Nuevo libro del Dr. Juan José Muñoz García dedicado a las relaciones entre la filosofía y el medio audiovisual, tras haber publicado también recientemente el ensayo Cine y misterio humano (Madrid: Rialp, 2003). En esta obra, el autor había analizado una treintena de films en clave humanista, sentando los fundamentos de lo que podría llamarse una antropología del cine. Ahora, tomándole el pulso a unos tiempos en que los efectos especiales y el esteticismo carente de contenidos dominan ampliamente la producción audiovisual, elprofesor Muñoz desarrolla el presente ensayo, titulado De Casablanca a Solas. La creatividad ética en cine y televisión, en el que defiende la necesaria unión entre ética y estética que debería presidir el contexto de toda creación artística.

Partiendo de la referencia a más de uns cincuentena de películas, e ilustrando el texto con numerosas citas, entre las que destacan las de los filósofos Alfonso López Quintás y el recientemente desaparecido Julián Marías, pasando por Aristóteles, Heidegger, José Antonio Marina y Viktor Frankl, el autor aborda temáticas tan dispares como la pedagogía, la creatividad, el sexo o la violencia de género, tomando como referencia películas asimismo tan divergentes como Primary Colors, Tiempos modernos, Un perro andaluz o Te doy mis ojos. El objetivo que con ello persigue Juan José Muñoz queda expresado con claridad desde la introducción del libro, en la que a propósito del final del film Casablanca expone la necesidad que presenta la creación audiovisual de combinar adecuadamente la parte puramente formal con unos contenidos capaces de establecer un puente ético y emocional con el espectador. Aunque, por otro lado, parece ser que a día de hoy este espectador no suele desplazarse a una sala de cine precisamente para recibir una lección de moral.

Las comedias descafeinadas y los ejercicios de mero entretenimiento, en los que no se toma demasiado en cuenta el respeto a código ético alguno han venido a copar no sólo la parrilla televisiva, sino también la producción cinematográfica de los últimos años. Las razones que el autor esboza para este hecho son contundentes: en la sociedad audiovisual, la percepción de lo real es sustituida por la percepción pasiva de lo virtual previamente elaborado por otros. Es decir, el espectador –o un elevado porcentaje de espectadores– no consume productos audioviduales que le hagan pensar o que estimulen su creatividad, sino que prefiere aquéllos que le presentan una realidad ya hecha, aunque ésta no sea más que el fruto de una intencionada manipulación con fines esencialmente comerciales.

Pese a dejar constancia de este hecho, Juan José Muñoz opta por no ahondar en una crítica de la situación actual de la producción fílmica y dedica sus esfuerzos a rastrear en un tono expositivo, más descriptivo que explicativo, los pocos espacios de reflexión que nos ofrece el cine de hoy, haciendo, no obstante, constantes alusiones a películas del pasado, como es el caso de las citadas Casablanca, Tiempos modernos y Un perro andaluz , o de otras tan importantes como Un tranvía llamado deseo, El acorazado Potemkin, Octubre o El juicio de Nuremberg (Vencedores o vencidos). En este sentido, la formación filosófica del autor le permite acercarse tanto a estos films del pasado como a otros de más reciente producción con una mirada analítica y penetrante, a partir de la cual consigue llegar más allá de lo que suelen hacerlo las críticas al uso.

En sus obras tempranas El origen de la tragedia y Consideraciones intempestivas, el joven Friedrich Nietzsche afirmaba que uno de los síntomas de decadencia que presentó la sociedad griega de finales del siglo V a. C. había sido el abandono que sufrió la tragedia en beneficio de la comedia. Los atenienses dejaron de interesarse por los modelos de conducta heroicos que les proponía la primera y se sintieron atraídos por la exageración de los defectos humanos y la recreación de lo intrascendente y lo cotidiano que les mostraba la segunda. Este fue, según explica Nietzsche en estas obras, el comienzo del fin: tras la decadencia moral llegaron la ruina económica y política de Atenas.

Ciertamente, de la obra de Juan José Muñoz, no se extrae, ni mucho menos, una conclusión tan pesimista de cara a la sociedad audiovisual como la que Nietzsche extrajo en su día de su análisis de las formas del teatro en la sociedad de la Grecia antigua. No obstante, la extraña mezcla de imágenes cargadas de crueldad y violencia, con otras de insultante trivialidad y nulo contenido moral que proliferan a día de hoy en las pantallas de cine y televisión, no parecen alumbrar tampoco una perspectiva excesivamente coherente y optimista. Tal vez sea –como parece reafirmar el autor, con los conceptos elegidos para el glosario que sirve de coda final al libro– la mente creativa del espectador la que deba inclinar la balanza hacia la demanda de productos con una cierta calidad de contenidos, en los que la ética vaya necesariamente unida a otros aspectos como la estética, la comercialidad o los elevados índices de audiencia.

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