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Pero el film intenta ser tan correcto que no cae en excesos, ni banaliza el mal ni tampoco lo analiza en profundidad, no sabemos el porqué de semejante actitud, sólo sabemos cómo, los medios de esta locura, la manera en que se gaseaba a los condenados engañándolos, en el arquetipo que todo espectador ya conoce o debería conocer de antemano -pero no por ello menos logrado-, o la manera en que procedían a la hora de conducir a los hombres y mujeres a las cámaras, y su tratamiento posterior, recoger sus cuerpos sin vida y trasladarlos a los hornos crematorios. Una descripción bastante gráfica señala: "Se extinguían los últimos gritos. Se conectaban los aspiradores y el comando especial, compuesto por judíos que también terminarían en la cámara de gas, con las botas y cámaras antigas puestas, volvían a abrir la cámara. Los muertos, ahora sólida masa, se separaban con ganchos y cuerdas, para proceder al saqueo de los dientes, el cabello y las gafas. Después los cadáveres se enviaban a los hornos crematorios (...)" 3. Este proceso era conocido como Sonderhanddlung, lo que es lo mismo, tratamiento especial (eufemísticamente denominado).

Lo sorprendente es el punto de vista de los protagonistas, presos privilegiados pero que también tienen que morir -ellos lo saben-, por lo que deciden dejar fuera de servicio tres hornos crematorios, reuniendo en secreto armas y pólvora -con la colaboración de las mujeres del campo que trabajan en una cercana fábrica de munición-. Tras una breve lucha contra sus carceleros nazis, antes de ser asesinados con un tiro en la nuca, logran parte de su propósitos inutilizando los hornos. Pues se revelan, no para lograr la ansiada libertad y por sobrevivir, sino sabedores de que el alcance de su acción les llevará a una muerte inmediata. Actúan no pensando en ellos mismos, sino en los demás, en las futuras víctimas 4. Quizás, en una reflexión desde lejos, sucedió demasiado tarde, a finales de 1944, cuando el proceso de exterminio había alcanzado su punto más álgido y poco antes de que el campo fuera liberado (hasta el punto de que ni tan siquiera los nazis intentaron reconstruir los desperfectos para ponerlos en funcionamiento de nuevo) 5.


La zona gris es un retrato frío -desprovisto de cualquier sentimentalismo- de lo que fue un lamentable capítulo del exterminio judío. Quizás esta sobriedad tiene un tratamiento casi documental, con la intención de describir el horror sin adornos. Y este tratamiento no pierde ritmo ni interés, aunque las historias secundarias alimentan una composición, como cuando la niña sobrevive al gas pero al final es asesinada, o la cuestión secundaria de las mujeres que consiguen traer desde la fábrica de municiones pólvora, para llevar a cabo los propósitos de la destrucción de los hornos, que se engarza adecuadamente con el resto de la historia. Retrato sincero, poco apasionado, eso sí, por descarnado y puro, ya que podía haber llevado a cabo una crítica más dura y explicativa de lo sucedido. Incluso hay una breve aparición del doctor Mengele que sólo parece un burócrata más de esta maquinaria criminal -sin entrar en detalles de esa crueldad que definió su biografía como médico del campo-.

La película está rodada desde un punto de vista descriptivo demasiado distante y formal, lo que impide que las emociones de los protagonistas fluyan con toda su desenvoltura dramática. También el film recae en algunos errores históricos de bulto que no alteran, de todos modos, la significación moral del Holocausto en la pantalla de cine (como el raparles el pelo después de ser gaseados, o que fueran juntos mujeres y hombres desnudos a las cámaras de gas). Así escribe José Enrique Monterde en Dirigido: "(...) La zona gris quiere reafirmar su verosimilitud como garantía de la entidad dramática de la historia, parece claro que nadie puede discutirle su voluntad de rememoración de unos sucesos que nunca debieran olvidarse" 6.


Ficha técnica

T. O. The Grey Zone. Producción: Killer Films, Millennium Films (USA, 2001). Director: Tim Blake Nelson. Productores: Pamela Koffler y Christien Vachon. Guión: Trim Blake Nelson, según obra teatral y el libro de Miklos Nyiszli. Fotografía: Russell Lee Fine, en color. Diseño de producción: María Djurkovic. Música: Jeff Danna. Montaje: Michelle Botticelli. Intérpretes: David Arquette, Steve Buscemi, Harvey Keitel, Mira Sorvino. Color - 108 minutos.

 

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NOTAS Y REFERENCIAS

3. RUTHERFORD, Ward, Genocidio, San Martín, Conflicto humano, núm. 1, Madrid, 1979, p. 123.

4. Por ejemplo, Mira Sorvino se inmola ante las alambradas para salvar a vida de sus compañeros y el éxito de la rebelión.

5. RUTHERFORD, Ward, op. cit., pp. 147-159.

6. MONTERDE, José Enrique, "Sobrevivir a cualquier precio", en Dirigido, núm. 306 noviembre de 2001.