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Las diversas funciones que la música desempeña en una película pueden ser agrupadas básicamente en tres ejes: función ambientadora, función expresiva y función narrativa. Estas tres funciones no actúan individualmente: en toda música de cine, cada fragmento musical ambienta, expresa y narra. La diferencia es la graduación de cada matiz.
La función ambientadora es posiblemente la más fácil de observar para el espectador medio: la música ha de introducir al espectador en las coordenadas del film, predisponerlo tanto para el film en su conjunto como para cada una de las escenas. La música guiará al espectador a enfocar o a interpretar lo visual bajo una determinada "consigna" exegética, diseñada por el director, que funciona a modo de filtro o crisol.

Esa ambientación que ejercita la música de cine llega a tres niveles diferentes:

 

Ambientación contextual

La música de cine informa al espectador del tiempo y el espacio del tiempo narrado: los diferentes momentos históricos, los diferentes lugares geográficos, los niveles sociales... Todo ello puede ser previamente "enmarcado" por la música.

Por lo general, este tipo de ambientación se logra mediante la asunción por parte del compositor de los parámetros musicales de la época o región tratada: uso de instrumentos de época o autóctonos; recreación de formas folclóricas como bailes y danzas, o incluso la incorporación de músicos especializados en un determinado estilo cuya cultura es reflejada en el film. La historia de la música de cine muestra abundantísimos ejemplos de ambientación contextual que, de hecho, forman parte del primer nivel de trabajo del compositor cinematográfico ante un nuevo proyecto.


Es frecuente también, en el cine actual, que se introduzcan escenas con música diegética, es decir, música justificada por la imagen. Pensemos en la música de una ceremonia religiosa, un baile, etc. Esta opción otorga al compositor muchas posibilidades, al poder integrar la música diegética con el resto de la banda sonora.

La cuestión se complica cuando se trata de ambientar lugares que de por sí no conllevan un referente musical: ¿cuál es la música del espacio estelar? ¿por qué todas las imágenes de desiertos incorporan música de raíces orientales? ¿qué musica es la que suena en el mar? La solución a estos dilemas la proporcionan los otros niveles de ambientación (la ambientación expresiva) que más adelante veremos.

Por otro lado, la ambientación contextual fue una de las primeras en asumir la música de cine, en aquellas primeras sesiones de cine mudo. El efecto ambientador es tanto más fácil cuanto que descansa sobre ciertos tópicos culturales "socio-tímbricos" que ya tiene asumidos el espectador antes de llegar a la sala de cine; así, todos nosotros vinculamos en un plano inconsciente el sonido del banjo al oeste americano, el sonido de un órgano de tubos a una iglesia católica, el sonido de un gong al oriente asiático, etc.

Ambientación de género

El compositor de cine ha de saber también guiar al espectador hacia el género cinematográfico que éste se dispone a ver. Como es lógico, no producirá la misma música una comedia ambientada en la Francia medieval, que una tragedia ubicada en el mismo lugar y época. El compositor ha de colocar el registro sonoro en el nivel más cercano al efecto que el director espera de las escenas de su film en el espectador. Esto afecta principalmente, más que a la instrumentación o a la orquestación, a la textura musical: tonalidad mayor o menor, atonalidad, ritmos, tesituras, tímbrica acústica o electrónica, distorsión de sonidos, etc.
Los grandes compositores suelen dejar magistrales ejemplos de este tipo de ambientación en la música de los créditos iniciales, en la que el compositor dispone de un relativo alejamiento de la imagen, y goza por tanto de mayor libertad expresiva. Sin embargo, el nivel al que coloca el compositor la partitura ha de ser mantenido a lo largo del film a fin de contribuir a guardar la unidad de género, por lo que la ambientación de género no afecta sólo a la música inicial, sino que afecta a la partitura en su conjunto. Una muerte por disparo no puede subrayarse musicalmente de igual forma si se trata de un western, un film policíaco o una tragedia familiar basada en hechos reales.

Ambientación emocional

Este tipo de ambientación refiere, más que al film en su conjunto, a la interpretación con que el espectador debe encarar determinadas escenas. Supongamos una apasionada escena de amor; si el hombre que besa a la chica es el protagonista, y por tanto, se trata de amor verdadero, sincero, el compositor intentará recrear una atmósfera cálida, radicalmente opuesta al caso en que el hombre que besa a la chica es en realidad el asesino que planea matarla al final de la escena, cargando el momento sensual de un amenazante peligro que el espectador advierte y la protagonista desconoce. La imagen, común a ambas situaciones, es emocionalmente comprendida en su valor gracias a la música.

Por otro lado, tal como mencionábamos más arriba, habrá de ser la ambientación emocional la que nos haga entender la música de un tiempo o un espacio no marcados con tópicos musicales: la música que acompañe imágenes del espacio exterior, un desierto o el mar será condicionada por el sentido emocional que el director quiera dar a la escena.
La ambientación emocional, al igual que la ambientación de género, es alcanzada por el compositor a través de la textura musical. Principalmente se trata de fragmentos de música incidental, es decir, música añadida a la imagen, no derivada de ella.

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