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Es ya habitual en la música cinematográfica de la última década la composición de bandas de tipo ecléctico, es decir, que reúnen bajo un mismo film estilos musicales muy diferentes.

Siempre se ha entendido la necesidad de que la música contribuya a la unidad del film manteniendo a su vez una cohesión interna en cuanto a forma, instrumentación, etc. Sin embargo, la enorme evolución de la banda sonora en la última década ha favorecido la mezcla de diferentes estilos, instrumentos o formaciones, sin que se resienta la unidad necesaria en la narración audiovisual.

Un magnífico ejemplo de esta rara habilidad en los compositores cinematográficos la podemos observar en Condenado, de Michael Caton-Jones. John Murphy mezcla dos planos musicales lingüísticamente distintos: por un lado se nos muestra la degradación social de un barrio neoyorquino, entre cuyas calles se pasea el joven protagonista, arquetipo humano de la miseria de la zona. Murphy subraya ese ambiente con música de blues, acentuando el sonido desgarrado de la guitarra. Estos temas aparecen, por tanto, como circunstanciales, no ligados a los movimientos del guión, habitualmente como elementos introductorios o como unión de escenas.

Por otro lado, como eje del guión, se nos narra la relación entre el joven yonqui y su padre policía, personaje que interpreta De Niro. Esta trama es expresada por Murphy con temas orquestales propios para el ambiente dramático que vemos en la pantalla. Suena ahora la clásica sección de cuerda en frases arrítmicas, de armonías pausadas y texturas polifónicas. Es con seguridad la sección de toda la partitura donde menos arriesga el compositor. Al contrario que los temas de blues, estos fragmentos sí aparecen vinculados a la acción de los personajes.

Una mención especial merece la aparición de un mismo fragmento de música clásica en dos momentos diferentes del film. En ambas situaciones se presenta como música diegética, en concreto como música de fondo. Se trata de un preludio de Chopin, que suena con la primera aparición de Robert de Niro (es de noche, llueve en la calle mientras el policía contempla la tormenta desde su oscuro salón). El personaje mismo se encarga de apagar la supuesta cadena de sonido en la que sonaba el preludio cuando se dispone a marcharse. La segunda aparición es en el bar en el que De Niro y su novia-vecina (Frances McDormand) aclaran su relación ante los nuevos datos.

La música clásica suele ser usada en el cine como elemento caracterizador de la psicología del personaje. Un fragmento para instrumento solista nos habla de un personaje solitario, pero que sea un fragmento romántico y de carácter pausado, atempera esa soledad hacia tintes psicológicos más centrados, más serenos, de emotividad controlada.

En mi opinión, John Murphy apuesta musicalmente por diferenciar planos de un problema y unos personajes de difícil definición para el espectador. Su música inteligente hace de Condenado una película dramáticamente densa.

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