Las dos películas terminan con unas secuencias análogas de columnas de hombres que saludan con el brazo en el alto la bandera de la España Nacional. La secuencia final de Prisioneros de guerra comienza con un plano general de un grupo de prisioneros, que se corta al primer plano de uno de ellos. Su cara ya figuraba al comienzo de la película. Tal vez se trate del hombre de las madreñas, aunque la fragmentación del cuerpo por el montaje no permite afirmarlo con certeza. El hombre, que inicialmente mira hacia abajo, levanta la cabeza a cámara lenta, la vuelve a la derecha y queda mirando hacia arriba. Enseguida hay un corte y aparece el primerísimo plano de un puño cerrado que se abre, también a cámara lenta, y se estrecha en un saludo nazi con el brazo en el alto (Fig. 3). La secuencia viene acompañada por el texto del narrador que enfatiza los temas de la unidad y el orden, mientras asocia los eventos de la película con la temporalidad escatológica del Imperio:
De las masas proletarias de las multitudes internacionales, hicimos orden y concierto. Desvanecimos el rencor y, como un tullido que desentumece su mano cerrada, estos hombres, abrieron el puño.
Y la hermandad de la mano abierta y el brazo extendido, los recibió con la generosidad que el Imperio español de otro tiempo, tuvo siempre con el vencido. (A.G.A. Cultura, 36, caja 03127, expediente 203)
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Fig. 3: El puño se abre |
Al cortar el primerísimo plano del brazo en el alto, el fotógrafo introduce otras dos secuencias: una serie de brazos en alto, a la que sigue una panorámica de unas interminables columnas de hombres saludando con el brazo levantado (Figs. 4 y 5). La secuencia termina con la imagen de la bandera de la España Nacional ondeando al viento y con el texto del narrador:
Habéis presenciado la vida de los prisioneros, en los campos de concentración. La patria de abre ya, de par en par, para ellos. ¡Esta es nuestra justicia! Mientras una propaganda infame nos creaba enemigos, la España de Franco iba haciendo -de estos enemigos- sus hombres. (A.G.A. Cultura, 36, caja 03127, expediente 203)
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Fig. 4:Los brazos/ La bandera |
Fig. 5:“La hermandad dela mano abierta” |
De esta manera, los creadores de Prisioneros de guerra ponen el punto final a la narrativa que se anunciaba al comienzo de la película. La imagen fragmentada de los pies de un solitario campesino caminando con dificultad sobre la tierra cede lugar a las (igualmente fragmentadas) imágenes de la cara sonriente y del brazo en alto dirigidos hacia el cielo 20 que, a su vez, sugieren mediante el montaje que el campesino de las madreñas ha encontrado una nueva comunidad unida bajo la bandera de la España Nacional.
El tiempo escatológico circular de la nueva comunidad franquista integradora de individuos e identificada con la bandera del Nuevo Estado se hace aún más patente en la secuencia final de la película Raza que, además, proporciona el nombre a esta nueva comunidad. En el lenguaje de Sáenz de Heredia y su equipo, el uso de los encadenados y las sobreimpresiones, con los que el Departamento Nacional de Cinematografía ya había experimentado en las secuencias sobre la forja de los Hombres nuevos de Prisioneros de Guerra, se consolida y se sobrepone al montaje. Como veremos, las dos técnicas de la síntesis ideológica de imagen se habían empleado en el primer cine nazi como instrumentos aptos para transmitir el gran mito de la nueva comunidad. En el lenguaje del cine nazi, los encadenados, los fundidos y las sobreimpresiones se oponían ideológicamente al montaje, ya que servían para tomar el control sobre la dinámica producción de significados en la mente del espectador, quien, según el diseño original del montaje soviético era el único responsable de sintetizar los elementos de información, siempre incompletos, que proporcionaba el montaje. 21
La secuencia empieza cuando Pedro, el antagonista de la obra, reconoce que ayudó a una espía Nacional y se entrega voluntariamente a la justicia de la República, proclamando en clave típicamente fascista el inminente triunfo que España va a alcanzar gracias a los nacionales:
Son ellos, los que sienten en el fondo de su espíritu la semilla superior de la Raza, los elegidos para la gran empresa de devolver a España su destino. Ellos y no vosotros, materialistas sordos, llevarán nuestras banderas hacia el altar del triunfo. Para ellos fatalmente ha de llegar el día feliz de la victoria. (1:36:46-1:37:08)
Mientras dura el monólogo, la cámara se acerca y aparece el primer plano de Pedro mirando hacia arriba, sobre el fondo de una sombra de una cruz que, milagrosamente, no le ensombrece la cara. Es la sombra de una cruz no-diegética que, según Yarza, apunta a los momentos esencialmente fascistas de la película: los momentos en que la reiteración de los símbolos produce el efecto de lo que en la teoría semiótica se llama sobredeterminación , necesaria para detener la libre asociación de significantes y "fijar el orden simbólico” (44).
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Fig. 6: Pedro/Las banderas |
Fig. 7: El fusilamiento/El saludo/Las banderas |