La
realización cinematográfica ha sido desde siempre un feudo
masculino y contadas han sido las mujeres que se han hecho notar detrás
de la cámara en cometidos que no fueran los del montaje, la anotación
(no en vano se ha hecho común el término script girl,
aunque en algunos casos fuera un boy quien cumplía esa función)
o, de forma no abrumadora, guión. Es difícil obtener una
respuesta convincente, sobre todo cuando si nos desplazamos a otros
ámbitos de la creación artística -música,
pintura, arquitectura- comprobamos una desoladora ausencia de representantes
del sexo femenino incluso en épocas bien recientes en las que
el exclusivismo del varón ha quedado irremisiblememente mal visto.
La escasez de realizadoras, insisto, ha ido pareja con la de directoras
de fotografía, decoradoras, figurinistas o compositoras.
Hasta
finales de los años sesenta, en España no se contabilizaban
más nombres que los de Rosario Pi (de brevísima carrera)
y Ana Mariscal; pero aunque se a costa de romper la leyenda de machismo
inamovible que caracteriza a los países mediterráneos,
lo cierto es que en lugares socialmente más "avanzados"
el porcentaje no era mucho más alto, y en la incorporación
de las mujeres a la dirección de películas nuestro país
ha seguido una trayectoria muy acorde con la de cualquier otro
es decir, un incremento considerable pero que está lejos de suponer
un estado de igualdad. Como prueba de este salto cuantitativo tan espectacular,
la profesora de la Universidad de Wilmington (North Carolina) María
Camí entrevista en este imprescindible libro a 16 realizadoras
cuya filmografía no se remonta más allá de la última
década, y las conclusiones que sacamos de sus testimonios se
caracterizan por una notable ambivalencia. Con gran habilidad, la autora
deja hablar a las cineastas pero dirigiendo sus respuestas de la forma
que puedan suministrar no sólo información sino también
pistas que nos ayuden a aclarar lo que siempre es el punto más
conflictivo cuando se trata de las relaciones mujer-cine: ¿por
qué muchos films de estas realizadoras que muestran un nivel
artístico y técnico más que notable, no han tenido
la repercusión que se merecían? ¿persiste la discriminación,
ahora que no se hay nada más políticamente correcto que
la igualdad de oportunidades entre sexos?
Como
decíamos más arriba, no es fácil encontrar la respuesta,
pues tampoco está demostrado que en épocas más
primitivas a las mujeres se les estuviera prohibido el acceso a la realización:
los nombres de Alice Guy o Leni Riefenstahl demuestran que era básicamente
cuestión de voluntad, pero también que las cineastas deben
evitar en lo posible que "se note" que son mujeres. La catalana
Rosa Vergés, que tiene en su haber excelentes películas,
siempre ha defendido un cine con "visión femenina",
dejando claro que no se refiere a cine "feminista", y quizá
en esto haya que buscar las razones de por qué las directoras
no han conseguido todavía ser una presencia "normal"
en la industria fílmica de cualquier país. Pero el problema
va más allá, y esta es la propuesta que quisiera hacer
a la profesora.Camí-Vela: completar el estudio del cine hecho
por mujeres con una encuesta entre las espectadoras. Las mujeres van
al cine tanto o más que los hombres, pero por algún motivo
que se me escapa es evidente que sus preferencias se van a films realizados
por representantes del sexo opuesto. Para acabarlo de complicar, los
principales suministradores de lo que de forma convencional se llama
"cine para mujeres" o, afinando más, "cine sobre
mujeres" son hombres, en un amplio arco que va de Douglas Sirk
a Pedro Almodóvar.
Independientemente
de que la autora se decida a aceptar mi envite, su libro es un espléndido
estado de la cuestión, pues no sólo nos ofrece las impresiones
de las protagonistas (que en este caso, a diferencia de las heroínas
tradicionales del cine, no están delante sino detrás de
las cámaras), sino también una gran cantidad de documentación:
datos biográficos, filmografías, fichas técnicas,
estadísticas, etc. Huyendo de la retórica y ciñéndose
a los hechos con una objetividad que no es habitual en los historiadores
del cine reciente, María Camí ha hecho una valiosa contribución
a un tema de rabiosa actualidad, y como tal fue valorado por el Jurado
de los Premios Film-Historia que la galardonó como la Mejor investigación
publicada en el año 2001.