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KUSTURICA, Emir:
¿Dónde estoy en esta historia? Memorias
Barcelona: Península, 2013, 350 pp.
Col. Atalaya

El cineasta serbo-bosnio Emir Kusturica es autor de una relevante y, en ocasiones, polémica filmografía que principalmente se ha caracterizado por ubicar las preocupaciones personales de sus protagonistas en el marco sociopolítico de la Yugoslavia de Tito -Papá está en viaje de negocios (1985)-, en el proceso bélico que desmembró el país tras la muerte de éste –Underground (1995), La vida es un milagro (2005)-, o en el contexto coreográfico de la comunidad gitana –El tiempo de los gitanos (1988), Gato negro, gato blanco (1998)-. Tras una prolífica trayectoria cinematográfica, el director ha sentido la necesidad de realizar un paréntesis en el celuloide y exponer su visión del mundo en papel. Fruto de la preocupación por dejar constancia de primera mano de sus vivencias personales y de su posicionamiento ideológico ante los procesos históricos que ha vivido surge ¿Dónde estoy en esta historia?, las memorias que han de permitirle liberarse de posibles “errores interpretativos” sobre su visión del mundo por parte de los espectadores de sus películas.

Partiendo de dicha premisa, Kusturica otorga tanta notoriedad a sus relaciones familiares como a sus valoraciones sobre algunas de sus cintas, que en realidad quedan relegadas a un mero engranaje más dentro del discurso existencial. El lector que ansíe hallar un libro teórico sobre la totalidad de su filmografía (al estilo de Imágenes, de Ingmar Bergman, por ejemplo) topará con unas páginas que muestran el perfil global de un hombre dado a la circunstancia de ser además director de cine. Así pues, la relación con sus padres desde la infancia o el descubrimiento del amor se muestran características necesarias para abordar la personalidad del joven que en un futuro llegará a ser premiado dos veces con la Palma de Oro en el Festival de Cannes.

Sus apreciaciones cinematográficas son en realidad incursiones condicionadas por lo anecdótico tanto cuando recuerda sus primeros pasos en el mundo del cine como cuando hace lo propio sobre algunos de sus trabajos como cineasta consagrado. No puede hallarse una variación metodológica, o de extensión en modo significativo, entre el número de teclas ofrecido a su primera cinta amateur, Una parte de la verdad (1973), o a su film más importante, Underground. En este sentido, llaman la atención también tres episodios en la estela de lo sugerido: el vínculo totémico con la película Amarcord (1973), de Federico Fellini, no ya por la tan reivindicada influencia ejercida por ésta en su obra, sino por la peculiar y reiterada imposibilidad de visionarla cuando estudiaba dirección cinematográfica en la Academia de Bellas Artes de Praga. En segundo término, la amistad que le une a Johnny Depp desde que trabajara para él en El sueño de Arizona (1993). Y por último, el desagradable incidente con Theo Angelopoulus en Cannes cuando Underground ganó la Palma de Oro a la que aspiraba también el cineasta griego por su no menos magnífica La mirada de Ulises (1995). Sin embargo, sí existe una “secuencia cinematográfica” en la que se recrea con esmero: la dedicada a la censura que acechó a la preproducción de Papá está en viaje de negocios (1985). La paciente determinación con la que tuvo que defender su guión fue puesta a prueba por el inevitable “consejo artístico”, consagrado a eliminar todo aquello considerado políticamente inapropiado.

Kusturica despliega sus alas también en cuestiones de índole político -uno de los motivos más pronunciados para escribir este libro-, dado que los procesos históricos que más le han marcado han hecho acto de presencia en muchos de sus filmes, suscitando una encendida polémica en el caso de Underground, ya que algunos intelectuales franceses, como Bernard Henri-Lévy y Alain Finkielkrauk, acusaron a la película en su día de ser un ejercicio propagandístico en beneficio de Slobodan Milosevic. De ahí que el cineasta tuviera la necesidad de manifestarse al respecto y matizar los puentes tendidos originariamente al espectador que pudieran dar pie a interpretaciones alejadas de sus inquietudes motrices. Estas acusaciones, que Kusturica negó en su día, le llevaron a considerar muy seriamente poner fin a su carrera profesional. Finalmente, y como es obvio, optó por seguir dando rienda suelta a su polifacético espíritu artístico no sólo como director, sino también como actor en algunos de sus propios filmes o en trabajos de otros realizadores, como La viuda de Saint-Pierre (Patrice Leconte, 2000) o El buen ladrón (Neil Jordan, 2002) –continuando así con su primera experiencia en un rodaje al ejercer fugazmente la interpretación en Valter defiende Sarajevo (1972), de Hajrudin Siba Krvavac-; o como músico con The No Smoking Orchestra, de cuyos conciertos surgiría su documental Super 8 Stories (2001).

¿Dónde estoy en esta historia? es una obra que transportará al lector a la hogareña intimidad de su autor, “puesta en escena” esta vez sin el barroquismo estilístico que caracterizan sus imágenes, un universo donde la realidad se entremezcla con actitudes surrealistas y oníricas reformulando la lógica empírica de lo mundano. En la actualidad, Emir Kusturica está rodando de nuevo un largometraje ambientado en el conflicto yugoslavo: On the Milky Road. En esta nueva propuesta ejerce también de actor junto a Monica Bellucci, interpretando a una pareja golpeada por tan agitado contexto. Veremos si las extravagancias de sus personajes continúan resultando metafóricamente plausibles en un escenario en el que los objetos y los animales desempeñan con brío su propio rol, o si por el contrario el director ha optado por reinventarse tras la tibia semblanza de sus últimas ficciones. En cualquier caso, esperemos que sus personajes nos sigan apremiando a gozar de lo cotidiano, pese a las inclemencias meteorológicas auspiciadas por los procesos históricos, porque sobrevivir no debiera ser un milagro.