Título original: The Pianist. Producción: R.P. Productions, Heritage Films, Studio Babelsberg y Runteam Limited (Francia-Polonia-Gran Bretaña-Alemania, 2002). Productores: Roman Polanski, Robert Benmussa y Alain Sarde. Director: Roman Polanski. Argumento: las memorias de Wladyslaw Szpilman. Guión: Ronald Harwood. Fotografía: Pawel Edelman. Música: Wojciech Kilar. Diseño de producción: Allan Starski. Montaje: Hervé de Luze. Intérpretes: Adrien Brody (Wladyslaw Szpilman), Thomas Kretschmann (Capitán Wilm Hosenfeld), Frank Finlay (el padre), Maureen Lipman (la madre), Ed Stoppard (Henryk), Julia Rayner (Regina), Jessica Kate Meyer (Halina), Emilia Fox (Dorota), Ruth Platt (Janina), Katarzyna Figura (Kittie). Color - 144 min. Estreno en España: 13-XII-2002.

Cuarenta años de carrera cinematográfica avalan la obra del cineasta franco-polaco Roman Polanski, aventajado alumno de la Escuela de Cine de Lodz y discípulo del fallecido maestro Andrzej Munk. Infatigable analista de los mecanismos de la mirada aplicados a la puesta en escena, su filmografía es una de las más aclamadas a nivel internacional gracias al modo en que ha sabido plasmar en imágenes las esferas más oscuras de la mente humana.

Películas como Repulsión (1965), La semilla del diablo (1968) o El quimérico inquilino (1976) se han convertido en inigualables ejemplos de un innovador estilo que, mediante la distorsión formal de la función óptica, ha sido capaz de abordar temas como la soledad, la esquizofrenia y la claustrofobia hasta límites absolutamente pesadillescos y malsanos. Incluso en sus films de planificación más clásica como Tess (1979) o Frenético (1988), Polanski jamás ha renunciado por completo a su particular tratamiento de las percepciones visuales.

Con su reciente película El pianista, el autor de Chinatown (1974) se ha propuesto exorcizar los recuerdos de su infancia durante la Segunda Guerra Mundial en la Polonia natal de sus padres, tarea especialmente difícil si tenemos en cuenta la gran cantidad de ocasiones en que el cine ha tratado el tema del holocausto nazi. Sin embargo, la aportación realizada por Polanski es lo suficientemente valiosa como para considerar la presente obra como un testimonio necesario.Incapaz de narrar sus experiencias personales, Polanski ha recurrido a las memorias de otro superviviente judío, el pianista Wladyslaw Szpilman, para poder distanciarse emocionalmente de la dolorosa evocación del pasado.

A tal efecto, el propio cineasta declaró:

"Siempre me juré que nunca rodaría una película basada en mi propia experiencia. Pero, de alguna manera inconsciente, siempre estuve buscando una historia que, de algún modo, se relacionara con mi peripecia personal. Hasta que encontré El pianista nunca había leído nada que me conmoviera tanto, que sintiera la necesidad vital de llevar a una pantalla".

Utilizando a Szpilman como voz mediadora, Polanski narra la invasión de Varsovia por el ejército nazi en septiembre de 1939, el confinamiento de los judíos al gueto, la posterior deportación al campo de concentración de Treblinka y, finalmente, la liberación del pueblo polaco a manos de las tropas soviéticas a principios de 1945. Todo ello a través de la odisea personal de un personaje en su dura lucha diaria por la supervivencia.

No obstante, este reconocido cineasta ha preferido darle a su película un enfoque realista y ha optado por mostrar la barbarie nazi desde una óptica más objetiva, sin incidir demasiado en los detalles más truculentos del genocidio (a diferencia del punto de vista adoptado por Spielberg en La lista de Schindler). Para tal caso, ha recurrido a una puesta en escena mucho más clásica de lo que es habitual en él, donde prefiere la precisión de una reconstrucción histórica rigurosa y el gusto por una planificación clara y prosaica antes que el deformista y subjetivo tratamiento al que nos tiene acostumbrados. Este hecho convierte a El pianista en una obra un tanto impersonal que sólo recupera la pureza del cine de su autor hacia la segunda mitad de la película cuando la soledad se cierne sobre el protagonista, que se oculta en apartamentos vacíos para evitar ser deportado. Desde ese preciso momento, el film gana en intensidad dramática y narrativa dentro de un progresivo crescendo que culmina con la escena en la que Szpilman lleva a cabo un recital pianístico para un oficial alemán. Es una lástima que Polanski no haya sido capaz de dotar de un mayor equilibrio estilístico y argumental a toda la película

Por otra parte, merece un particular elogio la postura neutra con la que el director muestra, en determinados pasajes, la conducta humana. Postura que conllevará, sin lugar a dudas, cierta polémica en lo referente a la actitud colaboracionista de la policía judía con el régimen nazi. Polanski argumentó este hecho de la siguiente manera:"En las guerras hay de todo: la gente cambia, los comportamientos también. El pianista muestra a judíos buenos y malos, a polacos buenos y malos, a alemanes buenos y malos. Las injusticias se multiplican, y la esperanza y Dios parecen desvanecerse".

Las memorias de Wladyslaw Szpilman han llevado a este cineasta a rodar de nuevo en Polonia, país que abandonó después de que su ópera prima El cuchillo en el agua (1962) -en la que ya demostraba su peculiar estilo narrativo- fuese censurada por las autoridades polacas comunistas.

Desgraciadamente, este regreso no ha sido del todo afortunado: el nuevo film de Polanski es una obra de mayor interés humano e histórico que cinematográfico. Se echa en falta el estilo rupturista de su autor en la puesta en escena.De todos modos, este motivo no supuso un inconveniente a la hora de conceder a El pianista la Palma de Oro a la Mejor Película en el Festival de Cannes 2002, galardón que, por otra parte, ha generado una gran controversia ya que parece premiar toda una trayectoria cinematográfica antes que a la presente cinta. Pese a todo, no se puede negar que nos hallamos ante un film rodado con enorme corrección y dotado de un importante valor testimonial, que, a su vez, ha logrado enmendar el estrepitoso fracaso crítico de la anterior película de Roman Polanski La novena puerta (1999), basada en una novela de Arturo Pérez-Reverte.

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