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La imagen del compadrito, o del gaucho urbano empuñando una navaja, por muy violenta e incluso machista que sea, fascinaba a Borges y estaba para él íntimamente ligada al pasado musical argentino. Las calles, las melodías de los arrabales y los atardeceres de Buenos Aires se evocan de continuo en sus páginas. Carlos Saura no pasa por alto este hecho. Tango comienza con la imagen imborrable de un atardecer cayendo sobre una vista aérea de la ciudad que, plácidamente, va encendiendo sus luces al compás de un tango y de un lamento amoroso.

En Jorge Luis Borges, la apelación a la violencia de los arrabales y a su bohemia –protagonizada por la navaja o el cuchillo– es casi inseparable de la referencia al tango o a la milonga. En humildes notas y compases se canta la epopeya de una nación y, a la vez, se narra una historia, de ideales y violencia, que desbanca fronteras. En su ensayo “La canción del barrio” apunta, por ejemplo:

Hacia los muchos corralones de la calle Cerviño o hacia los cañaverales y huecos de Maldonado –zona dejada con galopes de zinc, llamados diversamente salones, donde flameaba el tango, a diez centavos la pieza y la compañera—se trenzaba todavía el orilleraje y alguna cara de varón quedaba historiada, o amanecía con desdén un compadrito muerto con una puñalada humana en el vientre (OC I 130).

 

En milongas, Borges canta el destino de figuras históricas o folklóricas, pero irónicamente, esos mitos tan distintivos y de color local, terminan evocando en sus páginas no sólo el recorrido histórico y colectivo de un pueblo, sino el de la humanidad. Igualmente, la cámara de Saura intenta emular esta dirección al evocar un pasado histórico marcado por la violencia y el dolor. En este sentido hay momentos en los que los compases del tango simbolizan también la danza del horror y la desposesión.

En la danza, o en el duelo de una pasión, se evidencia ante todo la búsqueda de un centro estético. Lo que se narra, o bien lo que se poetiza, configura una historia que, en palabras de Borges, tiene “la sola gravedad del destino bruto, no menos incomprensible por su escritor que por quien lo lee” (OC1 134-135). Y es que en definitiva la belleza es un enigma indescifrable. No cabe duda que, en Tango, Carlos Saura persigue, y acaso tienta, ese desafío.

 

OBRAS CITADAS

 

Bejarano, Luis.  “La danza del arrabal y el cuchillo: estética musical en la mitificación poética de Borges,” MIFLC Review, 8 (Octubre) Radford, Virginia, 1999, pp. 35-48.

Binelli, Jairo, Cruz. Borges & Piazolla: tangos y milongas. Milan Entertainment, 1997.

Borges, Jorge Luis. Obras completas I-IV, Barcelona: Emecé, 1989.

---. Obras completas en colaboración I-II. Madrid: Alianza, 1981.

---. Obra poética 1932/1977. Madrid: Alianza, 1985.

--- y Piazolla. Borges & Piazolla: Tangos y milongas. Milan Entertainment, 1997.

Cruz, Juan: “ Carlos Saura: El cineasta de las mil caras.” El País semanal (EPS), 1446

(Junio) Madrid, 2004, pp. 14-24.

Cara-Walker, Ana. “Borges´ Milongas: The Chords of Argentine Verbal Art.” Borges, The Poet. Ed. Carlos Cortínez. Fayetteville, The University of Arkansas Press, 1986, pp. 280-295.

Duvall, Robert. Assassination Tango. Dirección, guión: Robert Duvall. Actores: Robert Duvall, Rubén Blades, Luciana Pedraza, Kathy Baker. United Artists, 2002.

Martínez, Guillermo. “Baile en Marcone,” Infierno grande. Buenos Aires: Destino, 2000. pp. 33-46.

Saura, Carlos. Tango. Dirección, guión: Carlos Saura. Fotografía: Vittorio Storaro.Coreografía: Juan Carlos Copes, Carlos Rivarola. Actores: Miguel Ángel Solá, Cecilia Narova, Mía Maestro. Música: Lalo Schifrin. Sony Pictures, 1998.

Schifrin, Lalo. Tango (CD). Compositor y director musical de la banda sonora en Tango, de Carlos Saura. Deutsche Grammophon, 1999.

Valenzuela, Luisa. “Tango,” Cuentos completos y uno más. Madrid: Alfaguara, 1998, pp. 35-38.

 

 

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