EL ORIGEN DEL PLANETA DE LOS SIMIOS, CERRANDO UN CICLO POR EL PRINCIPIO DEL FINAL

Por Esther Soler Molina

T.O.: Rise of the Planet of the Apes. Producción: 20th Century Fox / Chernin Entertainment (USA, 2011). Productores: Peter Chernin, Dylan Clark, Rick Jaffa y Amanda Silver. Director: Rupert Wyatt. Guión: Rick Jaffa, Amanda Silver. Fotografía: Andrew Lesnie. Música: Patrick Doyle. Diseño de vestuario: Renée April. Montaje: Conrad Buff y Mark Goldblatt.

Intérpretes: James Franco, Andy Serkis, Freida Pinto, Brian
Cox, John Lithgow; Tom Felton, David Oyelowo, Tyler Labine, Jamie Harris, David Hewlett.

Color – 107 min. Estreno en España: 5-VIII-2011


“El Universo parece compensar la crueldad con el poder”
The Planet of the Apes (Tim Burton, 2001)

Cierta desconfianza afloraba nuestras mentes al conocerse la existencia de una nueva revisión del fantástico clásico de 1968, El Planeta de los Simios (The Planet of the Apes).

Y no precisamente sin razón, ya que el estrepitoso fracaso del aberrante remake de Tim Burton de hace justo diez años había dejado un amargo sabor de boca. Así que este verano veía la luz la tan esperada pre-cuela, la que representaba la respuesta a las preguntas que debieron rondar por la cabeza de George Taylor (personaje interpretado por Charlton Heston en la versión original) en la conocida escena final que comparte con una enterrada estatua de la libertad; cuando un hombre escéptico comprueba que no ha navegado a través del espacio, sino del tiempo y que lo que parecía ser un nuevo planeta con una civilización simia dominando la humana, no es otra que la misma tierra después de sufrir una evolución o involución, depende de como quiera verse. ¿Cómo llegaron los homo sapiens a convertirse en meros animales salvajes dominados por inteligentes y civilizados simios? El resultado una innovadora y ágil película que combina las referencias claras a la obra maestra de Franklin J. Schaffner con la más novedosa técnica digital de Weta Digital.

Un desconocido Rupert Wyatt (The Escapist, 2008) dirige la que podría considerarse la gran apuesta del cine taquillero de este año. Él mismo la definió como una historia sencilla que combinaba el drama real con la acción más espectacular. Pero no se trataba de una apuesta sencilla, el reto era complicado teniendo en cuenta los antecedentes en cuanto a revisionismo: secuelas poco exitosas, remakes desastrosos, cómics; uniendo a esto un final cerrado que no podía aspirar a despertar la sorpresa del espectador. Pero contra todo pronóstico el origen de la saga parece recuperar la esencia de la primera de ellas, sustituyendo el excelente trabajo de maquillaje por la digitalización a través de la técnica de CGI (Computer-Generated Imagery) consiguiendo así un realismo sin precedentes.

Se trata de la historia de una revolución, la de un asombroso e inteligente simio modificado genéticamente llamado César interpretado por el maravilloso actor Andy Serkis; el rey del mo-cap (motion capture o captura de movimiento) o aquello que vendría a ser lo mismo el inquietante e esquizofrénico Gollum o el imponente King Kong; capaz de meterse en la piel de personajes que no hablan y que expresan las emociones de manera distinta a la que estamos acostumbrados. El protagonista, un actor 2.0 que se vistió con trajes verdes con sensores de movimiento e hizo un fantástico trabajo real de interpretación inspirándose en un simio particular llamado Oliver que vivió en la década de los setenta y fue considerado un “humancé”; quizá el eslabón perdido en la evolución, como la doctora Zira y Cornelius veían al humano “ojos claros”. De este modo el resto de actores del reparto se convierten en meros compañeros de viaje en una historia con final escrito.

El brillante James Franco (Milk, 2008; 127 hours, 2010) que en esta ocasión no destaca por su capacidad interpretativa se mete en la piel del científico Will Rodman que movido por la experiencia personal de vivir la lenta degradación de su padre (interpretado por John Lithgow), un genio apagándose por el alzheimer; experimenta con simios un fármaco para lograr una neurogénesis, o una regeneración de las neuronas. Es a partir de esta experimentación que César desarrolla una capacidad mental y afectiva característica de los humanos que propiciará el final de nuestra civilización para el comienzo de una nueva. Como dato curioso cabe añadir que se conoció hace pocos días que la intención original de los guionistas Rick Jaffa y Amanda Silver (que habían trabajado como equipo ya en sus anteriores obras) era que el personaje de James Franco muriera, pero el científico logró salvarse en la fase de posproducción, cuando ya se había grabado incluso la escena de su muerte.

Wyatt contó también con la participación del protagonista de su último largometraje, Brian Cox, encarnando al práctico y frío dueño del refugio donde César empezará su revolución esparciendo la “pócima” que convierte los simios en entes pensantes. Completan el elenco una secundaria Freida Pinto y el encasillado Tom Felton que parece no abandonar el malo que ya conoció en la saga del mago más famoso, Harry Potter. Destacables son las tiernas y sinceras escenas que comparten César y el padre víctima de tan terrible enfermedad; así como la impactante imagen del simio pronunciando su rotundo y primer “NO”. Todo ello amenizado con la música del fantástico Patrick Doyle conocido por haber musicalizado la shakespeariana Mucho Ruido y Pocas Nueces (Kenneth Branagh, 1993).

Según sus creadores la película se hizo en el momento adecuado en qué la técnica lo permitía, después de importantes precedentes como fueron King Kong (Peter Jackson, 2005) y Avatar (James Cameron, 2009), realizando por primera vez una captación del movimiento justo en el lugar de la acción en vivo; dejando para el recuerdo la fantástica escena de la batalla en el puente Golden Gate de San Francisco como el Mo-Cap más largo hecho en exteriores. La más novedosa tecnología combinada majestuosamente con el homenaje a la obra de finales de los sesenta: la hembra simia con la que experimentan, la madre de César es llamada “ojos claros” o “bright eyes” en la versión original al igual que la doctora Zira llamaba a Charlton Heston; Felton utiliza los mismos instrumentos (mangueras de agua presión y hierros para apresar rodeando el cuello) para atemorizar a los simios enjaulados que los que utilizaban en la versión original para tener controlados a los homo sapiens.

Esta nueva versión, al contrario de lo que hizo la de Burton, muestra respeto por el original, de manera que hace plantearse cierto discurso ético sobre el tratamiento que se les da los animales que se utilizan para la experimentación y cómo la teoría del boomerang nos hace plantearnos si algún día podría estar el homo sapiens al final de la cadena alimenticia. Así como el abuso de poder y el maltrato pueden llevar a una revolución sin precedentes que cambie el curso de los acontecimientos, aquello que algunos han interpretado como una metáfora del popular movimiento del 15M o que podría recordarnos a V haciendo volar por los aires el edificio del Parlamento Británico mientras suena la obertura 1812 de Piotr Ilich Chaikovski (V for Vendetta; James McTeigue, 2006). Des de mi punto de vista esta película es un intento de hacer historia, de contar los motivos por los cuales se llegó a una situación determinada. La historia nos pretende explicar el presente, porqué estamos donde estamos, porqué somos como somos, de la misma manera que El origen del Planeta de los Simios explica cual fue el inicio de la distopía que vivimos en la pantalla en 1968.

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