El film narra la persecución que un criminal psicópata (Javier Bardem) emprende tras los pasos de un individuo que se ha apoderado de un botín de dos millones de dólares (Josh Brolin), resultado de una operación de contrabando de drogas. Un veterano sheriff (Tommy Lee Jones) intentará ayudar al joven ladrón y a su esposa (Kelly MacDonald) contra ese vendaval de violencia que ha penetrado en sus vidas. Sin embargo, la propia ley se ve superada por la brutalidad de los acontecimientos: la desilusión se apoderará de este personaje que contempla atónito el paso del tiempo y la llegada de un mundo de crueldad irracional frente al cual las viejas leyendas sólo tienen la opción de claudicar.
Por consiguiente, la densidad de la obra es el resultado natural de la combinación de un tiempo cinematográfico lento y dilatado unido a la hondura de la reflexión ética que los hermanos Coen intentan aportar al relato. Los tres personajes principales componen un mosaico de situaciones del que se desprende una singular concepción interna de la narración. Joel Coen ha manifestado su particular punto de vista sobre la adaptación en los términos siguientes:
No es país para viejos es una historia que posee una estructura muy particular. Arranca como una novela pulp, pero luego deviene algo más, un texto de profundo calado moral.
Esto es lo más cerca que estaremos nunca de hacer una película de acción. Es una historia de persecución en la que Chigurh persigue a Moss, y el sheriff les sigue a los dos. Y eso se traduce en una gran actividad física para conseguir un objetivo. Nos interesó desde el punto de vista de película de género, pero también porque subvierte lo que se espera del género.
A pesar de todo, resulta difícil calificar de western la presente obra de los hermanos Coen. En tal caso, la adscripción a este género se debería antes a factores contextuales que al propio tratamiento temático. El argumento sería fácilmente extrapolable al cine policiaco, motivo por el cual quizás sea más conveniente definir el film como una pieza de autor. De cualquier modo, cabe contemplar este regreso de los Coen al terreno de la violencia como un signo de retorno a unas constantes que ya estaban presentes en Fargo (sólo que allí lo estaban bajo el gélido aspecto de un paisaje nevado). El propio Ethan Coen ha declarado sus intenciones respecto al film:
Es obvio que el relato contiene elementos del western, pero nuestro referente central era la novela, no los códigos de un género determinado. A posteriori diría que el film no es tanto un western, sino más bien cine policiaco.
En cuanto al cariz personal de esta adaptación literaria, puede afirmarse que No es país para viejos es, en esencia, uno de los films más coherentes dentro de la filmografía de sus autores. En él se reúnen los elementos presentes en todos los thrillers de los hermanos Coen: un caricaturesco retrato de tipologías acompañado de un soterrado sentido del humor negro. El colofón lo aporta esa pesimista y crepuscular reflexión en torno a la entrada de una nueva época por medio de una escalada de violencia que ni el más vanidoso guardián de la ley es capaz de detener.
Tras un largo y afortunado periplo por varios festivales europeos y norteamericanos, el film se alzó con ocho nominaciones a los Oscar, de los cuales finalmente acabó ganando las estatuillas correspondientes a Mejor Película, Mejor Director, Mejor Guión Adaptado y Mejor Actor de Reparto para Javier Bardem. Se trata de la primera ocasión en que la Academia de Hollywood ha reconocido con un galardón la labor interpretativa de un actor español.