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El cine de Peter Weir ofrece habitualmente un enorme interés por su gran profesionalidad en el tratamiento de temas sociales o históricos. Único testigo, Matrimonio de conveniencia, o El club de los poetas muertos, son muestras de un cine que intenta reflejar posturas opuestas dentro de un marco real, lógico, humano. En la película que nos ocupa, basándose en dos relatos del novelista Patrick O'Brian, el director australiano Peter Weir ofrece un interesante mosaico de personajes unidos en el reducido espacio del Surprise, una fragata que surca el mar a la caza del barco francés Acheron, durante el imperio de Bonaparte. El barco, que tiene una única misión o destino para todos sus tripulantes, cobija intereses humanos muy diferentes. El capitán del barco, Jack Aubrey, (Russell Crowe) y el cirujano del barco, Stephen Maturin (Paul Bettany) sintetizan dos formas de pensamiento diferentes, y, en ocasiones, opuestas. La formación del capitán es eminentemente militar, con muestras de un fuerte sentido del deber y el honor. El cirujano ejerce, en cambio, una autoridad que es fruto del pensamiento y el estudio. Ambas formas de entender comparten liderazgo, pero se manifestarán de modos muy distintos ante situaciones concretas.

La banda sonora del film ha sido confiada a tres músicos: Iva Davies, Christopher Gordon y Richard Tognetti. No es en absoluto habitual una triple colaboración en cuanto a música de cine se refiere, pero estamos ante tres músicos australianos con amplia experiencia en común, que han sabido recoger el espíritu del film en una banda musical que es, en mi opinión, una de las mejores del año. Davies, Gordon y Tognetti entendieron que Weir quería un film con gran rigor histórico, por lo que estructuraron la partitura en torno a una orquesta de cámara. Violines y cellos son, por tanto, protagonistas principales en doble sentido, ya que en la película podremos ver a Aubrey y Maturin tocando juntos tales instrumentos.

El film ofrece una de las mejores muestras de auténtica música cinematográfica de los últimos años, pues los momentos en que el capitán y el cirujano tocan juntos el violín y el violoncello respectivamente son puntos de inflexión en el guión, de modo que la música que interpretan supera el carácter contextual del momento. La música que interpretan “inunda” el océano (la imagen salta de un primer plano a un plano panorámico del barco en el mar). La música se nos muestra como quintaesencia de una forma de vida basada en la confianza mutua y el entendimiento.

Por otro lado, una vez asumida la premisa de la orquesta de cuerda, Davies, Gordon y Tognetti se lanzan a la elaboración de una partitura en la que podemos encontrar: música original para el film (la música para las batallas), música de los propios compositores pero no original del film (la música de los títulos de crédito), música clásica de la época tratada (Boccherini, Corelli), música clásica anterior (Bach) y posterior a la época tratada (Vaughan Williams), música popular, etc.

Pero es que no se trata sencillamente de incorporar música estéticamente idónea; los autores de la banda sonora han sabido combinar con valentía la edición, bien mediante programación digital, o bien mediante orquestaciones propias, de los temas musicales incorporados, propios o no. La fusión entre instrumentos acústicos y sintetizadores ha sido llevada a cabo, por otro lado, con gran tacto.

Aunque en un nivel menor, diferente, otros grandes momentos musicales que ofrece la película son aquellos en que podemos ver a toda la tripulación cantando en cubierta. La superstición ha hecho que los marineros desconfíen de un suboficial joven, al que se niegan a acompañar cuando canta en solitario. Por otro lado, será el mismo capitán Aubrey quien comente la dulce voz del suboficial, aspecto que parece apuntar como perfil psicológico del personaje. También son bien cuidadas las escenas en que cantan los oficiales durante la cena con el capitán.

En resumen, Peter Weir alcanza con Master and Commander una gran maestría como director de cine, maestría que se observa tanto en pre-producción (rigor histórico, definición de personajes, etc.) como en post-producción (música incidental y diegética).

Su film queda como una de las mejores obras del cine épico de aventuras, y será sin duda un referente para posteriores películas.

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