Film Reviews | Beginners

T. O.: Beginners. (USA, 2010). Producción: Olympus Pictures y Parts and Labor. Productores: Miranda de Pencier, Lars Knudsen, Leslie Urdang, Jay Van Hoy, Dean Vanech, Fran Giblin y Geoff Linville. Dirección y guión: Mike Mills. Fotografía: Kasper Tuxen. Diseño de producción: Shane Valentino. Música original: Roger Neill, Dave Palmer y Brian Reitzell. Montaje: Olivier Bugge Coutté. Diseño de sonido: Susumu Tokunow y Nancy MacLeod.

Intérpretes: Ewan McGregor (Oliver), Christopher Plummer (Hal), Mélanie Laurent (Anna), Goran Visnjic (Andy), Kai Lennox (Elliot), Mary Page Keller (Georgia), Keegan Boos (Young Oliver).

¿Qué ocurre cuando un jubilado decide salir del armario? Bajo esta premisa de aparente comicidad se desarrollan las vidas de un padre y su hijo en un film que refleja las dificultades con las que pueden topar dos personas de diferentes generaciones en materia de relaciones sentimentales, cuando éstas se presentan como una elección personal (en el caso del hijo, fruto de muchos desengaños) o como una obligación social (en el caso del padre, derivada de la moral de su época). Hal, el padre, da un giro a su vida de 180 grados, mientras que Oliver, su hijo de treinta y ocho años, continúa boicoteando todas las relaciones que inicia con las mujeres. Sin embargo, la irrupción de Anna, actriz francesa de paso por la ciudad y por su vida, coloca a Oliver en la misma situación que a su padre: la de un principiante en el tema del amor. Ambos superan así sus miedos, el progenitor, a mostrar públicamente su verdadera identidad sexual; y el hijo, al compromiso. Dos obstáculos en sus vidas que ambos necesitan asumir para alcanzar la felicidad, ya que llega un momento en que el temor al cambio les oprime tanto que deciden saltar al vacío y desprenderse de las respectivas rutinas sentimentales. La cuestión finalmente resulta sencilla: ¿qué se puede perder con la nueva opción, seguir siendo infeliz, subsistir en vez de existir?

Si en algunos pasajes de Beginners, del director y guionista Mike Mills, la cinta se decanta por el tono de comicidad, el resto de elementos que configuran el argumento la ubican en el drama más absoluto: Por un lado, Hal reconoce su condición sexual tras la muerte de su mujer, Georgia, y una vez decidido a aceptarse y ser feliz padece un cáncer terminal. Por otro, el propio Oliver, vive frustrado por un trabajo de diseñador gráfico que no le permite expresar su mundo interior, ya que censuran constantemente su creatividad.

Destaca también en el film la presencia del perro de Hal, que acompaña a Oliver a todas partes una vez fallecido su padre. A remarcar el hecho de que el can tenga sus propios diálogos y mantenga conversaciones con Oliver, reflejándose así la soledad del personaje. Un intento también de soltar presión por parte del director ante el dramatismo de algunas situaciones.

La lucha interna de los personajes protagonistas aparece definida en profundidad en la propuesta de Mills, como ejemplifica el hecho de que Georgia y Hal luchen por mantener a flote un matrimonio sin pasión sexual, pero con respeto y amor, o que Oliver no se comprometa por miedo al fracaso, ya que no quiere repetir los pasos de sus padres al no elegir a la persona adecuada. La nueva vida de Hal y la irrupción de Anna (otra boicoteadora de sus relaciones sentimentales) despejan el camino para que Oliver coja las riendas de su existencia.

Finalmente, en materia de estética, el director de Thumbsucker (2005) recurre a un montaje paralelo ubicado en diferentes tiempos: por un lado la situación actual en la que Oliver conoce a Anna, una vez fallecido su padre, alternada, por otro, con el pasado más cercano de la relación paterno-filial tras la defunción de la madre, y, por último, la infancia de Oliver junto a ésta. Además, la introducción de fotogramas fijos con voz en off de Oliver, para ubicar al espectador con las pinceladas cronológicas justas en el contexto social y personal de los protagonistas, aporta a la película una peculiar idiosincrasia. Una iluminación minimalista y una música de carácter realista, acordes a las situaciones personales a las que acompañan, arropan de modo eficiente al film de Mike Mills, un cineasta que ha llevado a cabo un honesto ejercicio cinematográfico. La trama de Beginners se basa, por curioso que parezca, en la experiencia personal de su director, cuando su padre hizo pública su homosexualidad a los setenta y cinco años.