Las
tres películas comienzan con sendas introducciones. En la primera
se asiste al nacimiento del Anillo Único, la naturaleza de su
poder, y su pérdida por Sauron. En la segunda asistimos al desenlace
del combate -que había quedado en suspenso en la primera parte-
de Gandalf y el Balrog de Moria. En la tercera, podemos ver cómo
el Anillo aparece de nuevo y es robado por Sméagol, que se convierte
en Gollum. Estas introducciones, características con frecuencia
de las superproducciones, son todas espectaculares y cada una de ellas
cumple un objetivo: en la primera, los espectadores pueden conocer la
historia del Anillo, narrado por una voz femenina -Galadriel- que destila
la esencia nostálgica del relato original:
-
El mundo ha cambiado. Lo siento en el aire, lo siento en el agua.
Lo huelo en el aire. Mucho se perdió entonces. Pero nadie vive
ahora para recordarlo.
En
la segunda parte, The Two Towers, en cambio, el énfasis de
la introducción se pone en conectar con la primera parte, con
una vista aérea de unos picos nevados, y mientras la cámara
se acerca a sus laderas se oyen progresivamente altos los gritos de
Gandalf en su lucha con el Balrog, el ruido de su enfrentamiento,
y la imperiosa voz del mago que dice: "¡¡No
puedes pasar!!". Y
golpeando con su vara el puente de Khazad-Dum, se enfrenta al gigantesco
demonio de sombra y fuego que es el Balrog, provisto de un peligroso
látigo llameante.
La
tercera parte, The Return of the King, se abre con una escena, en principio
bucólica, de pesca en un río, y con la anécdota
de un pez que arrastra a uno de sus captores hacia el fondo, donde se
halla el Anillo, semienterrado por el lodo. Después vemos el
envilecimiento del nuevo dueño de la joya, lo que nos presta
el episodio que faltaba para recomponer la historia completa, en una
andadura parecida a la del rifle de Winchester 73 (Anthony Mann, 1950).