GRAVITY (ALFONSO CUARÓN, 2013)

Por Javier Parra

T.O.: Gravity. Producción: Chris DeFaria, Nikki Penny, Stephen Jones (EUA). Productores: Alfonso Cuarón, David Heyman Director: Alfonso Cuarón. Guión: Alfonso Cuarón, Jonás Cuarón. Fotografía: Emmanuel Lubezki. Música: Steven Price. Montaje: Alfonso Cuarón, Mark Sanger.

Intérpretes: Sandra Bullock (Ryan Stone), George Clooney (Matt Kowalski), Ed Harris (Control de Misión, voz en la V.O.), Orto Ignatiussen (Aningaaq, voz en la V.O.), Phaldut Sharma (Shariff, voz en la V.O.).

Color – 91 min. Estreno en España: 4-X-2013.

 

Mucho ha llovido desde que el mexicano Alfonso Cuarón decidiera entrar al mercado hollywoodiense de una de las mejores maneras posibles: adaptando a uno de los grandes de la literatura estadounidense como Dickens con su visión de Grandes esperanzas (1998). Pocos han sido desde entonces los trabajos de un director que pese a haber realizado películas dispares en cuanto a géneros ha sabido marcar con su sello personal a cada una de sus obras, desde la road movie Y tu mamá también (2001) a la genial Hijos de los hombres (2006), una de sus más notables películas hasta la fecha, pasando por su incursión en el universo de J. K. Rowling con Harry Potter y el prisionero de Azkaban (2004), todas ellas con unas relaciones entre personajes perfectamente establecidas y un cuidado al detalle del guion y la puesta en escena. Con Gravity, Cuarón aspira a convertirse en uno de los grandes. Y podríamos decir que no sólo llega a conseguirlo, sino que va más allá.

Arriesgada en su planteamiento inicial y despertando un halo de intriga en lo referente a su resultado (el tráiler original levantó si más no, curiosidad), cuenta como una lluvia de basura espacial destrozará la nave en la que viaja por primera vez la doctora Ryan Stone (una sorprendente Sandra Bullock), dejándola a la deriva en el espacio junto a su compañero Matt Kowalsky (George Clooney). La original premisa de aislar a los personajes y convertir sus miedos interiores y su historia personal en la base de la película es algo que el cine ya ha tratado (y con geniales resultados) con anterioridad, véanse los casos de encierros en pequeños recovecos como La cabina
(Antonio Mercero, 1977) o la más reciente Buried (Rodrigo Cortés, 2010), o el pánico absoluto que supondría el quedarse a la deriva en alta mar que vivirían los protagonistas de Open water (Chris Kentis, 2003); en este caso, Stone y Kowalsky deberán luchar por escapar de la inmensidad del oscuro y frío espacio exterior, peleando con sus miedos interiores en todo un alarde de superación personal.

Sandra Bullock, la reina de la comedia que a día de hoy sigue demostrando que está mucho mejor en papeles dramáticos que en cómicos, suma su actuación en Gravity a aquellos papeles dramáticos como Crash (Paul Haggis, 2004) o The blind side (John Lee Hancock, 2009), que le valdrían el reconocimiento que se merece como actriz y que gracias a la película de Cuarón, se reafirma, pues ella se convierte en conductora de una trama que te atrapa y te deja sin aliento, siendo correctamente acompañada por un Clooney correcto a su medida como contraparte humano dentro de la soledad que pretende y consigue desprender cada fotograma de la película. Suponiendo una proeza fílmica digna del más puro James Cameron y que, de una forma que podríamos tildar de intimista, nos acerca al lejano espacio exterior, Gravity se convierte en película de visionado obligado para todos los amantes del cine, pues estamos ante una obra de ciencia-ficción sin ficción que emana realismo por todos los lados. Un claro ejemplo de que la magia del cine aún existe, larga vida a Alfonso Cuarón.

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ISSN 2014-668X | Latindex
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