<< 1 2 3 4 >>


Una comparativa básica entre la relación que tiene Montag con Linda y la que estableció con Clarisse pone en evidencia el tipo de sociedad que puede extrapolarse de este núcleo familiar: no tiene ningún tipo de comunicación con Linda, ha hablado de más cosas con una desconocida en pocos minutos que con la mujer con la que se supone que comparte su intimidad, más preocupada de ser aceptada por una sociedad que fomenta la incomunicación a todos los niveles. Montag va adquiriendo conciencia de su ilusoria felicidad, cuestionándose su matrimonio y su trabajo; por ello, empezará a leer clandestinamente libros que salvará de la quema, ocultándolos en su casa. A este despertar, no sólo intelectual, sino como persona con autonomía propia, han contribuido decisivamente los sucesivos encuentros que ha mantenido con Clarisse, hasta que ésta se ve obligada a huir también.

Si Montag empieza a leer, cabe prever que pueda llegar a encontrarse en la misma situación. Pero lo más interesante de ésta es que la provocará su mujer al delatarlo. Linda decide, como buena ciudadana, cumplir con la ley antes que con su marido, anteponiendo la vida pública a la privada. Una vida privada que, por otra parte, tampoco existe si es que no coincide con lo socialmente permitido. Así pues, los mecanismos de manipulación funcionan perfectamente y la delación se convierte en una práctica habitual fomentada desde las esferas de poder.

Por otro lado, el director galo ha diferenciado las actitudes de Montag y Linda desde el principio, pese a que ambos defendían el orden establecido: el personaje interpretado por Oskar Werner se ha mostrado más tolerante y reflexivo que el de Julie Christie en su versión matrimonial; en el ámbito profesional no se ha extralimitado nunca en sus funciones, a diferencia de otros compañeros, y en el ámbito personal muestra un evidente desasosiego por la actitud extremadamente pasiva-conformista de su mujer. Esta zona gris en la personalidad de Montag es la que aprovechará Clarisse para colarse dentro.

En su huida, Montag abandona la ciudad y se refugia en el bosque, lugar donde se reencontrará con Clarisse y con todos aquellos lectores que huyeron a tiempo de las sirenas. Amparados por los árboles, sobreviven memorizando cada uno un libro para que no desaparezcan, con la finalidad de poder regresar un día y volver a imprimirlos. En última instancia, se recurre a la transmisión oral de la información.

La persecución de la palabra escrita ha provocado un paso hacia atrás (o varios) en el nivel de conocimiento de la civilización humana y una vuelta a empezar en su difusión desde la clandestinidad, desde la resistencia física y moral (una persona-un libro) que anhela convertir en realidad algún día ese deseo.

 

UN CINEASTA LLAMADO TRUFFAUT: LA MISE EN SCÈNE

No dudó François Truffaut en querer adaptar al cine esta novela de Ray Bradbury en cuanto conoció su temática por boca del productor Raoul Lévy 2. Una historia en la que el protagonista principal son los libros llamó profundamente su atención, ya que su amor hacia éstos surge en él a una temprana edad. Una difícil infancia y adolescencia condiciona su relación con el proceso de educación institucionalizado (padres, escuela, etc) y fomenta el aprendizaje autodidacta 3. El amor a los libros, el proceso de enseñanza, vinculado sobre todo a la infancia, y la relación con las mujeres son, en líneas generales, las temáticas en torno a las que gira la obra cinematográfica de Truffaut; una obra que, en gran medida, se hace eco de la experiencia personal del cineasta.

En el caso de Fahrenheit 451, el protagonismo de los libros se torna evidencia por la propia trama argumental que favorece su presencia física; lo que, a su vez, decanta la manera cómo son filmados, ya que la cámara no les deja caer fuera de cuadro cuando éstos son arrojados o lanzados para ser quemados.

Respecto al segundo punto, Clarisse representa el proceso de enseñanza no sólo porque es profesora en una escuela, sino porque en realidad ha sido también la maestra de Montag. La enseñanza no tiene por qué ser exclusivamente institucionalizada: un profesor agiliza el acceso al conocimiento de su alumno, pero se puede aprender leyendo un libro en casa o en una conversación de café (de monorraíl, en este caso).

En cuanto al tercer apartado, la relación con las mujeres, da la sensación de que la película apueste por que el cambio-conflicto venga como consecuencia de la receta clásica del amor del protagonista hacia una mujer. Parece que Montag vaya a encontrar en Clarisse aquello que ha perdido con Linda. Así, el espectador prevé una futura relación sentimental entre ambos en varias ocasiones a lo largo del film. Sin embargo, Truffaut desestimó esta posibilidad, tal y como manifestó en su diario de rodaje: “ lo cierto es que he asexuado a Clarisse para no inmiscuirla, como tampoco a Montag, en una situación adúltera que ha sido tratada con éxito en otros géneros distintos de la ciencia ficción. Ni amante, ni girl-scout, ni girl-friend, Clarisse es tan sólo una muchachita discutidora y preguntona que Montag encuentra en su camino y que le hace apartarse de él”4. Un idilio entre Montag y Clarisse restaría importancia al proceso de concienciación de éste que culmina con su emancipación social.


Resulta muy interesante la decisión de que Julie Christie interprete a Linda y a Clarisse, un mismo rostro para dos mujeres que personalizan dos posicionamientos antitéticos: “ Quería a dos chicas casi iguales para estos dos papeles, como Jane Fonda y Jean Seberg, por ejemplo, para no caer en la típica diferenciación de los tipos femeninos –la rubia y la morena– que suelen utilizar las películas psicológicas. ¿Por qué no utilizar a Julie en los dos papeles, como una moneda, cara y cruz? 5. No resulta sorprendente esta elección, ya que Truffaut se había manifestado, a lo largo de su trayectoria como crítico de cine, contrario a las películas pertenecientes al realismo psicológico en artículos como Una cierta tendencia del cine francés 6 o La adaptación literaria en el cine 7.

<< 1 2 3 4 >>

NOTAS Y REFERENCIAS

2 Baecque, Antoine de y Toubiana, Serge: François Truffaut, París, Gallimard, 1996.

3 Ibidem.

4 Truffaut, François: La noche americana (guión). Fahrenheit 451(diario de rodaje), Valencia, Fernando Torres, 1974, p. 252.

5 Truffaut, François: “Julie Christie, un muchacho en minifalda”, Arts-Loisirs, nº 53, 28 septiembre 1966, reproducido en Truffaut, François: El placer de la mirada, Barcelona, Paidós, 1999, p. 201.

6 Cahiers du cinéma, nº 31, enero 1954, ibidem, pp. 227-244.

7 La revue des lettres modernes, verano 1958, ibidem, pp. 272-275.