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The Passion of the Christ (2004), el film coproducido y dirigido por el actor y realizador Mel Gibson, ha provocado una polémica en todo el mundo. Tanto es así que su estreno comercial, coincidiendo en muchos países con el inicio de la Cuaresma (Miércoles de Ceniza), ha constituido un gran acontecimiento. Es más: en estos momentos, La Pasión de Cristo se sitúa entre las diez películas más taquilleras de todos los tiempos (y la tercera del género bíblico 1).

UNA TRADICIÓN CINEMATOGRÁFICA

La discutida película de Gibson continúa una tradición en la historia del Séptimo Arte. 160 títulos contabilizó la especialista Montserrat Claveras en su monografía sobre Jesucristo en la pantalla: 78 realizados en la época muda; 39, en la etapa sonora; y 43 producidos en la época contemporánea 2. En 1897, a dos años del nacimiento del cine, ya se produjeron siete películas -inspiradas en la pintura y el grabado-, que tuvieron su culminación en la primera versión de Rey de Reyes (1927), del maestro norteamericano Cecil B. De Mille, que se basó en las obras de Rubens y Gustavo Doré. Subtitulada en 24 lenguas, todavía se proyectaba a principios de los años 80 en Semana Santa. Le siguió en importancia Golgotha (1935), del cineasta galo Julien Duvivier, la primera totalmente hablada, que tomó el Evangelio de San Mateo como base. El relato, que comienza el Domingo de Ramos y concluye con la Pascua de Resurrección, fue criticado por su preponderancia a la frialdad sobre lo trascendental y divino del drama. Aun así, contó del asesoramiento de la Escuela Bíblica de Jerusalén. La túnica sagrada (1953), de Henry Koster -que estaba basado en una novela de Lloyd Douglas (1921) y fue el primer filme en cinemascope-, constituyó otro éxito de taquilla: 17,5 millones de dólares en aquellos años. En la década siguiente, tres películas sobre Jesucristo acapararon la atención de los espectadores: la segunda versión de Rey de Reyes (1961), del estadounidense Nicholas Ray, rodada en España por el productor Samuel Bronston, que hizo hincapié en la humanidad de Cristo y escrita en clave materialista por el guionista Philip Yordan -inspirado en los evangelios apócrifos-; Il Vangelo secondo Matteo (1964), de Pier Paolo Pasolini, que es una lectura marxista de la Sagrada Escritura que toma el legado de los pintores del siglo XIV italiano -especialmente, Leonardo da Vinci, Botticelli y Piero della Francesca-. Realizada en blanco y negro, con acompañamiento musical de Bach, Mozart y Prokofiev, fue dedicada al papa Juan XXIII y rodada coincidiendo con la publicación del testamento político de Togliatti, líder del PCI. En esta versión, se enfatizan los aspectos sociales de la predicación de Jesucristo, pero apenas se deja ver el mensaje divino y religioso del texto sagrado. Según Pasolini, el Cristo de esta película dialéctica es un "mito épico-lírico popular". Con todo, producida tras el Vaticano II y en pleno diálogo cristiano-marxistas, fue premiada por la Oficina Católica Internacional del Cine (OCIC). Por último, la ambiciosa superproducción -en cinerama- del agnóstico George Stevens, La historia más grande jamás contada (1965), asimismo inspirada en modelos renacentistas -la figura de Jesucristo (interpretada por el gran actor sueco Max Von Sydow) estaba muy próximo a El Greco y los pantócratos del Románico catalán-, sería acusada de vacía y falta de inspiración, a pesar de su espectacularidad y brillantez formal.

Los años setenta tuvieron otras tres películas importantes: Jesucristo Superstar (1973), del cineasta judío Norman Jewison (el director de El violinista en el tejado), que es la adaptación cinematográfica de una ópera rock que había triunfado en Broadway, con motivos escénicos y cromáticos extraídos de la cultura hippie, pero con serias ambigüedades doctrinales 3; la no estrenada en España y realizada para la RAI, Il Messía (1976), del maestro Roberto Rossellini. El pionero del Neorrealismo, siguiendo los evangelios de San Lucas y San Juan, ofrece un Cristo demasiado humano, que apenas trasluce la divinidad. Finalmente, el también italiano Franco Zeffirelli -converso al catolicismo (como después el actor que interpretó a Jesucristo, Robert Powell)- realiza al siguiente año una de los filmes más completos sobre la vida del Salvador: Jesús de Nazaret (1977), que es una auténtica catequesis, destacando no sólo la humanidad del Señor sino su divinidad. Acaso era como la "respuesta" a Rossellini 4.


Los años ochenta dieron a luz una película clave, que obscureció a los otros títulos sobre la vida del Hijo de Dios: La última tentación de Cristo (1988), de Martin Scorsese. Este gran director italo-norteamericano se basó en la heterodoxa novela de Nikos Kazantzakis (1955) sobre el misterio de la doble naturaleza de Jesucristo, para exponer sus dudas de fe. Sin caer en errores doctrinales graves, Scorsese ofrece una búsqueda que está emparentada con otra película que escandalizó a los fieles de esos años, y sobre las cuales ya tratamos en un congreso especializado 5.
Y así llegamos a la película de Mel Gibson, objeto de nuestro comentario crítico.

 

GÉNESIS DE LA PASIÓN DE CRISTO

El autor de este film no es australiano, como afirman las publicaciones. Mel Gibson nació en Nueva York, en 1956. De origen irlandés, emigró con su familia a Australia donde destacaría como actor. De ahí la confusión. La violenta serie de Mad Max le dio a conocer en todo el mundo. Por eso, pronto la Meca del Cine lo contrató como galán. Y en Hollywood triunfó con películas tan taquilleras como Arma letal, El Patriota, Cuando éramos soldados y Señales, aparte de dirigir dos filmes: El hombre sin rostro -de carácter autobiográfico- y Braveheart, con la que ganó cinco Oscars en 1995.
Su defensa del nacionalismo -patente en su "oscarizada" película acerca de Escocia (siglos XIII-XIV) y en The Patriot, sobre la independencia de Estados Unidos (1776)- es obvio, así como su clara defensa de los valores familiares y religiosos, en las citadas When We Were Soldiers (2001) y Signs (2002). No nos puede extrañar que este católico practicante, padre de familia numerosa -con un padre acusado de cristiano viejo y de no admitir el Holocausto-, haya acometido ahora una obra cinematográfica que ha sido relacionada con su conversión (a los 34 años):

Entonces me di cuenta de que estaba absoluta y completamente arruinado espiritualmente… Yo era un chico feliz, con suerte y sin problemas, que eventualmente me preguntaba de qué va esto (…). Adopté el laicismo de la industria de Hollywood y la paz que traía consigo. Fue muy seductor y había muchas posibilidades dónde elegir, pero no importaba la cantidad de excesos, de lujos, simplemente era suficiente y no llenaba el vacío. Llegué a ese lugar (se refiere a la cúspide del éxito internacional) y empecé a cuestionarlo todo. Fue como entrar en un círculo vicioso, de tortura permanente, dando vueltas y vueltas, e intentar detenerlo y tomar otra dirección, encontrar algunas respuestas y curar mi vacío 6.

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NOTAS Y REFERENCIAS

1.De momento, solamente la superan las populares Los Diez Mandamientos (1956), de Cecil B. De Mille (541 millones de dólares), y Ben-Hur (1959), de William Wyler, con 442 millones.

2.Vid. la tesis de licenciatura de Montserrat Claveras i Pérez, Introducció a la iconografia de Jesucrist a través del cinema, Universitat de Barcelona, 1993, pp. 35-174.

3.Cfr. Eduard Arumí Blancafort, “ Jesucrist Superstar, paradigma de la modernitat”, en Qüestions de vida cristiana, núm. 192, 1998, pp. 26-34; monográfico sobre la 1ª Jornada de Cinema i Religió a Montserrat. Esta exitosa película tendría su continuidad en Godspell (1973), de David Greene.

4. Vid. su libro testimonial, Jesús de Nazaret. Noguer, Barcelona 1980.

5.F. Blasi Birbe; J. M. Caparrós Lera, “Aproximación crítica a dos películas heterodoxas: Je vous salue, Marie (1984), de Jean-Luc Godard, y The Last Temptation of Christ (1988), de Martin Scorsese”, Actas del IV Congreso Internacional de la S.I.T.A. Cajasur, Còrdoba 1999, vol. II, pp. 687-701. El mismo Scorsese me agradeció, por medio de una carta (fechada en Nueva York, 8-IV-1999), que “hubiera pensado en él”.

6. El Cultural, núm. 18, marzo 2004, www.elcultural.es