LA GRAN FAMILIA ESPAÑOLA (DANIEL SÁNCHEZ ARÉVALO, 2013)

Por Esther Soler Molina

T.O.: La Gran Familia Española. Producción: Atípica Films, Mod Producciones y Antena3 (España). Productor: José Antonio Félez. Director: Daniel Sánchez Arévalo. Guión: Daniel Sánchez Arévalo. Fotografia: Juan Carlos Gómez. Música: John Rouse. Montaje: Nacho Ruiz Capillas.

Intérpretes: Antonio de la Torre (Adán), Quim Gutiérrez (Caleb), Roberto Álamo (Benjamín), Héctor Colomé (el padre), Verónica Echegui (Cris), Miquel Fernández (Daniel),  Patrick Criado (Efraín), Sandra Martín (Mónica), Arantxa Martí (Carla), Sandy Gilberte (Fran), Alicia Rubio (la prima Marisa), Pilar Castro (la madre de la novia).

Color – 101 min. Estreno en España: 13-IX-2013.

 

“Mamá, lo normal en una familia es que no haya nadie normal...” (Pilar Castro, en La Gran Familia Española).

Si mezclamos en una coctelera cinematográfica una familia al más puro estilo de Siete novias para siete hermanos (Stanley Donen, 1954), el día, para algunos, más importante del fútbol español y una boda algo precipitada e inoportuna podemos descubrir la nueva  comedia emotiva de Daniel Sánchez Arévalo (Azuloscurocasinegro, 2006) digna de sus predecesoras en el “género sin género” que tanto le gusta explorar, tanto en cortometrajes como en largometrajes.

Efraín (Patrick Criado) es el menor de cinco hermanos (el descerebrado), que queriendo cumplir el sueño de su padre (Héctor Colomé), decide casarse a los 18 años con Carla (Arantxa Martí) justamente el día que España juega la Final del Mundial de Sudáfrica (2010). Contando en ese día tan especial con su hermanos: el mayor y deprimido Adán (Antonio de la Torre), el retrasado Benjamín (Roberto Álamo), el desaparecido cirujano Caleb (Quim Guitiérrez) y el responsable Daniel (Miquel Fernández); además de la tercera en discordia del triángulo amoroso de los novios, la melliza de Carla, Mónica (Sandra Martín). Así los personajes se juntan calzados con zapatillas Converse de distintos colores en un día lleno de incidentes, sentimientos y secretos familiares; y de ese modo como en una especie de rompecabezas emocional todas las piezas se mezclan en el caos para luego volver a su orden natural.

Daniel Sánchez Arévalo cuenta una vez más con algunos de sus actores fetiche, a los que él mismo se refiere ya como parte de su familia (algunos lo son incluso de sangre): Antonio de la Torre (Gordos, 2009; Primos; 2011) vuelve a meterse genialmente triste en la piel de un hombre frágil y solitario, el taciturno que sin embargo idea un plan para cambiar su suerte y reconquistar el cariño perdido; Quim Guitiérrez (Azuloscurocasinegro 2006, Primos 2011) se mete en la piel del hermano que, pese a haber estado dos años alejado de la “gran familia” es el único que conoce la clave en secreto de la misma; y no podía faltar en un film de Sánchez Arévalo, su primo, Raúl Arévaloaunque sea sólo explotando su base cómica como guiño al camarero de El Guateque (Blake Edwards, 1968) y su madre Carmen Arévalo en el pequeño papel de abuela de la novia y oficiante de la ceremonia.

La película supone el salto a la gran pantalla de un trío fresco y joven: Patrick Criado, Arantxa Martí y Sandra Martín, los cuales interpretan también en la ficción un particular trío donde las piezas conforman un engranaje que funciona solamente unido a tres bandas. Completan el reparto el polifacético Roberto Álamo (Gordos, 2009; La piel que habito, 2011) que interpreta cuidadosamente a Benjamín, el hermano que encarna la inocencia de un niño con la perspicacia adulta; Miquel Fernández(FIN, 2011) interpretando el hermano que pasa desapercibido pero que mantiene la familia unida y su novia Cris, a la que da vida Verónica Echegui, que nos muestra como en ocasiones elegir lo que nos hace más felices no significa elegir lo que más amamos. Cierra el círculo el padre de la gran familia española, Héctor Colomé(Libertarias, 1996; Azuloscurocasinegro, 2006) un hombre que en la recta final de su vida vuelve a reunir a su familia, exceptuando a su gran amor, ese que nunca se supera, en un día de boda accidentada, recurso recurrente en las obras de Daniel Sánchez Arévalo (cortometraje Traumalogía, 2007; Primos; 2011).

Daniel Sánchez Arévalo (Madrid, 1970) cortometrajista galardonado (Premio al mejor cortometraje por Profilaxis en el Festival de Cine Latinoamericano de Lleida, 2003; Sección Oficial de la Mostra de Venecia para La culpa del alpinista, 2004) nos sumergió en su primer largometraje en 2006 con Azuloscurocasinegro, ópera prima en forma deestilizado drama con toques de humor que cosechó un gran reconocimiento (Mejor Director Novel, Mejor Actor de Reparto, Mejor Actor Revelación de los Goya de 2006). Él mismo suele reconocer que no cree en los géneros puros, pues sus obras son tragicomedias (Gordos, 2009; Primos, 2011), de las cuales algunas apuntan más a la comedia y otras más al drama; juega en un territorio indefinido entre ambos géneros al estilo de Alexander Payne (Entre Copas, 2004; Los descendientes, 2011).

En esta ocasión nos transporta a su película de la infancia, Siete novias para siete hermanos (los créditos de ésta abren y cierran el film)para construir una familia desmembrada y ordenada alfabéticamente en nombres Bíblicos en un día de catarsis colectiva como la final del mundial de fútbol que convirtió a muchos de los españoles en una gran familia (la parte pesimista es la “puta España de cuartos”, la optimista “la que se folla a Alemania con un gol en semifinales”). El partido es un personaje más del film, es la esperanza, la alegría de reunirse y de celebrar, pues ese fue “el día de ganar”. Sus obras, cargadas de tintes autobiográficos y personales parecen salirle de sus mismas entrañas; un cine libre de todo complejo, crudo pero sin llegar a herir, solamente a emocionar. Envuelta en un tono ligero cómico se esconde una dramática historia sobre la vida, la familia y los secretos ocultos. Con un genial guión, del mismo Sánchez Arévalo, como es usual, lleno de puntos álgidos, comentarios ácidos y un genial monólogo del personaje de Adán sobre la situación económica, La Gran Familia Española puede arrancar alguna que otra carcajada en el espectador a la vez que alguna posible lágrima. Como si de un perfeccionamiento de su cortometraje Traumalogía (2007) se tratase, el film cuenta con varias referencias a éste mismo, como la familia de cinco hermanos que celebra una casi boda accidentada.

Contando nuevamente con la amenización musical del estadounidense Josh Rouse, pues ya escribió la canción Quiet Town para Primos, el directorpuede hacer hablar a la película sin diálogo alguno, sólo con el protagonismo de una música, un conjunto coherente que tanto sirve de telón de fondo como de herramienta para enlazar recuerdos del pasado en forma de fotogramas con la actualidad. Sánchez Arévalo añade otras canciones con el objetivo de potenciar momentos claves, como en el genial acierto de Feel so close de Calvin Harris para la entrada nupcial. Ciertos golpes de magia los aporta también el cuidado montaje, particularmente la escena en paralelo de las explicaciones de los jóvenes novios a sus respectivas familias y las calculadas apariciones de los personajes más cómicos: el camarero prácticamente mudo y la prima libre de complejos. Destacable también es la escena en que los ex novios Cris y Caleb reviven su antigua atracción mirándose reflejados en un espejo roto en pedazos, lo que podría ser una metáfora de su amor, roto pero existente.

Preseleccionada para representar a España en los Oscar y llevando al cine a más de 100.000 personas en su primer fin de semana de estreno, La Gran Familia Española promete convertirse en una reconocida y aclamada obra del ya premiado Daniel Sánchez Arévalo, que va perfeccionándose en el arte del largometraje. El objetivo de su director y guionista era sacar al espectador de su ánimo “azuloscurocasinegro” pretendiendo emocionar y remover con su cine, a camino entre lo cómico y lo dramático, pues según él mismo “la mejor comedia sale de lo dramático”. Podemos caer en engaños creyendo  que el film es una comedia que hace reír a carcajadas, ya que termina siendo más bien una obra conmovedora que nos pone un nudo en la garganta. Y aunque el “tiempo puede ser como los quesitos, que si no te los comes se ponen malos”, el cine, en ocasiones, es justo lo contrario, así una película que en un principio puede parecer que carece de cierta profundidad, con el tiempo, como el buen vino, puede hacerte descubrir un trasfondo sincero y crudo como es el drama luminoso de la vida.

“Las familias felices son todas iguales, cada familia infeliz es infeliz a su manera”(Leon Tostoi, en Anna Karenina).

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