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17.000 espectadores; acertados cambios de sede en busca de mayor y mejor aforo; y premios para el film chino The Green Hat (Liu Fendou, China/Hong Kong, 2003), ganadora oficial del certamen, y The Taste of Tea (Katsuhito Ishii, Japón, 2004), siendo ésta la elección ganadora para el público asistente. De la misma manera, obtivieron menciones especiales las tambien chinas Passages (Yang Chao, 2004) y Kekexili: Mountain Patrol (en coproducción con Hong Kong, 2004). Como siempre se suele decir en esto de los festivales, nunca llueve a gustos de todos, pero sin duda, que las dos películas ganadoras no decepcionaron o llevaron a la indiferencia a ninguno de los asistentes.
 

En general, si a los resultados nos ceñimos, el certamen conllevó un dominio arrollador de la delegación chino-hongkonesa. Una tendencia razonable si atendemos a la cierta autocomplaciencia en la que parece haber caído una, hasta ahora, vital y contundente cinematografía surcoreana (algo estancada en estos dos últimos años y que parece adquirir a ritmos agigantados cierto grado de automimetismo más propio de latitudes hollywoodienses (esperemos con paciencia…). Estamos, por tanto, en manos de la línea más de auteur, muy a merced de las obras de grandes realizadores como Park Chan Wook, Kim Ki Duk o Hong San Soo. Su producción mainstream parece algo agotada, retomando una y otra vez (sin ningún cansancio aparente) los exitosos caminos de My Sassy Girl, My Wife is a Gangster o los restos más exploiteds del efecto Nakata y su terrorífico círculo.

Si exceptuamos la comedia The President Barber (con acertados matices dramáticos, como toda buena producción surcoreana que se tercie), y su recorrido agridulce por los años de dictadura surcoreana, las otras películas a concurso, o en la sección paralela Asian Selection, despertaron relativos (y sorprendentes desencuentros) como en el film Low Life del veterano maestro Im Kwon-taek y en mayor medida por la completamente insípida y pretenciosa Spying Cam de Whang Cheol-Mean, mucho más ligera y vacía de lo que el mismo film se cree. Para conseguir cierta profundidad o trascendencia, no basta con citar a Dostoievski.

El otro gigante cinematográfico, el japonés por supuesto, presentaba a concurso algunos de los titulos más originales y arriesgados de los últimos años: Survive Style 5+, Hana and Alice, The Taste of Tea, Tony Takitani y la maravillosa, y extrañamente olvidada en el palmarés, Nobody Knows del cada vez más grande Hirokazu Kore-eda.

Survive Style 5+, del debutante publicista Gen Sekiguchi, nos sumergía de pleno en un viaje surrealista y alucinógeno con forma videoclipera, protagonizada por el ya imprescindible Tadanobu Asano (capaz de defenderse en cualquier registro y siempre de manera convincente). Sin duda, este film era una de las propuestas seguras para sorpresa y entretenimiento del gran público. Divertida, de ritmo trepidante e inventiva visual hipnótica.

Marcada también con grandes dosis de onírico surrealismo, se presentaba la última obra del siempre interesante Katsuhito Ishii, The Taste of Tea. Alejándose momentáneamente de la ostentosa influencia anime de sus anteriores trabajos (Shark Skin Man and Peach Hip Girl, o Party 7), el film transcurre por caminos algo inusitados para este director, deviniendo todo el conjunto en un delicioso cuadro costumbrista marcado por una curiosa visión de lo cotidiano, opción que a la postre se convierte en el mayor éxito del film.

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