Allá por 1966, se estrenaba en nuestro país una coproducción de curioso título, Kiss Kiss Bang Bang. Este film, dirigido por el italiano Duccio Tessari, tuvo el reclamo de un Giuliano Gemma como émulo de James Bond, además de contar con una productora española como valedora y partícipe del proyecto: la barcelonesa, la espluguenca, Producciones Cinematográficas Balcázar.

Nada en especial que destacar de esta historia de agentes especiales, tramas de espionaje y chicas de buen ver, pero el título del film, sí que me produce cierta curiosidad. Extraído de uno de los tracks de la célebre serie cinematográfica de James Bond, “besos y disparos” sería una alocución perfecta para resumir el trabajo de una compañía que se convirtió, aunque para algunos sólo cuantitativamente, en una de las más importantes de nuestro país.

El presente libro, escrito por dos especialistas como Rafael de España (que, en cierto modo, vuelve a pisar el poblado espluguenc tras su anterior obra Breve historia del western mediterráneo (Barcelona: Glénat, 2004) y el arquitecto y cinéfilo Salvador Joan i Babot, nos lleva a aquellos años y aquel emplazamiento para recuperar la filmografía de una compañía en cierto modo maldita. Maldita por la historia, y por qué no decirlo, por algunos historiadores que han defenestrado el total de su producción a la categoría de ínfimos subproductos; y como suele pasar en estos casos, ni tanto ni tan poco.

Los dos autores han realizado un trabajo excelente que viene a llenar un marcado vacío bibliográfico. En escasas 160 páginas de condensada pero amable información, el libro, respaldado por el Ayuntamiento de Esplugues de Llobregat, es un reconocimiento en papel de aquella prolífera compañía.

Frente a los trabajos más o menos rotundos en torno a otras productoras de la época como la CIFESA de Vicente Casanova, (Cifesa. La antorcha de los éxitos y El cas CIFESA:Vint anys de cine espanyol, obras de Félix Fanés) o IFISA de Iquino (con el reciente trabajo de Àngel ComasIquino, un hombre de cine), esta obra dedicada a P. C. Balcázar completa (casi) el estudio de las cuatro grandes compañías cinematográficas de estas décadas (a la espera de que se profundice en la historia de Sevilla Films) y, en cierto modo, el presente volumen matiza la idea sesgada que se tenía de una empresa dedicada al cine, pero que como veremos, iba mucho más allá de Esplugas City.

El libro, dentro de su división en tres bloques (producción, estudios y filmografía), nos inicia en la producción de la compañía. Una historia que comienza con aquella Catalina de Inglaterra de Arturo Ruiz Castillo estrenada en 1951y finaliza con la perfectamente prescindible La chica que cayó del cielo (1986). Como veremos a lo largo de este documentado y ameno capítulo, el devenir de P. C. Balcázar se verá muy marcado por la ola de coproducciones de finales de los 50 y, principalmente durante todos los 60, será un claro sujeto contextual de la historia de nuestro cine. Ejemplo magnífico de cómo una compañía perdura y se adapta no sólo a las condiciones de mercado (la consecución de créditos para la importación de films americanos de la mano de la nueva Filmax), institucionales (censura) o infraestructurales (la pérdida de los Orphea y la inauguración de los estudios propios), si no, sobre todo, a los gustos del momento -por que no nos engañemos, el cine de Balcázar era un cine eminentemente popular, si exceptuamos los experimentos primigenios de la Escuela de Barcelona-.

De esta manera y como veremos en el libro de una forma ciertamente rigurosa, la compañía se moverá entre el cine de género puro y duro, encabezado por los westerns mediterráneos y los exploited más evidentes -y en algunos casos divertidos- de James Bond. Una época gloriosa para los amantes del cine de género que, poco a poco, se vio defenestrada por la pérdida de calidad debido a la saturación, el referente autoral de las Conversaciones Salamanca y, un poco más tarde, por la elitista ley Miró que en pos de un cine de qualité llevó al ostracismo al (i)reductible mundo del cine de género.

 

La segunda parte del libro se centrará en la creación de una infraestructura propia, suficientemente importante como para relanzar la producción de la compañía, tras el lamentable y ciertamente turbio caso Orphea. Es este capítulo una muestra de la exhaustividad que merece ser reconocida. Datos y más datos que vienen a reconstruir palmo a palmo las nuevas instalaciones de la familia Balcázar.: sus estudios en interiores y la que para muchos era la joya de la corona, el conocido como Esplugas City (un plató de exteriores que reconstruía a la perfección un poblado del Oeste americano, gracias a la excelente labor en el diseño de Juan Alberto Soler). Será la época dorada de P. C. Balcázar donde films como la iniciática Pistoleros de Arizona (1961), Una pistola para Ringo (1965), Agente End (1966) o el díptico El tigre de los siete mares y Tormenta sobre el Pacífico (1966), se mezclarán con producciones de reconocidas stars como en La Bella Lola (último film rodado en los estudios Orhpea) o Noches de Casablanca, con la entonces esplendorosa Sara Montiel; Totó de Arabia (1965), con el humorista italiano a la cabeza, o el gran Serrat en la polémica Palabras de amor (1969) de Antoni Ribas.

 

Mención especial merece el tantas veces supérfluo trabajo filmográfico. Tanto la filmografía completa de la compañía, como el excelente listado (muy aproximado) de los films ajenos que se rodaron en los platós de Balcázar, son un ejemplo incontestable de la labor meticulosa y poco condescendiente de los dos autores frente a su estudio. La tantas veces pasajera recopilación de obras y fechas, es aquí una parte fundamental para iluminar la historia de la compañía y parte de la producción de nuestro país. En fin, estamos ante un libro importante en contenido. Una obra que puede adaptarse sin problemas tanto al lector ocasional, al seguidor del eurowestern y al cine de género europeo, o al historiador más concienzudo y metódico.

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