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EFRÉN CUEVAS (ed.):

La casa abierta. El cine doméstico y sus reciclajes contemporáneos

Madrid: Ocho y Medio, 2010, 414 pp. Col. Textos Documenta

 

El libro colectivo La casa abierta supone el primer acercamiento al cine doméstico que se edita en España con carácter monográfico. Y por la calidad de sus contribuciones no cabe duda de que será una referencia obligada para los interesados en este tema. Al incluir artículos académicos, traducciones de estudios ya clásicos, ensayos y entrevistas de los propios cineastas, ofrece una visión que podrá interesar tanto a lectores aficionados como a investigadores.

El libro arranca con una primera parte, “Conceptos y contextos”, que contiene tres estudios. El primero es una traducción del texto de Roger Odin, “Le film du famille dans l’institution familiale” (publicado en francés en Le film de famille. Usage privé, usage public), en el que el autor propone una definición de “cine doméstico” y explica su función social e individual en el seno familiar y en el mundo audiovisual. Frente al cine amateur, al experimental y al documental, Odin distingue los rasgos formales y pragmáticos de este tipo de cine. En el segundo capítulo, “Cómo «mejorar» las películas”,  su autora Liz Czach estudia la interpretación en el cine doméstico, comparando los consejos que daban las revistas para aficionados con la práctica real. Cierra esta sección el estudio de Pedro Nogales y José Carlos Suárez sobre la evolución histórica y temática del cine doméstico español desde sus inicios a principios de siglo, pasando por la popularización de los años setenta, la aparición de los nuevos formatos y estilos, hasta la actualidad.

La segunda parte del libro, “Reciclajes: metraje de cine doméstico en el cine documental”, constituye el núcleo del libro colectivo y en ella se aborda el fenómeno de quienes incluyen metraje doméstico en sus obras documentales. Su primer capítulo, escrito por Efrén Cuevas, aborda de forma panorámica los diferentes modos en los que el cine doméstico ha sido reutilizado en el cine documental, subrayando cómo ese reciclaje de materiales domésticos puede dar un nuevo sentido a lo filmado en el seno familiar. Esto lleva ineludiblemente a la pregunta por la pertinencia de la exhibición pública, con pretensiones artísticas, de material personal y en ocasiones íntimo. El siguiente capítulo, “Discursos históricos de lo inimaginable: The Maelstrom”, de Michael Renov, comienza con una reflexión sobre los cineastas que hacen cine sobre la Shoah, mirando especialmente al caso de Péter Forgács, quien en su documental The Maelstrom recupera cine amateur y doméstico para mostrar la experiencia de la vida cotidiana judía en los años del Holocausto. William C. Wees analiza en su capítulo otro film de Forgács, Meanwhile Somewhere..., con especial énfasis en el significado de los mecanismos formales que el cineasta emplea en sus películas, con los que unifica y contextualiza el metraje doméstico. Wees describe este documental como una película en la que “los niveles macro y micro históricos se van solapando y mezclando” (p. 197), ya que en su obra se muestra el contraste entre lo cotidiano y el Estado en guerra.

Ishizuka y Ruffinelli abordan en su capítulo diversas propuestas de reciclaje en el contexto americano. Ishizuka relata cómo el material documental sobre los japoneses que emigraron a EEUU en el siglo XX  es prácticamente inexistente, excepto el filmado por cineastas domésticos, que “ofrecen una visión inédita de la América multicultural del momento” (p. 208). Ruffinelli, por su parte, analiza cinco películas latinoamericanas realizadas parcialmente con material doméstico. En Mi hijo el Ché, retrato de familia de Don Ernesto Guevara, el cineasta cubano Fernando Birri entrevista al padre del Ché, para llegar íntimamente a la vida de su hijo. El misterio de los ojos escarlata (Alfredo Anzola) presenta una visión de Venezuela y de su gente a través de las filmaciones del padre de Anzola.  La línea paterna, de los mexicanos José Buil y Marisa Sistach, cuenta con un valioso material histórico y etnográfico. Y por último, en La televisión y yo y Fotografías el argentino Andrés di Tella despliega los recursos autobiográficos del documental familiar.

La tercera parte del libro, “Mestizajes: el cine doméstico y las vanguardias”, pone en diálogo el cine doméstico con las vanguardias cinematográficas. En “Un encuentro entre el cine doméstico y el experimental: el cine personal” (traducción del original francés publicado en Le film de famille), Laurence Allard analiza las similitudes y diferencias entre el cine doméstico y el experimental, hasta llega a considerarlos como emparentados, ya que los cineastas experimentales “se inspiran tanto en los temas tratados como en el estilo de filmación característico de los cineastas profanos” (p. 256). James M. Moran en “Cine doméstico, amateur y de vanguardia: modos de distinción” deja de lado los géneros para proponer una nueva clasificación según los “modos funcionales” de las películas, sirviéndose de los vectores conservador-radical y estético-social. Josep Maria Català cierra este apartado con su artículo “El presente perpetuo. Mekas en el siglo XXI”, un tour de force contra la estética de lo irrelevante en Jonas Mekas desde su papel en el underground americano. Català se hace eco de los reclamos del propio Mekas a los directores de su tiempo y resalta la paradoja del cine minimalista del que Mekas es representante: “Los artistas de lo banal en realidad nunca han pretendido que su obra se desvanezca al tiempo que es realizada” (p. 308).

La cuarta y última parte, “La voz de los documentalistas contemporáneos”, da voz a los propios cineastas. Alan Berliner está presente a través de una selección de los diarios de trabajo de The Family Album y de un texto de una conferencia pronunciada en 2004. Se incluyen también entrevistas inéditas a Péter Forgács, Sandhya Suri, José Irigoyen y Alfredo Anzola, en las que comentan sus películas El perro negro, I for India, Horizonte artificial y El misterio de los ojos escarlata respectivamente. En formato de ensayo breve se ofrecen también las reflexiones de Christiane Burkhard sobre Engelchen, Fleig (Vuela, angelito) y de Ralph Arlyck sobre Following Sean.

En conclusión, La casa abierta. El cine doméstico y sus reciclajes contemporáneos resulta sin duda una lectura recomendable para los interesados en el cine doméstico, pues aborda el tema desde una amplia gama de puntos de vista. Quizá esa variedad de enfoques pueda resultar en algún momento un poco excesiva, a la hora de poner en diálogo unos textos con otros; algo que además contrasta con la reiteración de un cineasta singular, Péter Forgács, con dos estudios y una entrevista. No obstante, es cierto que el libro deja claro desde el inicio que su objetivo es dar voz a autores y cineastas diversos y claves en este contexto –desde Odin, Renov o Moran hasta cineastas como Berliner o Forgács–, aportando un conjunto de textos relevante para profundizar en este ámbito cinematográfico.

 

LOURDES E. VERANO

 

FILMHISTORIA Online, Vol. XX, nº 2 (2010)

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