Sí pero ¿qué aporta al cine un hombre que, en realidad, no creía en el cine?
Es cierto que Kieslowski pensaba que un libro siempre reflejaría mejor un pensamiento y que influiría más que una película; y que él hubiera querido ser escritor, pero que “se encontró” con este instrumento del cine y quiso aprovecharlo. Por una parte, su aportación arranca de un pensamiento lúcido sobre el hombre y su condición, sobre los conflictos morales que se encuentra. De otra, supo ponerlo en imágenes llenas de fuerte expresividad, apoyándose en ricas metáforas cargadas de sentido poético y trascendental (por eso se le calificó de “metafísico”). Pocos como él han sabido filmar la música, captar los presentimientos, recoger en el celuloide el dolor interior, debatirse en las dudas existenciales; y el espectador, que participa de esas mismas emociones y sentimientos, conecta con él cuando está dispuesto a paladear el buen cine, a pensar sobre lo que se le dice. Evidentemente, su público no es el que acude a ver Torrente o Harry Potter , porque no es superficial ni se conforma con el mero entretenimiento.
Si tuviera que elegir una película que mostrase de manera más fidedigna el pensamiento del director, ¿con cuál se quedaría?
Aunque cada película responde a unas inquietudes de un momento concreto, y el propio Kieslowski experimentó una evolución lógica en su manera de ver el mundo y en su estética, pienso que La doble vida de Verónica es quizá la más representativa. Y eso por su manera de entender el cine como medio para comunicarse con el espectador, al que poder lanzar mensajes para que reflexione sobre su vida y saque sus propias conclusiones. Es lo que sucede a Véronique, la chica francesa de la película, que decide –ejercitando su libertad- seguir las pistas que misteriosamente le envía Alexandre, el titiritero del que se ha enamorado, hasta que se alcanza el compromiso entre ellos. También esta película recrea un ambiente en que los presentimientos están muy a flor de piel, la más lírica y poética de todas, aquella en que se muestra mejor la sensibilidad de su director, que veía que la vida era un misterio inabarcable que se le escapaba entre las manos.
Volviendo a su libro, la pregunta es obligada: ¿qué encontró en Kieslowski para decidirse a escribir sobre un director minoritario y no excesivamente conocido en nuestro país?
Me impresionó Azul la primera vez que la vi, y me di cuenta de que detrás se escondía todo un mundo muy personal, y también un pensamiento sobre la vida. Me parece que no son muchos los cineastas que dicen algo con sus películas, y menos aún los que reflejan su mundo interior, sus experiencias. Abundan los que divagan sobre el hombre o la sociedad, pero desde un punto teórico o puramente reflexivo; en cambio, Kieslowski lo hace desde su propia experiencia, y eso da a sus películas una autenticidad, una sinceridad y un dramatismo únicos. En otro orden de cosas, también me animó a escribir el hecho de que en castellano sólo hubiera un libro traducido del italiano, aunque después el año pasado saliese otro estudio crítico sobre Rojo .
¿Qué es lo que el lector se va a encontrar en este libro?
Por mi parte, he procurado seguir la misma línea discursiva del director: en los primeros capítulos hago una breve síntesis de su vida y discurrir cinematográfico, seguida de una aproximación a la Polonia en que vivió y a las influencias que determinaron su obra. A continuación, reflexiono sobre su pensamiento y sentido del hombre, como él mismo podría haberlo hecho. Los dos capítulos siguientes tratan sobre la libertad y el amor, con un estudio más analítico y pormenorizado en sus últimas obras – Tres Colores , La doble vida de Verónica y Decálogo -, en lo que suponen una búsqueda en el camino de la vida. Y finalmente, abro un epígrafe para estudiar su concepto del cine y su estética, siempre al servicio de la idea.
Recientemente el alemán Tykwer ha llevado al cine uno de sus guiones, Heaven . ¿Piensa que Kieslowski hubiera vuelto a dirigir, si la muerte no le hubiera sorprendido?
Es posible, pues a un hombre inquieto como él no le hubiera sido fácil separarse definitivamente de lo que había sido su vida. Por otra parte, no extrañaría que se hubiera repetido lo que sucedió cuando proyectó Decálogo , que inicialmente no iba a rodar él pero que acabó haciéndolo al enamorarse de un guión que abordaba el drama ético del hombre.
Por último, ¿qué aconsejaría al lector que no haya visto aún las películas de Kieslowski? ¿Por dónde debería comenzar?
Le transmitiría mi propia experiencia: comenzar con Azul para seguir con el resto de los Colores. Después estaría en mejor situación para ver el resto de su obra, sobre todo La doble vida de Verónica , como decía posiblemente su película más poética. Pero independientemente del orden, le aconsejo que después de cada película se pare y piense sobre lo que ha visto, que hable con sus amigos de ello,…, y lógicamente, que lea lo que se ha escrito sobre él; en el caso de mi libro, siempre se puede alterar el orden establecido, escogiendo las partes de cada película de los distintos capítulos.