FESTIVAL DE SITGES 2012

Por Xavier Torrents
Enviado especial

Bienvenidos a la pasión cinéfila, al amor por el cine de terror, fantástico y de ciencia ficción. Volvió el Festival de cine de Sitges este año, y del 4 al 14 de Octubre pudimos disfrutar como siempre de una semana de visionados cinematográficos que en esta edición superó las expectativas de la mayoría, con una gran oferta de films de entre los cuales un gran número de ellos alcanzó la excelencia y el reconocimiento crítico. Este año no solamente se ha podido disfrutar de la emoción y júbilo de vivir el día a día festivalero como anualmente se lleva a cabo, sino que aún más importante, en esta 45ª edición se ha podido ver muy buen cine.

Camisetas de Blade Runner, de El Resplandor, de La matanza de Texas, de La Cosa… así nos da la bienvenida el festival desde el primer día hasta el último, con una oferta de películas amplia y golosa para todo tipo de público; un público que este año ha llenado increíblemente las salas en cada una de las proyecciones, demostrando pues que aún y con la pésima situación económica que vive el país, el amor hacia el festival se mantiene tan fuerte como cada año. La organización ha gestionado de forma solvente y ágil el planteamiento, estructura y mantenimiento diario de un programa extenso, denso y difícil de manejar. Siempre poniendo el enfoque en tratar de captar el mayor número de público posible, dándoles comodidad y facilidad hasta el último momento para conseguir entradas (unas entradas que, eso sí, siguen manteniendo más como cada año precios desorbitados). También el interés por atraer a la prensa y a los medios de comunicación se ha trabajado eficientemente y, buscando dar mucha publicidad al festival, esta edición ha tenido invitados de categoría como Elijah Wood (que estrenaba Maniac de Frank Khalfoun), Brandon Cronenberg (hijo del gran David Cronenberg que estrenó su ópera prima Antiviral), Jennifer Lynch (con Chained), Don Coscarelli (premio Máquina del temps), Eli Roth (director, productor y actor en Aftershock), J.A. Bayona (con Lo Imposible), y también Belén Rueda y José Coronado (protagonistas de El Cuerpo). 

El tema genérico de esta 45ª edición ha sido el apocalipsis en muchas de sus innumerables formas y tramas. De esta manera, la mayoría de films del festival (obviamente no todos) han rondado este trasunto tan hablado y tratado en este año 2012, de una forma divertida, temerosa, cómica, cínica, imaginativa, introspectiva, autodestructiva, sarcástica, pero siempre con mucho sentido de la reflexión continua en la cinematografía contemporánea acerca del ser humano y su propio autoconocimiento. El palmarés final ha recaído mayoritariamente en la triunfadora Holy Motors de Leos Carax, una de las mejores películas de los últimos años de historia del cine. Así, el premio a Mejor Película Fantástica a Competición fue para ella, Holy Motors, film que también se llevó el premio a Mejor Dirección y el Méliès d’Argent al Largometraje de la Sección Oficial Europea Fantástica a Competición. El premio Especial del jurado fue para Chained de Jennifer Lynch, cuyo actor protagonista, Vincent D’Onofrio, se llevó el premio a Mejor Interpretación Masculina, mientras que el de Mejor Interpretación Femenina recayó en Alice Lowe, protagonista de Sightseers de Ben Wheatley, película que también consiguió hacerse con el premio al Mejor Guión, escrito éste por Amy Jump, Alice Lowe y Steve Oram. De entre el resto de premios, destacar el del Gran Premio del Público para Robot and Frank, de Jake Schreier, y el Citizen Kane al Mejor Director Novel para Brandon Cronenberg con su Antiviral. Por último, en la sección Casa Asia se otorgó el premio a Mejor Película de Animación a Wolf Children de Mamoru Hosada.

A continuación, brevemente reseñamos el listado de películas más potentes, interesantes, novedosas y, en muchos casos, excelentes de esta 45ª edición del Festival de Sitges:

-Holy Motors, de Leos Carax. Indescriptible argumento el del nuevo film de Léos Carax, que, a través de un extravagante protagonista con una increíble vida, nos muestra la vacuidad de la subjetividad humana, su multipolaridad y, al mismo tiempo, su necesidad de empatía, amor y esperanza. Una de las mejores películas del panorama mundial en los últimos años.

-Safety not Guaranted, de Colin Trevorrow. Una de las mejores películas del festival. Original, nostálgica y sencillamente bonita. Una historia de gente que no encaja, de outsiders, de marginados, de maltratados, de olvidados y desesperanzados. Un grupo de periodistas investiga a un extraño individuo que admite poder viajar en el tiempo. La emoción por la trama rápidamente se convierte en fascinación por unos personajes perfectamente construidos, con los que nos identificamos, en los que nos vemos reflejados y a los que acabamos aplaudiendo cuando logran superarse a sí mismos. El mayor acierto del film: conseguir hilvanar de forma muy equilibrada grandes dosis de sentimentalismo con potentes cargas de un humor fresco y audaz. 

-The Cabin in the Woods, de Drew Goddard. Increíble, apabullante, necesaria, inteligente y despreocupada. Un golpe de efecto al film al uso de jóvenes en una cabaña atacados por un mal condenador. Aquí se introduce todo un elemento de conspiración muy en la línea Whedon en el que una corporación trabaja a nivel mundial para organizar sacrificios humanos que toman la forma de todo el género de terror que hemos ido consumiendo desde niños. No es que solamente el guión se aguante perfectamente por su excelente estructura, sino que hacia el final el film se atreve a volverse absolutamente loco y dejarse llevar hacia el exceso total, manteniendo en todo momento la coherencia y el sentido global con la propia historia e incluso con la historia de todos los films de terror.

-Sightseers, de Ben Wheatley. Una pareja que lleva saliendo tres meses decide hacer una ruta en caravana. Lo que resultan ser un par de personas sencillas e inofensivas acaban por revelarse como la pareja de psicópatas más carismática que hemos visto en la pantalla grande en mucho tiempo. Un guión excelente viste a unos personajes notablemente interpretados, que consiguen que el espectador no solo se lo pase muy bien con ellos, si no que hasta acabamos por cogerles un cariño enorme, acabamos por quererlos a los dos; a estos dos individuos que se pasean por el país asesinando despiadadamente a cuanto se encuentran en su camino. Una grata sorpresa en este Festival que no se conforma con gustar: cautiva y enamora, con mucha sangre y violencia claro está. 

-Maniac, de Frank Khalfoun. Maravilloso remake de uno de los slashers más recordados. Violento, de impecable factura, con una banda sonora excelente, con una propuesta valiente y consecuente hasta el final, y con un Elijah Wood que llega hasta los límites de lo grimoso. Una gran película para el Festival de Sitges.

-Robot and Frank, de Jake Schreier. Frank Langella encarna a un enfermo de alzheimer al que su hijo le compra un robot para que le asista médicamente y en las labores de la casa. Una relación extraña y peculiar se forma entre los dos. Una maravillosa película con un ritmo ágil, con un guión correctísimo con grandes dosis de humor, y con un sentimentalismo en absoluto nada zafio, facilón o melodramático. Sencillamente una historia sobre la relación humana entre dos individuos, la necesidad de estar acompañados y la búsqueda constante de algo que nos dote de sentido y nos distraiga, dándonos un motivo para seguir levantándonos cada mañana.

-Seven Psychopaths, de Martin McDonagh. Desde el inicio esta película se convierte en una locura plano a plano y escena tras escena, logrando casi hipnotizar a un espectador que se lo pasa fenomenal con una historia que parece a ratos no hablarnos de nada, para luego convertirse en una broma metalingüística acerca del propio oficio de guionista. Una gran parodia de la novela negra hilvanada con un salvajismo muy potente que eleva a sus personajes hasta cotas inalcanzables. Una divertidísima e inolvidable película. Hay que destacar la maravillosa interpretación de Christopher Walken, sencillamente perfecto.

-Nameless Gangster, de Jong-Bin Yu. Magnífico y magnánimo thriller del coreano Jong Bin-Yun. Narra la historia de un buen hombre y su extraño camino que recorre entre el crimen organizado y una de las familias de gánsteres más poderosas de toda la Corea de los años 80. Divertidísima y trágica a partes iguales, no decepciona e incluso deja con ganas de más.

-Antiviral, de Brandon Cronenberg. Brandon sigue los pasos de la famosa “nueva carne” de su padre David para introducirnos en un mundo futuro donde la pasión por los personajes famosos ha crecido tanto que los fans compran los virus que éstos padecen. La atracción por la carne, por la putrefacción, por lo más grimoso de los individuos, funciona como metáfora perfecta del sinsentido de la sociedad del consumo, del vacío absoluto que supone vivir en la burbuja capitalista de las sociedades occidentales. Una estética fría e inconexa envuelve una película hábilmente dirigida por un Brandon Cronenberg que apunta grandes maneras, quizás incluso para seguir verdaderamente los pasos de su padre.

-Wolf Children, de Mamoru Hosada. Una película de animación absolutamente bonita en su sentido más simple y profundo. La historia se centra en los hijos de un hombre lobo que serán cuidados y criados únicamente por su madre humana una vez que el padre muere asesinado. Una historia sobre el espíritu de la humanidad y la animalidad conviviendo y amándose entre ellos. El desarrollo y la evolución de los personajes está construido de forma notable, permitiendo al espectador que conecte con ellos y que disfrute de un gran espectáculo visual en su dirección artística.

-Lovely Molly, de Eduardo Sánchez. Podría este film ser una nueva típica historia de fantasma que vuelve para torturar a los vivos, pero no lo es en absoluto. Se trata de algo muy fresco en su planteamiento, muy renovador en su factura y atmósfera, y sobretodo muy profundamente violento y traumatizante en su intensa carga dramática. Una historia perturbadora y tenebrosa, que a más de uno le dejó algo más que miedo metido en el cuerpo.  

-The Lords of Salem, de Rob Zombie. En general decepcionó el nuevo film de Rob Zombie, sin embargo es necesario hacer mención especial a esta extraña, perturbadora y original película. El director vuelve a querernos hacer entrar en su mundo propio, pero olvida trabajar y esforzarse en mecanismos que consigan precisamente eso, que al espectador le interese la historia, que se preocupe por la protagonista, que sienta temor, terror o algo por el supuesto mal diabólico que acontece o puede acontecer, etc. Es decir, Zombie se conforma con plasmar en imágenes lo que suponemos serán sus juegos y reflexiones mentales, pero solamente con eso es imposible que atrape al público, un público que siempre está deseando disfrutar de verdad de su cine. Aún y así, cabe destacar esta película por las magnánimas imágenes que construye, con una potencia visual descarnada y un aura cinematográfica que demuestran la calidad y el buen conocimiento del oficio que posee este cineasta.

-No one lives, de Ryuhei Kitamura. Película festivalera de Sitges a más no poder. Un placer para la vista, los sentidos y la adrenalina. Un despliegue de violencia, gore y acción desenfrenada. Unos actores muy correctos que desarrollan un coro de personajes imbuido de gran empatía para un espectador que tan solo tiene que abrocharse el cinturón y disfrutar como un niño. Básicamente una gran película, y con uno de los mejores malos de los últimos tiempos.

En definitiva, este ha sido un gran año en esta 45ª edición, con una oferta muy amplia de grandes y buenas películas, de entre las cuales finalmente hemos disfrutado de unas aproximadamente veinte excelentes cintas que han contentado y satisfecho a fans, crítica y compañeros cineastas de profesión. Pero, como cada año comentamos los seguidores de Sitges, este Festival no es únicamente un paraíso para cinéfilos y freaks, sino un potente epicentro cinematográfico anual donde no solo acabamos por seguir la pista de cineastas y películas, sino que también se transmuta éste en un lugar donde atisbar los recorridos y afectaciones por donde transcurre el propio cine en estos años de su historia. Volveremos a por más dentro de un año.

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