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2.
La función motivadora
En
el caso de la función motivadora, "el interés del
acto comunicativo pasa a concentrarse en el destinatario, buscando
alcanzar de alguna manera su voluntad para aumentar las posibilidades
de un determinado tipo de respuesta" (FERRÉS, 1996: 48).
Por si solas, las películas históricas comerciales tenden
a ser motivadoras, ya que, en general, fueron producidas por una industria
que analiza el mercado. Sus productores saben que, para vender sus
productos, deben usar todos los artificios útiles al atendimiento
de las necesidades sicológicas del público (eso puede
convertirse en un problema, como se verá más adelante).
Son factores de motivación que deben ser tenidos en cuenta
en el momento de la elección de las películas históricas:
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2.1.
Filmes apropiados a la edad de los alumnos
En
la selección de películas, el profesor debe aliar la actividad
educativa con el placer (ellas no son, como normalmente se piensa, dos
instancias incompatibles), además de dar preferencia a ritmos,
enfoques y lenguajes adaptados a la edad de los alumnos.
Cuando se trabaja con alumnos más jóvenes, por ejemplo,
la cuestión del ritmo del filme es muy importante. El ritmo es
dado por la dinámica del guión, duración media
de los planos y por el "calor" de la banda sonora. La suma
de estos elementos hace que las películas queden más lentas,
despaciosos, o más movimentadas. Planos rápidos, cortos,
refuerzan la acción, dan movimiento a una secuencia, mientras
que planos más largos, más lentos, refuerzan el intimismo,
la caracterización psicológica de los personajes. Los
jóvenes poseen gran propensión a la dispersión.
Películas de ritmo acelerado prenden más su atención,
pudiendo ser, por eso, más útiles para la enseñanza
porque son más motivadoras.
Hay profesores que llevan demasiado en serio esa necesidad de agradar
a los alumnos, ubicando este elemento en primer lugar en el momento
de decidirse por una película. El ímpetu de usar filmes
que agraden hace que los profesores caigan en la trampa de la banalización.
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2.2.
El punto de vista de los filmes
Un
mismo tema histórico puede ser presentado bajo diversos enfoques.
Por ejemplo, hay películas que muestran la ascensión del
fascismo en Italia desde el punto de vista de las clases rurales. Por
eso, si enseñamos para trabajadores rurales, tal vez sea más
interesante adoptar esta película en lugar de cualquier otra. Hay
filmes que valorizan el punto de vista de los jóvenes o de los
chicos sobre el mismo fenómeno - el fascismo. Otros lo presentan
bajo el enfoque de la clase obrera. Será factor de motivación
y propiciará mayor valor a la función investigadora (como
veremos a continuación) la elección de películas
con las cuales los alumnos vengan a identificarse, porque vivencian ya
situaciones similares, transitan con mayor desenvoltura en aquella subcultura,
dominan elementos específicos del lenguaje.
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2.3.
Peculiaridades relativas a la produción de filmes
El profesor, para motivar a sus alumnos, debe de presentar los filmes
haciendo referencia a cualidades que ellos eventualmente posean, aunque
tales cualidades no sean de interés histórico. El gran
desempeño de un actor famoso, una escena antológica, efectos
especiales sorprendentes, curiosidades relacionadas con su producción,
posibles innovaciones del lenguaje, la luminosidad de la banda sonora
pueden hacer que los alumnos se sientan más motivados para asistir
a la película y presten más atención a las actividades.
La presentación de una película ciertamente es factor
de motivación. Por esto, todas sus cualidades, incluso las extra-históricas,
merecen atención en el momento de la selección de las
películas.
3.
La función investigadora
Joan
Ferrés presenta la función investigadora del vídeo
como el trabajo de los alumnos, que salen con la cámara registrando
fenómenos de la realidad circundante para "desentrañar
su mecanismo" (FERRÉS, 1996: 57). Es una especie de búsqueda
de datos para análisis posterior, una complementación
de la observación directa, que se hace con la ventaja de la repetición
ilimitada del fenómeno.
No es ésta la comprensión de la función investigadora
del vídeo que se debe adoptar cuando se desea referirse a la
fruición de la película. Los filmes históricos
comerciales deben ser más o menos útiles al desarrollo
de una postura investigadora por parte de los alumnos, pero no a través
de la operación de la cámara, sino a través de
las posibilidades de interacción entre el espectador y la obra.
Una interacción que permita la adopción de una postura
activa y crítica del alumno delante de su objeto de estudio,
como veremos a continuación.
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3.1.
Nivel de abertura de la obra
Para
Umberto Eco, las auténticas obras de arte poseen una naturaleza
fundamentalmente ambigua, trayendo en sí una infinidad de significados
a ser interpretados con relativa libertad por los espectadores. Eso
es la abertura de la obra. Realizada por su autor con determinada intención
comunicativa, la obra alcanza un resultado final que jamás llega
a representar fielmente todo lo que estaba siendo el proyectado por
él. Además, el resultado final no está en la obra
en sí, sino en los momentos de fruición de la obra, que
son vivenciados por los espectadores. Cada mirada que se dirije a la
obra representa una nueva realización, única, individual,
dado que estas miradas son determinadas por las sensibilidades particulares
que, a su vez, son moldeadas por gustos, preconceptos, tendencias y
una gama de sentimientos, de estados afectivos específicos y
anteriores a la experiencia (ECO, 1968). Eso, sin desconsiderar que,
en la recepción estética, hay un fuerte componente sociocultural
que se revela en formas específicas de comprensión de
las obras adoptadas por las clases sociales y grupos culturales.
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Pero
¿de que forma esta teoría, planteada en el campo de la
Estética, puede relacionarse con el desarrollo de una postura
investigadora de los alumnos delante de películas históricas
comerciales?
Los filmes históricos comerciales también son obras de
arte y poseen las características descritas, pudiéndose
configurar como obras más o menos abiertas. Este nivel de abertura
puede incidir sobre las posibilidades investigadoras de los alumnos
delante de la película y sobre el método a ser utilizado
por el profesor. Aquí serán considerados tres niveles
de abertura de la obra cinematográfica: las obras relativamente
cerradas (dado que toda obra posee, siempre, algún nivel de abertura),
obras abiertas y obras excesivamente abiertas.
a. Obras relativamente cerradas
Películas
concebidas conforme a una narrativa clásica, extremadamente didácticas
en su exposición, que tienden a emitir una versión completa,
acabada, definitiva de los eventos históricos, que tienden a
ser cerradas a interpretaciones personales. Los personajes parecen cumplir
una misión histórica preestabelecida, siendo movidos por
su destino heroico o villano y no por las incertidumbres, por la indefinición,
que traspasan los grandes acontecimientos históricos. Predominan
los clichés, los lugares comunes, las fórmulas consagradas
de lenguaje. Películas así, relativamente cerradas, suelen
no dar muchas oportunidades para la participación creativa del
espectador, incitándole a la pasividad ya que no le instigan
el pensamiento.
En la elección de las películas históricas comerciales
que se utilizará en clase, los profesores deben tener en cuenta
el hecho de que las películas relativamente cerradas pueden ser
utilizadas en clase, pero requieren una mayor intervención del
profesor en la dirección del proceso enseñanza-aprendizaje.
En esas películas, pocos son los elementos de inquietud presentes,
donde sea necesario que el profesor dirija el proceso más de
lo deseable. El profesor debe seleccionar los filmes de modo tal que,
delante de las cintas elegidas, el propio alumno venga a formular las
problematizaciones y elaborar un juicio personal sobre la película.
El cierre de la obra no lo favorece.
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b.
Obras abiertas
Las
películas históricas abiertas son aquellas que posibilitan
un diálogo entre el espectador y la obra. Incluso conociendo
de antemano toda la trama histórica que se mostrará en
la pantalla, el espectador/alumno llega, en algún momento, a
sorprenderse. Un movimiento de la cámara, una angulación
inusitada, un titubeo del personaje pueden provocar interpretaciones
la mar de diversas. Los diálogos pueden chocar contra la tesis
central del autor, porque sean ambiguos, porque la tesis es ambigua,
porque el mundo es ambiguo. Cabe al espectador interpretarlas. Delante
de los huecos, de las ambigüedades, de la carencia de respuestas
evidentes, el espectador es llamado a participar, confiriendo sentido
a lo que ve.
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