Al día siguiente se presentaba la bella parábola china South of the Clouds de Zu Wen, reservándonos en parte, para el estreno del viernes, la última película del reconocido director tailandés Tsai Ming-liang. Good Bye, Dragon Inn fue acogida con cierta disparidad de opiniones. El ejercicio minimalista con el que se habían desarrollado sus últimos trabajos, sobre todo en la excelente What Time Is It There? (2001), son llevados a su máxima expresión en Good Bye, Dragon Inn. Estéticamente impecable, mérito sobre todo del director de fotografía Liao Ben-Bong, el film es un homenaje al cine y a sus habitantes, a todos los rincones oscuros de las salas de proyecciones. La alusión del título, al clásico wuxia taiwanés Dragon Inn, es todo un epílogo en sí mismo y rememora de forma nostálgica tiempos mejores que han pasado y ya no volverán. La apuesta de Tsai Ming-liang es francamente arriesgada, de difícil digestión, al ofrecernos un film prácticamente mudo que apasionó y disgustó a partes iguales.
El festival se clausuraba el sábado día 8 con la proyección en la Rambla del Raval del bollywood Raghu Romeo, pero sin duda la triunfadora oficial del certamen fue la sorprendente Shara. Excelente película de la japonesa Naomi Kawase, Shara es un retrato intimista, lejano y a la vez reconocible a nuestros occidentales ojos que se culmina magistralmente con cierto aire de esperanza romántica. Los gemelos Kei y Shu viven en un barrio antiguo de la ciudad de Nara, donde su familia se dedica desde hace generaciones a la fabricación artesana de tinta china. El día de la fiesta local, en pleno verano, Kei desaparece repentinamente, mientras los gemelos jugaban en una calle. A partir de este momento, la directora nos muestra con desgarro pero sutilmente el drama familiar en torno a la pérdida inesperada de un hijo. Todo ello expresado a través de magníficos planos- secuencia que se cortan abruptamente para sorpresa del espectador. Ganadora merecida, aunque creemos que se podría haber otorgado ex-equo conjuntamente con la también japonesa Vibrator, este galardón y el conjunto de la sección oficial (de una altísima calidad) demuestran que la apuesta del BAFF por el cine de autor es acertada.