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Gibson acudió a la Biblia, a los Evangelios, y le asaltó la necesidad de volver a relatar una de las grandes pasiones de la historia de la humanidad. Aunque el cineasta norteamericano no relata el proceso de su vuelta a la práctica religiosa, al parecer influyó en él la lectura de las revelaciones particulares de la mística alemana beata Anna Katharina Emmerich (1774-1824). De ahí que tomara de su libro como base para su guión original, aunque no lo cita en los títulos de crédito. Y que se animara a producir y dirigir este film, con el mero propósito de hacer bien a la gente. Además, Mel Gibson puso su propia mano en la escena de la crucifixión de Cristo, como haciéndose personalmente responsable -"por mis pecados", manifestó- del sacrificio y de la muerte del Señor.

LAS CRÍTICAS

Durante el rodaje del film, La pasión de Cristo fue objeto de severas críticas por parte de la comunidad hebrea, que se hizo secretamente con el guión. Acusaron a la película de Gibson de antisemita. La verdad es que estamos ante una versión realizada por productores ajenos a los profesionales que controlan el negocio cinematográfico norteamericano 7. Sin embargo, el escritor Vittorio Messori la defiende así:

Al comienzo de la película, antes de que el drama se desencadene, la Magdalena pregunta, angustiada, a la Virgen: "¿Por qué esta noche es tan diferente a cualquier otra? Porque -responde María- todos los hombres son esclavos, y ahora ya no lo serán más". Todos, pero absolutamente todos. Sean judíos o gentiles. Esta obra, dice Gibson, amargado por agresiones preventivas, quiere reproponer el mensaje de un Dios que es Amor. ¿Y que amor sería éste si excluyese a alguien?


Por otra parte, los mejores críticos de Estados Unidos, como Roger Ebert o Jack Garner, han otorgado a esta película la máxima calificación. Y en la web de la crítica especializada norteamericana (www.critics.com), The Passion of The Christ aparece con casi tres estrellas (sobre un máximo de cuatro) 8.

Sin embargo, La Pasión de Cristo posee un punto discutible: en su buscado hiperrealismo, incide en la violencia. No elimina con la elipsis las brutalidades de las situaciones límite, sabidas por los cuatro Evangelios. La sangre del protagonista parece salpicar al público, que queda impactado ante la flagelación, subida al Calvario y muerte en la cruz. No obstante, está muy en la línea de los tradicionales viacrucis o algunas procesiones de Semana Santa. Lo que ocurre es que nadie se había atrevido a ponerlo en imágenes con tanto realismo. Aquí -como refería el crítico de La Vanguardia, Lluís Bonet Mojica- no hay espectáculo; hay sufrimiento. Con todo, Mel Gibson se justificaría en estos términos:

No hay violencia gratuita en esta película. Nos hemos acostumbrado a ver crucifijos bonitos colgados de la pared. Decimos: "¡Oh, sí! Jesús fue azotado, llevó su cruz a cuestas y le clavaron en un madero", pero ¿quién se detiene a pensar lo que estas palabras significan realmente? Entender lo que sufrió, incluso a un nivel humano, me hace sentir no sólo compasión, sino también hace sentirme en deuda.

LA VALORACIÓN ARTÍSTICA

Resulta muy convincente la banda sonora de la película -hablada en arameo y latín-, con unos diálogos sólo subtitulados que imprimen mayor realismo al conocido relato. En cambio, la banda musical es algo efectista, pero añade fuerza a la narración. Asimismo, el montaje analítico, los bien ensamblados flash-backs (quince), el ritmo mantenido y la ambientación están muy logrados. Rodada en escenarios naturales y reconstruidos -en el sur de Italia (Matera, donde filmó Pasolini) y en los estudios romanos de Cinecittà-, uno se siente metido en los parajes y calles de Jerusalén, con gran realismo también en los decorados y vestuarios. ¡Un sobresaliente para Mel Gibson!

Otra de las cualidades del film es la interpretación: Jim Caviezel encarna al Jesucristo acaso más creíble que ha dado la pantalla, con una iconografía inspirada en Caravaggio. También resultan muy conseguidas las figuras de Poncio Pilato, Simón Pedro, Simón de Cirene, María Magdalena y María, la madre de Jesús. La secuencia central -la del Calvario- es una de las mejores jamás filmadas. Además, la profunda mirada de Jesús interpela a todos los personajes y golpea al consternado espectador.

Ciertamente, se trata de una obra artística conmovedora, no exenta de efectismos, pero que aboga por la paz y el perdón, a la vez que contextualiza el entramado político de aquel histórico proceso. Por tanto, los sentimientos que provoca la película en el sufriente espectador son de verdadera hondura emocional, moviéndole a reflexionar íntimamente sobre la misión de Cristo en el mundo. El mismo Gibson afirmaría: "Mi mayor esperanza es que el mensaje de esta historia de tremendo coraje y sacrificio pueda inspirar tolerancia, amor y perdón".

 


FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA

T. O.: The Passion of the Christ. Producción: Icon Productions (USA, 2004). Productores: Mel Gibson, Brude Davey y Stephen McEveety. Director: Mel Gibson. Guión: Mel Gibson y Benedict Fitzgerald. Fotografía: Caleb Deschanel. Música: John Debney. Diseño de producción: Fracesco Frigeri. Vestuario: Mauricio Millenotti. Montaje: John Wright. Intérpretes: Jim Caviezel (Jesucristo), Maia Morgensten (Virgen María), Hristo Naumov Shopov (Poncio Pilatos), Monica Bellucci (María Magdalena), Francesco de Vito (Simón Pedro), Luca Lionello (Judas), Rosalinda Celentano (Satanás), Claudia Gerini (Claudia), Mattia Sbragia (Caifás), Toni Bertorelli (Anás), Hristo Jivkov (Juan), Roberto Bestazzoni (Malco), Sergio Rubini (Dimas), Francesco Cabras (Gesmas). Color - 123 min. Estreno en España: 2-IV-2004.

 

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NOTAS Y REFERENCIAS

7.Vid. La obra de Neal Gabler, An Empire of their Own. How the Jews Invented Hollywood. Crown Publishers, Nueva York 1988.

8. Cfr. también el artículo de Gerard Baker, “A mystery Hollywood cannot exagerate”, Financial Times, 8 abril 2004.

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