El libro que comentamos es el resultado de la revisión y puesta al día del libro Cine, historia y enseñanza publicado en 1986. Según se pone de manifiesto, las propuestas de entonces, basadas en planteamientos teóricos de los años setenta, siguen vigentes pero han sido reelaborados a partir de las aportaciones y la reflexión de los últimos quince años. Los tres primeros capítulos abordan, desde numerosos puntos de vista, la relación existente entre el cine y el discurso sobre el pasado, o lo que es lo mismo "la representación cinematográfica de la historia". Se añade, además, una segunda parte, completamente nueva, que es un ejemplo de la aplicación concreta de esa elaboración teórica y de la larga experiencia del trabajo didáctico por parte de la Cooperativa Drac Màgic. Esta entidad ubicada en Barcelona desde 1971 desarrolla diversos programas educativos relacionados con la cultura cinematográfica y dirigidos a todos los ámbitos de la enseñanza. Este último capítulo nos ofrece diversos modelos de lectura e interpretación de quince films en tanto que representaciones de episodios del pasado y del presente.

El título del libro nos resulta sugerente y explicita grosso modo el contenido de los diversos capítulos. Muchas de las aportaciones están enmarcadas en el campo de la semiótica, la psicología y la sociología ya que aborda y reflexiona sobre los signos, códigos y pautas de comportamiento existentes en la sociedad. Uno de los núcleos esenciales de las propuestas sigue siendo la doble opción de la lectura histórica del film y del film como discurso histórico. El libro recoge y reelabora las aportaciones más interesantes realizadas por los especialistas pioneros en la materia: Marc Ferro, Pierre Sorlin, Jacques Aumont, entre otros.

En el primer capítulo De la naturaleza del cine parte de una definición del propio Cine -"un gran dispositivo de naturaleza semiótica resultante de la articulación de un conjunto de dispositivos absolutamente necesarios y relativamente autónomos"-. Este es el punto de partida que se considera fundamental para iluminar el funcionamiento del Cine en relación a la Historia. En el intento por describir el propio Cine resaltan seis dispositivos absolutamente necesarios pero con relativos grados de autonomía para definir lo cinematográfico. El estudio de cada uno de estos dispositivos (tecnológico, narrativo, socio-económico, espectatorial, estético-artístico, y visual, sonoro y audiovisual) nos aporta las diversas visiones de prestigiosos teóricos de los años setenta cuya reflexión engrandece ampliamente el arte cinematográfico, "la máquina de contar historias", como se ha calificado al Cine, ya que la narración es siempre discurso. Estos dispositivos estan admirablemente sintetizados en breves páginas. Una de las aportaciones más interesantes se centran en los apartados de Los tiempos del cine, El pasado en el presente y Las relaciones cine/historia. Destaca la idea de que el cine, con su intensa actividad, hace historia, es historia. Las afirmaciones de diferentes expertos son confrontadas con otros de igual relevancia.

El segundo capítulo analiza El film como discurso histórico. Su análisis se centra en la doble representación del discurso histórico pero también en diversas interpretaciones del discurso y, sobre todo, en el eterno problema de la presencia de una hipotética verdad histórica en esos films. Así el capítulo diserta sobre una posible definición de lo que conmúnmente denominamos cine histórico, para seguir examinando las diferentes concepciones del discurso histórico cinematográfico. Se trata de "recrear con medios de hoy un pasado creíble", reconstruir determinados hechos que ofrecen unas nociones de sociología del pasado, una representación de ese pasado. "Lo único que enuncia un film histórico no es más que una interpretación", decía Rossellini y, en contraposición, la postura pasoliniana defiende que "el único referente auténtico del film histórico es la propia narración". "Nada más alejado de la verdad que entender la representación como la posibilidad de "volver a" tomar contacto con una realidad histórica fija, inmutable e indiscutida, olvidando el déficit ontológico del fenómeno histórico existente, sólo integrado en un cierto discurso".

El espectador también tiene su espacio como sujeto que vive una experiencia. Los aspectos estudiados y relacionados con él son la emotividad, pasividad, identificación y proyección. El actor-estrella y el modelo argumental se utilizan como estrategias del cine que contribuyen a la pervivencia de los héroes y el cine histórico es el lugar ideal para abastecer de figuras heroicas a los públicos contemporáneos. También analiza la figura del anti-héroe y las relaciones de la Historia con el mito.
Es de especial interés el apartado de Cine histórico: memoria y conocimiento donde recoge las relaciones entre Cine y memoria explicitadas en cuatro vías: el registro testimonial, la confrontación entre la memoria personal y la memoria explícita en los films, el cine como creador de memoria y, finalmente, la reflexión fílmica sobre los mecanismos de la memoria y los problemas de su representación cinematográfica. Repasa el cine retro de la tradición revival de los años ochenta con las aportaciones de M. Foucault, J. Baudrillard, P. Veyne, J. Maqua, A. Heller, etc. Y también hay aportaciones sobre qué es la historia y cómo se explica en el mundo del cine.

En el tercer capítulo la reflexión se centra en Las estrategias del film histórico. El cine no-ficcional (documental, el cine testimonio, que no deja de ser un metalenguaje de la realidad) y el ficcional (o argumental) cuya división impugna. Por otra parte afronta la relación entre el cine histórico y los géneros cinematográficos, una cuestión que todavía no está suficientemente clara. El cine testimonial sufre una profunda crítica cuando pierde su credibilidad al conocerse la fabricación de noticias para ser filmadas con un fin claramente manipulador y propagandístico. La ficción histórica es definida por Pierre Sorlin "como aquel film que es su propio acontecimiento". El gran espectáculo, el film de época, la adaptación literaria, la biografía histórica, el cine militante, el cine político entre otros son analizados por el autor. Sobre el tema del cine histórico como género sus argumentaciones pretenden justificar que el cine histórico no puede ser considerado como un género.

En el último capítulo El cine como recurso didáctico para conocimiento del pasado: análisis de películas correspondientes a diferentes tipologías, se comentan quince películas que, en principio "son la puesta en práctica de los instrumentos de análisis y de los criteros metodológicos descritos a lo largo de los capítulos precedentes".
Nos parece que aportan diversas orientaciones que trasladan el contenido teórico a la aplicación pedagógica en el contexto de la enseñanza secundaria. Es, pues, la ejemplificación de la exposición inicial. Las películas han sido elegidas en función de distintos modelos, tipologías o géneros de cine histórico o de films con contenido histórico. La historia de España está más representada y se ha tenido en cuenta la posible empatía que sugiera su visión por parte del alumnado de secundaria.
En el análisis de estas películas no se sigue un modelo único de interpretación ni se propone una ficha-receta ya que el objetivo es no restrigir ni limitar el campo de actuación del profesorado. Por tanto la única constante que hay es destacar la vinculación que cada film establece con la época y la observación de todos los aspectos cinematográficos presentes en él.

La lectura de estos comentarios-análisis es altamente sugerente. El grado de entrelazamiento entre los diversos aspectos cinematográficos anteriormente expuestos se ha conseguido de forma notoria.

Consideramos que este libro es sumamente recomendable para todas aquellas personas que estudian las relaciones entre el cine y la historia porque recoge y analiza de manera amplia, abierta y argumentada y desde diversos ángulos todo un abanico de posibilidades que recoge el cine y sobre todo su relación con la historia.
Finalmente una amplia y bien seleccionada bibliografía de publicaciones españolas y de otros países cierra este libro digno de lectura y estudio.

 

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