Este libro es una tesis doctoral que ha sido publicada debido a su interés tanto para los estudiosos del cine como para los antropólogos. Esta obra se basa en la hipótesis de que el cine es folclore, en el sentido de poder considerarlo como cultura de masas; y, a partir de esta afirmación, hace un estudio del tratamiento que reciben las minorías étnicas en el mundo cinematográfico, centrándose específicamente en la etnia gitana.

El doctor José Ángel Garrido comienza por hacernos una introducción sobre la teorización en el mundo del cine empezando por la tentativa formalista de Eisenstein hasta el auge de los años 60 en las universidades, tanto a nivel estético como sociológico, dependiendo de si eran estudios de arte o de ciencias sociales, sin olvidarse de las tesis realistas de Bazin, donde analiza el cine como la visión de la realidad tal y como es (tesis que critica por su escasez de vigor deductivo).

Para el autor de esta obra, el cine es un instrumento útil para la recogida de datos, ideal para captar imágenes exóticas y de culturas a punto de desaparecer; es por ello que ha tenido tanto éxito en la antropología visual, en este caso o en el mismo estudio de la historia, ya que el cine nos permite conocer la visión histórica y la ideología de la sociedad que las realiza; solo hay que mirar los filmes como documentos historiográficos, culturales o sociales. Para explicar todo esto, J. A. Garrido hace una amplia reflexión sobre las tesis de Marc Ferro y Piere Sorlin, entre otros.

La hipótesis principal se explica en el apartado dedicado al estudio del cine dentro de las ciencias sociales. Muestra el cine como una entidad cultural transmisora y generadora de patrones culturales; por lo tanto, el cine es una herramienta de análisis útil para los estudios antropológicos y de la historia. El cine es un eficaz instrumento propagandístico y educativo pero, a su vez, no deja de ser un conjunto de arquetipos narrativos compartido por una comunidad cultural, y es ese carácter popular (no oficial) lo que le da las mismas características que cualquier otra expresión o manifestación cultural o artística. El autor se pregunta si es posible el análisis de una película como si de una leyenda o un mito se tratara, y para ello dedica gran parte del libro a explicar tanto la historia del folclore y su aplicación en los estudios cinematográficos. Para todo ello se basa en la teoría de los sistemas de la doctora Juliano que explica de manera muy clara y extensa.

Una vez José Ángel Garrido nos ha convencido de la ecuación cine igual folclore, nos explica su enorme utilidad dentro de las ciencias sociales sea cual sea la metodología utilizada, la interpretación (más descriptiva que analítica), la tradición científica (contextualización del texto fílmico con otros textos coetáneos y/o relacionados), la estrategia de investigación (interpretación sumada a la comparación) y, para terminar, el estructuralismo de Lévi-Strauss y su estudio del mito. Este último apartado el autor lo define como un estudio analítico comparativo, y recalca la equivalencia entre mito y film a nivel funcional dentro de una entidad cultural; para explicar todo esto, Garrido hace una comparación del estudio del mito con el análisis de la película Grass de E.B. Schoedsack y M. C. Cooper.
Hasta este momento, el autor nos ha puesto en conocimiento de su teoría y de cómo llegó a ella. A partir de ahí se centra en aplicarla en el estudio de la etnia gitana en el cine. La etnia gitana ha estado muy bien documentada por las ciencias sociales y está estrechamente relacionada con la cultura occidental, es por ello que hay una amplia filmografía que permite una contrastación.

La relación de los gitanos con el medio cinematográfico empezó con Méliès en Campement de bohemians en 1895 y Gypsy's Warning en 1913. A esta primera aparición le siguieron muchas otras durante el periodo de cine mudo donde se pretendía mostrar un mundo exótico, misterioso y marginal. Ya en la época del cine sonoro empezaron las adaptaciones de grandes obras literarias como Carmen de Merimée o Notre Dame de París de Victor Hugo, buscando los tópicos folclóricos como la pasión y la libertad. A partir de los años 60, el compromiso social de los Nuevos Cines da paso a la denuncia y la solidaridad, critican la marginalidad y los problemas de delincuencia. En las décadas recientes van apareciendo algunos cineastas gitanos que nos pueden acercar a su cultura de una manera más rigurosa.

En lo que se refiere al cine nacional, J. A. Garrido opina que la etnia gitana se ha reducido meramente al elemento folclórico-musical; se muestra a los gitanos como personas alegres o reivindicativos de su raza. Esta tendencia cambia a partir de los años 70, momento en que se pasa de obras centradas en ambientes gitanos, como Los Tarantos (1963) de Rovira-Beleta, a películas que tratan de acercarse a su realidad y sus problemas. El cine documental, por su parte, nos ha mostrado la evolución del cante, es decir, se ha centrado en la parte más folclórica de esta cultura.

Tras este resumen de la visión que el cine ha tenido de la etnia gitana, el autor se adentra de pleno en su teoría principal, el cine es folclore, haciendo una serie de tabulaciones a partir de unas variables que utiliza como implicaciones explicativas o contrastadoras, nada predictivas ni deductivas. Estas variables socioculturales y folclóricas, que se encuentran en cada uno de los filmes analizados de manera exhaustiva, se exponen detalladamente en una serie de tablas tras habernos explicado cómo se llevó a cabo la creación de la base de datos y el análisis de éstos.

Para concluir, José Ángel Garrido nos hace esta reflexión a partir de sus investigaciones: el cine acerca de minorías étnicas se basa fundamentalmente en tópicos culturales; tópicos que también aparecen en la literatura y arquetipos que atribuye la mayoría no-gitana a la minoría gitana. En los filmes salen aspectos folclóricos como la música, el baile, la delincuencia… en lugar de características culturales fundamentales para entender su cultura como el suburbialismo, el asociacionismo y la religiosidad. El hecho que se exhiban unos contenidos mayoritariamente folclóricos muestra que el cine es un reflejo de los patrones culturales mayoritarios. Es decir, el autor concluye su tesis demostrando su teoría principal.

Para terminar, querría destacar la extensa bibliografía y filmografía que incluye este libro, muy interesante, al igual que el desglosamiento de todos los datos película por película. Como he comentado al principio, esta obra puede interesar tanto a antropólogos como a estudiosos del cine.

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