníes para nada. La Colonia del Sacramento sería conquistada después por las armas de Carlos III en dos ocasiones. En 1763 por el propio Cevallos (al que se había acusado de tibio con los jesuitas y guaraníes en España 32) y, devuelta entonces por la pérdida de La Habana, volvió a ser nuevamente conquistada (en esta ocasión de modo definitivo) en 1779.

Con respecto a la orden, es suficientemente conocida su expulsión de Portugal (1759), Francia (1764) y España (1767). Sin embargo, estos hechos, aunque importantes para la comprensión completa del argumento, no aparecen reflejados en La misión. El filme se centra en el conflicto Iglesia-Estado, utilizando como excusa el problema de las reducciones. Pero elude "posiciones radicalmente maniqueas -poder espiritual bueno frente a poder temporal malo- abogando por un final abierto y por una lectura del conflicto más compleja" 33. Mezcla con sabiduría el alegato a favor de las misiones y los jesuitas con algunas pinceladas interesantes y aparentemente casuales sobre la compañía. Así, en plena catarsis tras la redención de Rodrigo, se expone la doctrina paulina entre imágenes alegóricas que nos trasladan a un Edén en la tierra:

Si tuviere tanta fe como para mover montaña, mas no tuviere caridad, nada soy. Y si repartiere todos mis bienes y si entregare mi cuerpo para ser abrasado, mas no tuviere caridad, ningún provecho saco. La caridad es sufrida, es benigna. La caridad no tiene celos, la caridad no se pavonea, no se infla. Cuando yo era niño, hablaba como niño, sentía como niño, razonaba como niño. Cuando me he hecho hombre, me he despojado de las niñerías. Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, las tres. Mas la mayor de ellas es la caridad". (Cfr. 1 Corintios, 13, 2-8).

No obstante, seguidamente, durante la ordenación, el Padre Gabriel incidirá en que deberá obedecerle como a "un gobernante en jefe". Esta filosofía lindante a lo militar se demuestra en toda su crudeza tras la ofensa de Mendoza a Cabeza. Mendoza debe excusarse con el español por acusarle de esclavista, todo un ejercicio de tragaderas teniendo en cuenta que Mendoza había trabajado como mercenario y traficante de esclavos para el mismo. El Padre Gabriel es inflexible en este punto y obliga a Rodrigo a pedir disculpas: "No somos miembros de una democracia, hermano. Somos miembros de una orden".

Con todo, la valoración de la labor jesuita es positiva 34. La idea de que las misiones eran un paraíso en la Tierra se maneja continuamente en el filme. La música de Morricone (una de las virtudes más celebradas de la misma) acompasa a la perfección los momentos de clímax y las necesidades "emocionales" del espectador en cada momento 35. La vida en la comunidad se presenta con tonos idílicos al son de la misma. Los niños cantan como ángeles; los jesuitas educan con eficacia a los indios, capaces de aprender a construir violines, por ejemplo; los trabajos de la comunidad se reparten en igualdad de condiciones, como las ganancias -¿un guiño contra el capitalismo?-; la higiene es la norma; la religiosidad es sincera. Y la defensa verbal del Padre Gabriel no deja de abundar en la misma línea, reflejando la diferencia de mentalidad entre la iglesia "americana" y la "europea":

Padre Gabriel: (...) las misiones son el único refugio que les quedan a los guaraníes. Sin el refugio que les proporcionamos según las leyes españolas, los indios no tendrían protección contra la esclavitud. Ahora vienen a nosotros por propia voluntad.

Padre Altamirano: ¿Seguro?

P. G.: Preguntadles a los guaraníes. Nueve décimas partes de lo que ganan revierten a la comunidad.

P. A.: P. Gabriel, ¿qué cree Vuestra Merced que está en juego?

P. G.: Creo que es la obra de Dios lo que está en juego.

P. A.: No. Lo que está en juego es la propia existencia de la orden de los Jesuitas. Tanto aquí como en Europa. Y le aseguro padre Gabriel que los tribunales de Europa son una selva que, comparándola con la de aquí, ésta no es más que un jardín bien cuidado.

P. G.: Pero, Eminencia, ¿ha de ser eso un obstáculo?

Este último matiz no es baladí, ya que en las fechas del rodaje y estreno del filme es muy importante "el candente enfrentamiento en América central entre los partidarios de la teología de la liberación y los sectores más conservadores de la Iglesia, entre los jesuitas y ciertos miembros de la jerarquía eclesiástica con el poder civil" 36. Una nueva teología que: "es reflexión, actitud crítica. Lo primero es el compromiso de caridad, de servicio. La teología viene después, es acto segundo" 37.

La implicación del equipo de Joffé en este aspecto no deja lugar a dudas. Daniel Berrigan, jesuita amenazado con la excomunión por sus creencias, actúa en La misión representándose a sí mismo. Es uno de los padre jesuitas que siguen al Padre Gabriel. Sus declaraciones son muy ilustrativas de lo que se pretendía con el filme:

Me afectó mucho porque acababa de estar en América Central con los jesuitas de Nicaragua y de El Salvador y con gran sufrimiento y sorpresa conocí la realidad de esa iglesia y especialmente la de los jesuitas (...) yo creo que el conflicto de la película no ha acabado y quizá nunca acabe. La cuestión es cómo te comportas como ser humano y cristiano en una época tan violenta, sobre todo si tu trabajo peligra como hoy, en América Central 38.

El guión de Robert Bolt explora ese dilema entre la fidelidad a la institución o la fidelidad a la gente a la que se sirve. Un dilema similar al que exploró anteriormente en A Man for all Seasons, al estudiar la figura de Tomás Moro, pero con una resolución menos simple: "What happens, though, when the betrayers of the Church -by which I mean, as the Catechism puts it, "the people of God" - turn out to be men in Church authority? It's a more complicated situation39.

No extraña pues que el filme termine con estas palabras:

The indians of South America are still engaged in a struggle to defend their land and their culture.
Many of the priest who, inspired by faith and love, continue to support the rights of the indians, for justice, do so with their lives.

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NOTAS Y REFERENCIAS

 

31. Como ejemplo de las lindezas que se escribieron en España a su muerte sirva este pasquín: “Bárbaramente comió, / bárbaramente cagó, / bárbaramente murió, / bárbaramente testó”, recogido en EGIDO, T., Sátiras políticas de la España Moderna, Madrid, 1973, p. 248.

32.El propio primo del ministro, D. Eduardo Wall, comandante de los dragones enviados con Cevallos, se pregunta en 1759: “No sé qué mira puede tener S. Ex. en proteger, atender y ser indulgente con los malhechores y disputar, mortificar y alejar de sí a los oficiales”, concluyendo: “En todo este tiempo no se trataba otro asunto que el de hacer cumplir la Real Voluntad en estas tierras y decantar a los jesuitas como principales óbices o contrarios a ella, despreciando los apasionados de estos con simulación, la que, presto seguía dándoles su Ex. La satisfacción de no hacerse caso sino de ellos al mismo tipo que se buscaba modo de disputar y alejar a los demás, celosos servidores del Rey”, Eduardo Wall a Ricardo Wall, 31 de octubre de 1759, Archivo General de Simancas (en adelante A.G.S.), Estado, 7.429.

33. MARTÍNEZ GOMIS, op. cit ., p. 396.

34. “El film no aborda aspectos criticables sobre la actuación de los jesuitas sobre los indios, es todo un alegato a favor de su actividad”, CASCÓN BECERRA, op. cit., p. 44.

35. Morricone tuvo que componer la música una vez montada la película. Una de las melodías debió de obtenerla a partir de los movimientos de dedos que Irons hacía en una de las escenas. No disponemos de espacio para analizar con mayor profundidad la obra de Morricone o la de Edelman y Jones en El último mohicano. Merecen, no obstante, alguna mención. En La misión “el guión literario cede su protagonismo, casi por completo, a la imagen visual y sonora gracias a la interacción de los múltiples códigos de estos dos elementos del discurso audiovisual, sin que en ningún momento la narración cinematográfica precise de más aportaciones literarias, lo que le concede a la película un clima especial, idealizado. Asistiremos a la contemplación de largos fragmentos en donde imagen y sonido sustituyen por completo al texto en off y al texto hablado”, TÉLLEZ CENZANO, op. cit ., 1997, p. 5. Esta característica también se da en El último mohicano. En la larga catártica escena final, la de la muerte de Alice, Uncas y Magua, asistimos al mismo recurso de sustituir el texto por la propia expresividad de la imagen y, sobre todo, la música.

36. MARTÍNEZ GOMIS, op. cit. , p. 395.

37. GUTIÉRREZ, G., Teología de la liberación: perspectivas, Lima, 1971, p. 28. Sobre la teología de la liberación, ver CERUTTI GULDBERG, H., Filosofía de la liberación latinoamericana, México, 1992.

38. Estas declaraciones proceden de la edición española en DVD de La misión, aparecida en 2003. Se contienen en el documental titulado Omnibus.

39. DREHER, R., “Mission statement. Spiritual relief on video” en NationalReviewonline, 6 mayo 2002, http://www.nationalreview.com/dreher/dreher050602.asp .