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UN TIPO SERIO, UNA COMEDIA NEGRA EN TORNO A LAS COMUNIDADES HEBREAS NORTEAMERICANAS

 

Por CARLOS GIMÉNEZ SORIA

 

 

T. O.: A Serious Man. Producción: Mike Zoss Productions y Working Title, en asociación con Studio Canal y Relativity Media (USA-Gran Bretaña-Francia, 2009). Productores: Joel y Ethan Coen. Directores: Joel y Ethan Coen. Guión: Joel y Ethan Coen. Fotografía: Roger Deakins. Música: Carter Burwell. Diseño de producción: Jess Gonchor. Montaje: Roderick Jaynes.

Intérpretes: Michael Stuhlbarg (Larry Gopnik), Richard Kind (Tío Arthur), Fred Melamed (Sy Ableman), Sari Lennick (Judith Gopnik), Aaron Wolff (Danny Gopnik), Jessica McManus (Sarah Gopnik), Peter Breitmayer (Sr. Brandt), Brent Braunschweig (Mitch Brandt), David Kang (Clive Park).

Color – 105 min. Estreno en España: 8-I-2010.

 

 

Tras 25 años de carrera profesional, los hermanos Joel y Ethan Coen se han convertido, sin lugar a dudas, en uno de los referentes principales del cine independiente norteamericano. Poseedores de un personalísimo y extravagante sentido del humor, el talento de los Coen ha quedado reflejado en todos los géneros que han abordado: desde el film noir con reminiscencias de Dashiell Hammett –Muerte entre las flores (Miller’s Crossing, 1990)– al thriller moderno con un retrato implacable de la América profunda –Sangre fácil (Blood Simple, 1984), Fargo (1996), No es país para viejos (No Country for Old Men, 2007)–, pasando por la comedia al estilo clásico –El gran salto (The Hudsucker Proxy, 1994), Crueldad intolerable (Intolerable Cruelty, 2003)– o la sátira del mundo de Hollywood –Barton Fink (1991)–. Su decimocuarto largometraje, Un tipo serio (A Serious Man, 2009), incide de nuevo en la vertiente más negra de la comicidad propia de esta pareja de realizadores a través de cierta reflexión sociopolítica sobre las comunidades hebreas en los Estados Unidos.

Criados en el seno de una de estas comunidades, los Coen han llevado a cabo un ácido retrato de la cultura en que fueron educados, focalizando el relato de su nueva película en torno a la crisis personal de un profesor universitario que contempla angustiado cómo se derrumba su pacífica existencia. Las declaraciones del propio Ethan Coen exponen con claridad el aroma autobiográfico de esta obra fílmica:

La película transcurre en 1967 dentro de una comunidad judía en las afueras de una ciudad sin especificar del Medio Oeste, por lo que nos recuerda nuestra niñez. El ambiente, los decorados son importantes para nosotros y son una parte clave de lo que pasa en esta historia. El lugar donde crecemos forma parte de nuestra identidad. No desaparece aunque no se vuelva a él durante mucho tiempo.

Larry Gopnick es un personaje inventado de pies a cabeza, pero está basado en personas que conocimos en la infancia porque es profesor de universidad. Nuestros padres también lo eran y conocimos a muchos de sus colegas. Además, Larry es un padre judío de mediana edad en una comunidad similar a la nuestra donde crecimos.

De hecho, la idiosincrasia de la religión hebrea y su funcionamiento como base estructural de la forma de vida en estos colectivos son los ejes centrales sobre los que se construye la irónica visión del desmoronamiento de un código de principios y valores. Por una parte, el protagonista del film siente una necesidad urgente de hallar respuestas que le orienten hacia una posible solución ante la situación desesperada que vive en el momento actual. Sin embargo, las entrevistas privadas a las que asiste –con rabinos de diferentes edades y, por lo tanto, con distintos puntos de vista sobre la vida–, lejos de servirle de auxilio, acrecientan aún más su estado de ansiedad e incertidumbre en relación a los problemas que le envuelven.

La pesadilla de Larry Gopnick se inicia cuando su esposa le pide el divorcio que se otorga dentro de la fe judía –conocido con el nombre de get– para poder casarse con un amigo de la familia, recién enviudado. En el ámbito laboral, su nombramiento como profesor titular del departamento de Ciencias Físicas empieza a peligrar a causa de una serie de cartas anónimas que ponen en duda la profesionalidad de Larry como docente, al mismo tiempo que éste recibe el intento de soborno de un alumno coreano que ha suspendido su asignatura. No obstante, todos estos sucesos tienen lugar en vísperas de la celebración del bar mitzvah –o entrada en la adolescencia– de su hijo, acontecimiento que le va proporcionando el tiempo necesario para tomar conciencia de la crisis de su modelo de vida antes de establecer una ruptura definitiva con su hogar, su trabajo y su familia.

A pesar de toda la ironía implícita en la historia, los autores de El hombre que nunca estuvo allí (The Man Who Wasn’t There, 2001) afirman que su intención no era hacer una crítica severa del funcionamiento de las comunidades hebreas, sino más bien un retrato cómico del ciudadano medio que entra en una profunda crisis a causa de las contradicciones que encuentra dentro de su propia cultura y su educación. A ese respecto, resultan ilustrativas algunas declaraciones que Joel Coen ha realizado ante la prensa:
  
Hay personas que no llevan muy bien que se critique algunos temas en concreto. Tal como lo vemos, A Serious Man muestra a la comunidad judía con mucho afecto, además de ser una película que enseñará aspectos poco conocidos del judaísmo.

Con todo, resulta difícil no percibir en Un tipo serio cierto sarcasmo en la puesta en crisis de ese tipo de sociedad endogámica en la que ambos hermanos fueron educados, debido quizás a ese humor negro tan personal que los Coen estilan en casi todas sus obras. Sentido del humor que, dicho sea de paso, seguramente no será del agrado del gran público, aunque sí del seguidor incondicional de esta pareja de cineastas.

Aun así, hay dos aspectos que resultan especialmente sorprendentes en el film. La escena inicial no guarda ninguna relación aparente con el resto de la película. Ante el común acuerdo de presentar un breve cuento hablado en yiddish como introducción a la trama, los responsables de El gran Lebowsky (The Big Lebowsky, 1998) decidieron inventar el prólogo que aparece antes de los títulos de crédito, ya que, según han admitido, no conocían ninguna historia popular que pudieran incluir.

En segundo lugar, los Coen optaron por Michael Stuhlbarg –nominado al Globo de Oro por este papel– porque preferían que el protagonista principal no estuviese interpretado por ningún actor conocido. Con el proyecto ya en marcha, decidieron que el resto del reparto estuviese compuesto por profesionales locales de Minneapolis, la ciudad donde ambos nacieron. De este modo, el casting completo de la película acabó recayendo sobre rostros poco conocidos para el público en general, factor que benefició a la ambientación del film dentro de las citadas comunidades hebreas de Norteamérica.

Aunque haya que admitir que Un tipo serio es una obra menor dentro de la filmografía de los aclamados directores de Arizona Baby (Raising Arizona, 1987), la escritura del guión es espléndida y ha logrado alzarse con una merecida nominación al Oscar, así como también la propia película, dentro de una ceremonia donde por primera vez figurarán diez candidatas compitiendo en esta segunda categoría.

 

FILMHISTORIA Online, Vol. XX, nº 1 (2010)

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Grup de Recerca i Laboratori d'Història Contemporània i Cinema