1.3 Movimiento ánuo del Sol

 

1.3.1 Generalidades

 

El movimiento aparente del Sol es el resultado de dos movimientos aparentes: el movimiento diurno, retrógrado, debido al movimiento de rotación de la Tierra, y el movimiento ánuo, directo, debido al movimiento de traslación de la Tierra alrededor del Sol y 365 veces más lento que el anterior. El Sol participa del primero como todo objeto celeste; el segundo es un movimiento propio (es decir, que no experimentan los demás astros) sobre la esfera celeste.

 

La trayectoria aparente del Sol sobre la esfera ce­leste es la eclíptica. Dado que el Sol describe, aparentemente, una elipse con la Tierra en uno de sus focos, la eclíptica es un círculo máximo cuyo correspondiente plano diametral se denomina plano de la eclíptica.

 

Oblicuidad de la eclíptica es el ángulo que forman el plano de la eclíptica y el plano del ecuador (Fig.6.1). Se representa por e y su valor actual es e= 23° 26'. La oblicuidad de la eclíptica no es constante, sino que disminuye a razón de 0”47 por año.

 

Eje de la eclíptica es el diámetro perpendicular al plano de la eclíptica. Sus extremos constituyen los polos de la eclíptica y se denominan norte y sur según su proximidad a los polos celestes norte y sur respectivamente ( y  en la Fig. 6.1).

 

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FIG 6.1

 

 

 

Línea de los equinoccios es el diámetro determinado por la intersección del plano del ecuador y el plano de la eclíptica (^den la Fig. 6.1).

 

Equinoccios son los extremos de la línea de los equinoccios. Se denomina punto Aries, punto vernal o equinoccio de primavera y se representa por ^, el punto en el cual el Sol pasa del hemisferio celeste sur al hemis­ferio celeste norte. El punto diametralmente opuesto se deno­mina punto Libra, punto autumnal o equinoccio de otoño y se representa por d.

 

Línea de los solsticios es el diámetro de la eclíptica perpendicular a la línea de los equinoccios (g aen la Fig.6.1).

 

Solsticios son los extremos de la línea de los solsticios. Se denomina punto Cáncer o solsticio de ve­rano, y se representa por a, el solsticio situado en el hemisferio celeste norte; se denomina punto Capricornio o solsticio de invierno, y se representa por g, el situado en el hemisferio sur.

 

Trópicos de Cáncer y de Capricornio son los parale­los celestes que pasan por los puntos Cáncer y Capricornio, respectivamente.

 

Círculos polares Ártico o norte y Antártico o sur son los paralelos celestes que pasan por los polos de la eclíptica, norte y sur, respectivamente.

 

Coluros de los equinoccios y de los solsticios son los meridianos celestes que pasan por los puntos equi­nocciales y solsticiales, respectivamente.

 

Máximos de longitud son los círculos máximos (o sus correspondientes planos diametrales) que pasan por los polos de la ecliptica (PeA Peen la Fig. 6.1).

 

Menores de latitud son los círculos menores parale­los a la eclíptica.

 

Zodíaco es la zona de la esfera celeste, de 17° de amplitud, limitada por dos menores de latitud a 8,5º a ambos lados de la eclíptica. Sobre el zodiaco se observan los planetas de nues­tro sistema solar y las constelaciones zodiacales. Los antiguos dividían el zodiaco en doce regiones de 30° de amplitud, medidos sobre la ecliptica a partir del punto Aries y en sentido directo, correspondiendo a cada re­gión o signo del zodíaco una constelación zodiacal. Par tiendo del punto Aries y recorriendo el zodiaco en sen­tido directo, dichos signos son:

 

Aries

^

Leo

b

Sagitario

f

Tauro

_

Virgo

c

Capricornio

g

Géminis

`

Libra

d

Acuario

h

Cáncer

a

Escorpio

e

Piscis

i

 

Hace unos 2.000 años los signos del zodiaco se co­rrespondían con las constelaciones homónimas. Pero, debido a que el punto Aries retrograda sobre la eclipti­ca a razón de 50’’,29 por año (fenómeno conocido como precesión de los equinoccios), en la actualidad no se da esta correspondencia y las constelaciones ocupan el signo del zodiaco siguiente, en sentido directo, al que les correspondia.

 

 

1.3.2 Eclíptica media y verdadera

 

En realidad, el Sol no describe un circulo máximo de la esfera celeste sino que se desplaza según una línea sinuosa cuyo valor medio constituye la eclíptica definida en el apartado anterior. Dos son las causas principales de dicho comportamiento: En primer lugar, no es la Tierra la que describe una elipse con el Sol en uno de sus focos sino, con mucha aproxima­ción, el centro de gravedad G del sistema Tierra‑Luna, alrededor del cual giran a su vez la Tierra y la Luna. Si M es la masa de la Tierra, T, y m la de la Luna, L; D y d las distancias del centro de gravedad G a la Tierra y a la Luna, respectivamente y D la distancia Tierra‑Luna, siendo M = 81 m y debiéndose de verifi­car (Fig. 7.1).

 

 

se tiene

 

          

 

 

71

FIG 7.1

 

 

Como que D ≈ 380.000 km, resulta D = 4.700 km, distancia que es menor que el radio medio de la Tierra (6.400 km), es decir: el centro de gravedad del sistema se encuentra dentro de la Tierra. Por otra parte, si i es el ángulo que forma el plano del sistema Tierra‑Luna con el plano de la eclíptica, E, mientras que el centro de gravedad del sistema describe la eclíptica, la Tierra y la Luna oscilarán a uno y otro lado de la misma, lo cual dará lugar a un efecto paraláctico que variará periódicamente, con una amplitud del or­den de 0”,6.

 

 

81

FIG 8.1

 

 

En efecto, siendo la distancia Tierra‑Sol de unos 150.000.000 km e i = 5°9', podemos evaluar la separación máxima, BMáx. (Fig.8.1) que constituye la amplitud de la oscilación, sustituyendo el seno por el arco:

                  

 

El periodo de oscilación es el del sistema Tierra‑Luna: 27,5 días.

 

En segundo lugar, los planetas, en especial Júpiter por su gran masa y Venus por su proximidad, originan perturbaciones sobre el movimiento de la Tierra. Las variaciones a que dan lugar son también periódicas, dependiendo el periodo del planeta de que se trate. A1 pertubar el movimiento de la Tierra producen desviaciones del Sol respecto a la eclíptica media, cuyo máximo es también, en valor absoluto, del orden de 0”,6.

 

En definitiva, dicha desviación es la resultante de varios movimientos periódicos, de tal forma que, cuando se suman las amplitudes máximas de estos movimientos, tal desviación puede llegar a ser de 1’’,2 en valor abso­luto. Como que dicha variación es muy pequeña, en mu­chos problemas podemos considerar que el Sol describe un círculo máximo, sin incurrir en grandes errores.

 

 

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