CROSSING THE LINE: BETWEEN FACT AND FICTION

 

RICARD MAMBLONA

Enviado especial

 

 

Durante los días 21, 22 y 23 de septiembre de 2007 se celebró en el Rich Mix Cultural Foundation de Londres el Festival Crossing the Line between Fact and Fiction. Este evento partía de una premisa interrogativa: ¿Por qué el género documental hace uso cada vez más  (y de más variadas formas) de la ficción? Y a la inversa: ¿por qué los directores de tradición ficticia toman con más frecuencia elementos del cine de la realidad para sus películas?

Crossing the line, durante estas tres intensas e interesantes jornadas, ofreció a los participantes la oportunidad de profundizar en las nuevas tendencias, formatos, diversificaciones y desviaciones que el uso de la (tele)realidad ha llevado a cabo en el panorama actual de la televisión y cine británicos. La puesta en escena de este festival ha tenido una función puramente didáctica y constructiva, en el que el objetivo fue escuchar directamente a los cineastas, mostrando fragmentos de sus trabajos exquisitamente selecionados y abriendo una puerta al coloquio para discutir el potencial, los problemas y el futuro del documental con respecto a la ficción.

 

 

¿Drama documentary? ¿Docu-drama? ¿Factual drama? ¿A qué películas se les atribuye estos términos? ¿Dónde están los límites entre lo real y lo ficticio? ¿Con qué intenciones y para qué público se utiliza un formato u otro? Estas y otras cuestiones han tenido cabida durante el Festival directamente de la mano de cineastas de reconocido prestigio como Ken Loach, Stephen Frears, Nick Broomfield, Peter Kosminski o Pawel Pawlikowski, entre otros profesionales.

El Festival ha proyectado en pantalla grande durante estos tres días, y de forma paralela a las intervenciones, algunas  clásicos del género como la neorrealista Roma, ciudad abierta (1945) de Roberto Rossellini, o La batalla de Argel (1965) de Gillo Pontercorvo; el polémico documental para la BBC que Ken Loach dirigió en 1966, Cathy Come Home; falsos documentales que dieron mucho que hablar como The War Game (1965) de Peter Watkins, o el famoso F For Fake (1974) de Orson Welles; películas basadas en hechos reales como The Hamburg Cell (2004) de Antonia Bird o Bloody Sunday (2002) dirigida por Paul Greengrass; entre otros docu-dramas y documentales dramatizados que han servido para ejemplificar los diferentes estilos y subgéneros que el documental ofrece en la actualidad.

Ken Loach fue el invitado de honor e inauguró el Festival con una clase magistral en la que habló sobre las formas del documental dramatizado (más entendido en España como cine social), sobre lo que está ocurriendo en la televisión en relación al tratamiento de la realidad y sobre la función que tiene el documental respecto a la sociedad. Ken Loach se mostró crítico con el panorama actual televisivo, muy diferente del que él vivió en sus inicios, y defendió la libertad para trabajar con el género, sin las limitaciones que los directores de programación de las televisiones británicas puedan establecer en relación a los contenidos, las formas, el tiempo de producción y obviamente, a las limitaciones económicas.

 

 

A sus palabras respondieron “The Comissioners” Richard Klein, BBC Senior Commisioning Executive for Factual, Angus MacQueen, Channel 4 Head of Documentaries y Hamish Mykura, Channel 4 Head of Specialist Factual. Los mencionados responsables de contenidos de diferentes departamentos de la BBC y Channel 4 mostraron algunos ejemplos de films que han sido aprobados por ellos mismos y argumentaron las razones por las que tomaron esa decisión de cara a satisfacer a la audiencia y a la propia imagen de la cadena. Asimismo, discutieron las competencias de los diferentes departamentos internos de las cadenas televisivas que tratan la realidad, en lo que se refiere sobre todo a las producciones que se encuentran en la línea que cruza la realidad de la ficción.

Conducido por la presentadora de informativos y corresponsal de Channel 4 Samira Ahmed, el guionista y director Peter Kosminsky repasó, con fragmentos de sus películas, la evolución técnica y conceptual de su filmografía. Y respondió al camino que debe seguir un periodista en su investigación para la elaboración de una película basada en hechos reales.

Una de las sesiones más interesantes de las jornadas y que desató más aplausos entre el público fue la que el director, guionista, productor ejecutivo y director general de Century Films, Brian Hill. Con The not dead (2007), que explica mediante la entrevista, el archivo y la poesía los transtornos psicológicos de tres excombatientes del ejército británico, Hill habló de la libertad para mezclar formas y estilos dentro del género documental. También se proyectó un fragmento de Songbirds (2005), en el que diferentes mujeres encarceladas explican sus vidas a través de la entrevista y la música rap, y resultó ser un ejemplo perfecto para hablar sobre la dirección de actores no profesionales que interpretan un papel dramatizado sobre sus propias vidas.

La llegada más esperada por parte del público asistente fue la del cineasta Nick Broomfield. A pocos días de ser premiado como mejor director en el Festival de Cine de San Sebastián por su película La batalla por Haditha (2007), Broomfield habló de ésta y de su anterior película, también ficiticia basada en hechos reales, Ghosts (2006). Después de mostrar algunos de los fragmentos más representativos de las obras, el director explicó con detalles el camino a recorrer para conseguir la máxima autenticidad de sus personajes, normalmente actores no profesionales que han vivido o se han visto envueltos en experiencias cercanas a los hechos. Se mostró algo descontento con el sistema de producción y las exigencias del cine de ficción y se notó algo melancólico de su etapa anterior. Sentimiento compartido con el público que esperaba también saber algo más del Broomfield interactivo, polémico y participativo de la mayoría de sus documentales anteriores.

El aclamado director Stephen Frears junto con el productor Andy Harries hablaron de The Queen (2006) y The Deal (2003). Dos películas controvertidas sobre los quehaceres del gobierno y monarquía británicos. Ambos explicaron, no sin algún que otro toque de humor satírico, el acercamiento y la interpretación de la realidad al tratar temas y personajes de la historia más contemporanea.

Pawel Pawlikowski cerró el Festival explicando la influencia narrativa y visual que habían tenido sus primeros trabajos documentales como Dostoevsky’s travel (1992) o Tripping with Zhirinovsky (1995) en sus posteriores obras de ficción como Twockers (1998) o My summer of love (2004). Un final digno para un Festival ejemplar en su organización, selectivo con sus interventores y sumamente práctico para todos aquellos que quisieron profundizar más en el pasado y tener una visión clara de futuro en relación a las nuevas formas y tendencias que el tratamiento creativo de la realidad está teniendo sobre el documental y la ficción cinematográficos.