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SOUL KITCHEN. SORPRENDENTE CAMBIO DE REGISTRO DEL CINEASTA TURCO-ALEMÁN FATIH AKIN

 

Por CARLOS GIMÉNEZ SORIA

T.O.: Soul Kitchen. Producción: Corazón International, Dorje Film, Norddeutscher Rundfunk (NDR) y Pyramide Productions (Alemania, 2009). Productores: Fatih Akin, Ann-Kristin Homann y Klaus Maeck. Director: Fatih Akin. Guión: Fatih Akin y Adam Bousdoukos. Fotografía: Rainer Klausmann. Supervisión musical: Klaus Maeck y Pia Hoffmann. Diseño de producción: Tamo Kunz. Montaje: Andrew Bird.

Intérpretes: Adam Bousdoukos (Zinos Kazantsakis), Moritz Bleibtreu (Illias Kazantsakis), Birol Ünel (Shayn Weiss), Anna Bederke (Lucia Faust), Pheline Roggan (Nadine Krüger), Lukas Gregorowicz (Lutz), Dorka Gryllus (Anna Mondstein), Wotan Wilke Möhring (Thomas Neumann), Demir Gökgöl (Sokrates), Monica Bleibtreu (La abuela de Nadine), Udo Kier (El Señor Jung).

Color – 99 min. Estreno en España: 31-III-2010.

Con tan sólo seis largometrajes y dos documentales a sus espaldas, el realizador Fatih Akin (Hamburgo, 1973) se ha convertido en una de las jóvenes promesas de la actual cinematografía alemana. A pesar de haber debutado en 1998 con la película Corto y con filo (Kurz und schmerzlos), se dio a conocer internacionalmente con su film Contra la pared (Gegen die Wand, 2004), que se alzó con el Oso de Oro en Berlín al Mejor director y con los premios a Mejor película y director en el certamen de la Academia Europea en el mismo año. Descendiente de padres turcos, las dramáticas historias de este cineasta se ambientan principalmente en comunidades de inmigrantes turcos que residen en Alemania o en familias de origen turco afincadas en el país. Incluso llegó a filmar una obra que exploraba los avatares de su propia familia de emigrantes: En Julio (In Juli, 2000), con uno de sus actores habituales, Moritz Bleibtreu.

El inesperado éxito de Contra la pared condujo a su autor a insistir sobre las raíces de su cultura y, de este modo, rodó un excelente documental sobre la música autóctona de Turquía en Cruzando el puente: Los sonidos de Estambul (Crossing the Bridge: The Sound of Istanbul, 2005). Dos años después, volvió a insistir sobre las constantes políticas y sociológicas de su cine en un film comprometido: Al otro lado (Auf der anderen seite, 2007), crónica de los conflictos internos en la capital turca a raíz de los movimientos de insurgencia en vísperas de su entrada en la Unión Europea. Cinta narrada de manera un tanto contemplativa a través de historias entrelazadas, que cuenta con la presencia de Hanna Schygulla, musa del desaparecido realizador Rainer Werner Fassbinder. Por este film, Akin recibió el premio al Mejor guión en Cannes y en los premios de la Academia Europea.

Antes de abordar su siguiente proyecto, participó en una película colectiva: New York, I Love You (2007), dirigida entre otros por Yvan Attal, Shunji Iwai, Mira Nair, Shekhar Kapur y Natalie Portman. Previamente ya había hecho otro tanto en Visions of Europe (2004), donde colaboraba con veinticinco autores importantes de la moderna cinematografía del viejo continente (Sharunas Bartas, Tony Gatlif, Theo van Gogh, Peter Greenaway, Miguel Hermoso, Aki Kaurismäki, Béla Tarr y Jan Troell, entre los más destacados).

Sin embargo, la carrera de Fatih Akin ha dado un giro insospechado, dejando a un lado sus habituales incursiones en el género dramático. Con su última película, Soul Kitchen (2009), ha efectuado un cambio de registro, rodando una alocada comedia en torno a las vicisitudes diarias del propietario de un restaurante por conseguir que su local salga a flote y no sucumba ante las presiones de las empresas inmobiliarias y los problemas con los agentes de control de sanidad.

Otro elemento distintivo respecto a sus anteriores cintas es el hecho de que los protagonistas no son personas de ascendencia turca, sino griega. De este modo, Akin abandona sus tremebundos dramas sobre el colectivo turco residente en Alemania y centra la acción de su nuevo film en las disparatadas peripecias de Zinos Kazantsakis, el joven dueño del establecimiento “Soul Kitchen”, cuya novia ha decidido marcharse como corresponsal extranjera a Shanghai. Al mismo tiempo, todo tipo de dificultades van a convertir el devenir cotidiano de Zinos en una situación cada vez más azarosa: su hermano Illias, un ex convicto recién salido de la cárcel bajo libertad condicional, insiste en trabajar con él; Shayn, el veterano cocinero de un restaurante de lujo, es despedido y Zinos decide contratarle a pesar de sus excentricidades; Thomas Neumann, antiguo compañero de escuela y dudoso agente inmobiliario, pretende abusar de la confianza de su amigo y comprarle su local para derribarlo; y, para colmo, una lesión en la espalda se transforma en una hernia discal que Zinos deberá operarse cuanto antes bajo el riesgo de quedarse paralítico. Toda esta amalgama de circunstancias, exhibidas de manera vertiginosa y cómica, constituye el argumento del reciente proyecto de Fatih Akin, co-escrito con el actor Adam Bousdoukos, principal protagonista de la película y ex propietario de un célebre local en Hamburgo, quien ha confesado que el personaje de Zinos está basado directamente en él.

A pesar de suponer un fresco y agradable cambio de registro respecto a sus cintas anteriores, esta obra no ha sido acogida unánimemente por la crítica y el público especializado. El enorme acierto con que este cineasta turco-alemán ha abordado un género tan inusual en él como la comedia no ha recibido el beneplácito general. Algunos echan en falta las historias comprometidas y fatalistas de películas como Contra la pared o Al otro lado, mientras que otros han considerado que Akin no parece encontrarse cómodo en el terreno cómico. No obstante, la cinta funciona con enorme efectividad a nivel de ritmo interno y posee gran cantidad de aciertos en su estructura argumental, repletos a su vez de una contagiosa hilaridad.

Por otra parte, el film está sembrado de temas musicales y bailes de diferentes estilos de raigambres folclóricas muy variadas, con un especial predominio de la música griega, puesto que los inmigrantes que aparecen en este último proyecto del autor de Solino (2002) tienen sus raíces culturales en la antigua cuna de la civilización occidental.

Del mismo modo, Soul Kitchen se ve reforzada por un brillante elenco de actores que dan sobradamente la talla en el ámbito de la comedia, algunos de los cuales –como Birol Ünel o el citado Moritz Bleibtreu– son rostros familiares en la filmografía de su autor. Sobre la propia selección de los protagonistas, el mismo Fatih Akin se pronunció en los siguientes términos:

Monique, mi mujer, que tiene mucho olfato para las caras, las personas y las historias, me ayudó a reunir el reparto. Ya tenía algunos actores en mente cuando escribí algunos de los personajes: Adam Bousdoukos es Zinos, Birol Ünel es Shayn, y Moritz Bleibtreu es Illias. Buscamos a los otros actores teniendo en cuenta a estos tres. Nos quedaba poner cara a unos doce papeles. Todos debían ser individuales, pero encajar a la perfección como conjunto para que nadie sobresaliera más que otro. Pensamos que era especialmente importante que las tres mujeres, Anna (Dorka Gryllus), Nadine (Pheline Roggan) y Lucia (Anna Bederke), fueran muy distintas, pero todas debían ser auténticos objetos de deseo. En este aspecto, Monique lo hizo a la perfección.

Afortunadamente, Soul Kitchen ofrece, al mismo tiempo, un desenfrenado divertimento y exhibe un dominio de las reglas del género cómico, ofreciendo un muestrario completo de cierto tipo de juventud posmoderna propia de la sociedad inmigrante alemana del nuevo siglo. Gracias a ello, la película ganó merecidamente el Premio Especial del Jurado en el Festival de Venecia 2009, demostrando que las capacidades como realizador experimentado de Fatih Akin no se adscriben solamente al género dramático.

 

FILMHISTORIA Online, Vol. XX, nº 2 (2010)

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