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2. OTRAS PROPUESTAS DEL FESTIVAL
Paralelamente a las proyecciones de la sección oficial, dentro del festival se pudieron disfrutar de otras propuestas francamente interesantes. La que más, por los títulos que presentaba, era la sección Asian Selection, donde se recogían películas asiáticas que habían sido destacadas o premiadas por otros festivales extranjeros. Un cartel con directores como los surcoreanos Kim Ki Duk y Hong Sang-soo con Spring, Summer, Fall, Winter… and Spring y Turning Gate, respectivamente, o el japonés Kiyoshi Kurosawa, y su fría y decepcionante Bright Future, prometían grandes momentos de cine.
Tras estas apuestas seguras, posteriormente como se vio más o menos satisfactorias, destacaron dos películas semidesconocidas: la china
Blind Shaft, una interesante propuesta que juega con la realidad minera del país, el thriller y el estilo documental; o la inteligente comedia carcelaria
Doing Time, que fue una de las sorpresa más agradables del festival. Entre las respuestas del público más moderadas se encontraron dos películas tan dispares como la china
Darkness Bride o la desconcertante comedia hongkonesa
Chinese Odyssey 2002.
En líneas generales, la Asian Selection mantuvo un nivel muy alto. El premio del público recayó en una de las favoritas: la surcoreana Spring, Summer, Fall, Winter… and Spring, excepcional parábola sobre la vida y la redención más cercana al discurso moral o ético que religioso. El muchas veces galardonado Kim Ki Duk, un abonado al circuito de festivales europeos, se aleja en parte (y sin que sirva de precedente) de la violencia de sus anteriores trabajos (La Isla, Bad Guy o Address Unknown) y adopta una visión frente a la vida algo más optimista, donde la autodestrucción como única salida vital deja paso a la redención y al perdón. El film, planteado de forma episódica a través del ciclo de las estaciones, repasa las edades de un monje desde su infancia hasta la madurez. La inocencia inconsciente de la infancia que se convierte en crueldad involuntaria, el deseo y la pasión de la adolescencia casi como fuerza revitalizadora, el amour fou como principio de destrucción en la edad adulta o el aprendizaje y la experiencia como caminos hacia la paz interior, cierran un ciclo que para el director parece ser tan determinista como el propio ciclo estacional. En definitiva, gran película, una vez más, de este joven director surcoreano que a día de hoy ya ha estrenado con gran éxito dos films más: Samaria, Oso de Plata en la Berlinale 2003; y Bin-jip, premio FIPRESCI en Venecia 2004. Esperemos que el BAFF 2005 se vuelva a acordar de él.
Otra de las secciones del certamen fue la retrospectiva nacional, que se centró en el minoritario cine taiwanés, encabezado por los reconocidos Tsai Ming-liang (The Hole) y Hou Hsiao-hsien (Millennium Mambo) a los que se les sumó, el gran trabajo de Edward Yang y su excelente Yi-Yi, o el debut tras la cámara con The Missing de Lee Kang-sheng, actor habitual de Tsai Ming-liang.