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Las imágenes cinematográficas y la memoria selectiva de la Guerra Civil Española

El olvido del conflicto armado que dio lugar al régimen de Franco fue uno de los elementos fundamentales para asegurar el éxito de la transición política española, según algunas teorías políticas muy conocidas que no se van a exponer aquí. Desde otras fuentes, sin embargo, se atribuyó esta aparente renuncia al pasado bien al cambio generacional experimentado en la sociedad española de los años setenta, bien a una labor sistemática de las instituciones a favor de un “pacto del olvido”.

Según afirma Vicente Sánchez-Biosca, este tipo de consideraciones relativas al periodo de la transición resulta paradójico: “Que en lo que se refiere a la guerra civil, el debate y los documentos fueron intensos y extensos lo demuestran, por limitarnos al dominio del cine, algunas producciones de estos contradictorios años que, abriéndose al género documental reactivaron, desde muy distintas perspectivas y posiciones ideológicas, el interés por el análisis de la contienda y sus consecuencias”.9

Es innegable que producciones documentales como Canciones para después de una guerra o Caudillo, ambas dirigidas por Basilio Martín Patino y estrenadas en 1977, o La vieja memoria (Jaime Camino, 1977) configuran un nuevo discurso sobre el conflicto bélico de 1936 en el que se cuestionan de manera radical las pautas establecidas durante el franquismo. Sin embargo, se trata de planteamientos alternativos que sólo alcanzan a un público con una formación intelectual y una ideología muy determinadas. Si recordamos que el director de cine español cuyas películas obtienen mejores resultados durante el periodo de la transición a la democracia es Mariano Ozores10 , resulta más evidente aún que el carácter minoritario del público que se interesa en la recuperación de imágenes y la recopilación de testimonios sobre la Guerra Civil que se realizan en los documentales antes mencionados.

Pero, para acabar de evaluar hasta que punto llega el cine en su recuperación de la memoria de la guerra de España en los años setenta, hay que añadir la difusión que llegan a tener en ese momento las películas realizadas durante el conflicto y prohibidas hasta entonces. Es el caso de The Spanish Earth (Joris Ivens, 1937), que logra una importante acogida por parte del público cuando se presenta en octubre de 1977 en el ámbito de la IX edición de la Semana Internacional de Cine de Autor Benalmádena, un festival cinematográfico de planteamientos definidamente alternativos. Y, sin embargo, películas como la mencionada no se estrenan en las salas de proyección comerciales, y, si así ocurre, su permanencia en este tipo de locales resulta muy corta. Otra circunstancia más que sirve para reiterar el eco minoritario que nuevo el discurso sobre la memoria de la Guerra Civil Española que se construye con la llegada de la democracia a este país.

 

 

A todos estos factores hay que sumar la visión intrahistórica que predomina en el cine de ficción realizado sobre el conflicto durante este periodo. Los personajes de películas como Las largas vacaciones del 36 (Jaime Camino, 1976) viven la Guerra Civil en su dimensión más cotidiana, afectados por un desinterés casi absoluto respecto de todo lo que les rodea. De hecho, las circunstancias históricas parecen desarrollarse en un plano distinto al que habitan los protagonistas de estas producciones españolas 11 . Y, en definitiva, si las películas de argumento son los reflejos más fieles del imaginario subjetivo vigente en una colectividad acerca de un acontecimiento histórico, este tipo de películas resultan claramente definitorias de cuál es la memoria colectiva de la Guerra Civil que predomina en la España que sale de los cuarenta años de franquismo.

 

El alcance limitado del cine en el proceso de recuperación histórica que se da los inicios de la democracia puede ser considerado, en cierto sentido, un fenómeno asimilable al uso parcial que se dará a la imagen como reflejo de la memoria colectiva del conflicto en años posteriores. Pero tampoco hay que olvidar que, ya antes de los años setenta, eran pocas las fuentes de las que procedía el material cinematográfico más difundido acerca de los acontecimientos que transcurren en España entre 1936 y 1939.

Por supuesto, el motivo más claro de esta insuficiencia es que fue mucho el metraje rodado sobre la Guerra Civil que se perdió. Su recuperación exhaustiva sólo se inició mucho después y no siempre con éxito12 . En el caso español, además, las circunstancias de la Dictadura franquista motivaron un claro control de las imágenes difundidas acerca del conflicto. Eso sí, fue en la última etapa del régimen cuando se publicó el primer gran estudio referido al tema: el libro de Carlos Fernández Cuenca, en el que, junto al análisis de conjunto, una extensa bibliografía y otros anexos, se incluye también un amplio volumen del material cinematográfico producido tanto en España como en el extranjero desde el inicio del conflicto hasta los años sesenta13 .

Pero la escasa diversidad se repite también en las imágenes sobre la guerra española difundidas en otros países. Sin más precisiones, que podrían ser objeto de otro trabajo, se puede decir que esta parcialidad del material fílmico sobre el conflicto originado y difundido fuera de España puede atribuirse, en buena parte, a los efectos de los acontecimientos españoles en la mentalidad colectiva internacional.

No es preciso recordar las circunstancias de la política de No-Intervención puesta en práctica en el ámbito internacional desde 1936, y la situación en la que queda la II República española como consecuencia de esta iniciativa encabezada por Inglaterra y Francia. Como una especie de compensación, en un intento de imponer una “justicia poética” a posteriori, el discurso sobre la Guerra Civil que reaparece, por ejemplo, en el cine europeo de los años sesenta se plantea de manera monolítica a favor de unos republicanos españoles a los que se pinta con tintes heroicos. Ya había un referente fílmico que fundamentaba la configuración de este planteamiento: la “ilusión lírica” recreada por André Malraux en Sierra de Teruel (1939), uno de los últimos intentos de la República española por reivindicar su causa en el exterior.

 

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NOTAS Y REFERENCIAS

 

9 SÁNCHEZ-BIOSCA, V., Cine y Guerra Civil Española. Del mito a la memoria , Madrid, Alianza Editorial, 2006, p. 246.

10 Una de sus películas más famosas, Los bingueros , se constituye en la producción española más rentable en 1979. Cfr. ROSES CAMPOS, S. y DÍAZ DEL PINO, A., “El cine comercial de la Transición : Mariano Ozores, transmisión de valores y libertad de expresión”, en 25 años de libertad de expresión. Actas del VII Congreso de la Asociación de Historiadores de la Comunicación (CD-Rom), Barcelona, 18-19 noviembre de 2004.

11 Marcel Oms concluye que, en la película de Camino, “la guerre d'Espagne est vécue comme une sorte d'absence collective”. OMS, M., La guerre d'Espagne au cinema. Mythes et réalités , París, Les éditions du Cerf, 1986, p.281

12 La iniciativa llevada a cabo por Alfonso del Amo desde la Filmoteca Española , ya en los últimos años, es la que más y mejor ha contribuido a la recuperación y el conocimiento sistematizado del material audiovisual sobre la guerra de España. El resultado de este trabajo se plasmó en AMO GARCÍA, A. del (ed.) (con la colaboración de María Luisa Ibáñez), Catálogo general del cine de la guerra civil , Madrid, Cátedra / Filmoteca Española, 1996.

13 El último título que se incluye en el análisis elaborado por quien había sido director del archivo fílmico nacional es España otra vez (Jaime Camino, 1968). Véase, FERNÁNDEZ CUENCA, C., La guerra de España y el cine . 2 vols., Madrid, Editora Nacional, 1972.