EL EMPERADOR Y EL ASESINO, UN FRESCO HISTÓRICO-INTIMISTA SOBRE CHINA

 

Título original: Jing Ke Ci Qin Wang/L'empereur et l'assassin. Producción: Shin Corporation/Pricel-Canal Plus (China-Francia, 1998). Productores: Chen Kaige, C. Kao y S. Iseki. Director: Chen Kaige. Guión: Weng Peidong y Chen Kaige. Fotografía: Zhao Fei. Música: Mo Xiaomin. Diseño de producción: Tu Johua. Vestuario: Mo Xiaomin. Montaje: Zhao Xinxia. Sonido: Tao Jing. Intérpretes: Gong Li (Dama Zhao), Li Xuejian (Rey de Qin, el Primer Emperador), Zhang Fengyi (King Ke, el asesino), Sun Zhou (Príncipe de Yan), Wang Zhiwen (El Marqués), Lu Xiaohe (General Fan Yuqi), Gu Yongfei (Reina Madre), Chen Kaige (Lu Buwei, el Primer Ministro), Ding Haifeng (Qin Wugang). Color - 160 min. Estreno en España: 9-VI-2000.


Al poco del estreno de La ducha (Zhang Yang, 1999), original y modesta comedia sobre tradición y modernidad en la China actual, se ha presentado en España una ambiciosa superproducción que evoca la unificación de aquel gran país, en el siglo III a. C.
Estamos, pues, ante una película-río, un espectáculo de auténtica categoría artística, que asimismo demuestra la capacidad económica de la nueva China: costó 50 millones de dólares. Una rememoración de la dinastía de Ying Zheng, que accedió al trono de Qin y acabó con el poder de los otros reinos feudales, transformándose en el Primer Emperador, el año 221, para morir el 210 a. C. Mientras, en Occidente se tenían las guerras púnicas, y ocho años antes Aníbal atravesaba con su ejército los Alpes.
El emperador y el asesino (1998) es un film de reconstitución histórica, que ha contado con 8.000 extras y 1.000 caballos, además de edificarse unos decorados de excepción. El enorme palacio de Qin -nada digitalizado-, recreado en la provincia de Zhejiang, se conserva hoy como museo, a modo de atracción turística. Asimismo, para el cuidado vestuario se contó con el conocido músico y figurinista Mo Xiaomin, quien pasó dos años y medio visitando ruinas históricas, recopilando información y leyendo textos especializados, a fin de ser riguroso en su partitura original y en sus 400 diseños de trajes.
Pero, ¿para qué este enorme esfuerzo? Pienso que acaso el actual Gobierno chino postMao -época "contestada" por cineastas tan famosos y premiados como Zhang Yimou- no ha querido escatimar medio alguno para demostrar la magnificencia de su antiguo imperio, en unos tiempos en que el Imperio americano "manda" allende las fronteras. A tal fin, escogió a otro director de la llamada Quinta Generación, Chen Kaige (Pekín, 1952), para dar a luz esta monumental película y difundir el pasado chino por todo Occidente.
Célebre por su magistral Adiós a mi concubina (1993), Kaige había sufrido en su propia carne la Revolución Cultural; pues su padre -un cineasta muy conocido- sería denunciado, y él -como otros muchos jóvenes- fue obligado a ir a trabajar al campo. Veamos, con todo, lo que manifestaría este cineasta, con motivo de la exhibición del film en el Festival de Cannes '99:

"La película trata sobre el poder y sobre cómo éste puede hacer violentas a las personas. El personaje central, Ying Zheng, es el líder que unificó China, pero utilizó la violencia para hacerlo, era muy cruel y estaba totalmente corrompido por el poder. Se produjo un gran cambio antes y después de ser emperador. Tengo dificultades para hacer retratos contemporáneos -añadió- sobre nosotros. Hago películas de época porque creo que la historia es un espejo en el que nos tenemos que mirar desde hoy. La historia siempre nos enseña, es una parte de la actualidad".

¿No cabría hacer en Qin una lectura subrepticia de Mao Tse-tung?
Con todo, el público queda extasiado por la belleza de sus imágenes. La batalla con la que abre el relato es antológica; no tiene nada que envidiar a la inicial de Gladiator, ni a las secuencias bélicas que han pasado con letras de oro a la Historia del Cine. Además, cuenta con los mejores actores de la nueva cinematografía de su país. Li Xuejian, como el sanguinario emperador Qin -iniciador de la Gran Muralla-, y Zhang Fengyi, como el humano asesino King Ke, que titulan la película; además de la siempre elegante y bella Gong Li -la antigua "musa" y compañera de Yimou (ahora de Chen Kaige)-, quienes captan la atención del espectador y le transmiten los sentimientos más íntimos y profundos, trascendiendo de lo particular a valores y pasiones universales.
Por otra parte, el tono épico de esta obra maestra está más próximo a una tragedia griega -está concebida en cinco actos-, a las obras de Shakespeare y al estilo del maestro Akira Kurosawa, que al cine chino tradicional. L'empereur et l'assessin, por tanto, no es un mero clásico del cine de género, sino un film que recupera la memoria histórica de una época milenaria y la brinda a las generaciones actuales. El mismo realizador se pronunciaría así sobre sus motivaciones y voluntad de expresión:

"Cuando se me ofreció la oportunidad de llevar a la pantalla grande una historia que ocurrió hace dos mil años, pensé en todos los retos posibles, pero al mismo tiempo me emocionaba la idea de una aventura. Pasé mucho tiempo investigando distintos aspectos de la historia, pero mi propósito no era hacer un tratado histórico. Decidí adoptar un planteamiento un tanto shakespeariano, en el sentido de que esta película fuera una caracterización, no una reconstrucción histórica; una similitud, no una exactitud. Lo que más me atraía de esta historia eran sus personajes. Son personas que han dejado una huella en los anales de la historia. Durante ese proceso de descubrimiento, me di cuenta de que aunque vivieran hace dos mil años, estos personajes no son tan distintos de nosotros, que no son meros símbolos, sino personas reales. Estas personas vivieron la época del principio de la civilización china y tuvieron ciertos sueños y muchas esperanzas para un gran futuro. Pero, como nosotros, tuvieron que enfrentarse a opciones muy difíciles: el poder o la libertad, la guerra o la paz, el amor o el odio".

¿No parece -insisto- que nos está hablando de la China comunista que quiso edificar Mao, en la segunda mitad de este siglo? Pero, a continuación, Chen Kaige -también coguionista del film- se referiría a los avatares de su apasionante narración:

"Gracias al poder del amor, un hombre que se gana la vida matando a los demás, fue capaz de reconocer que matar era algo malo, y así se sublevó contra la tiranía, sacrificando su propia vida en el proceso. Una mujer, que, en su ingenuidad, pensaba que la bondad podría poner fin a la violencia y a la sangre. Un rey que tiene una visión idealista de las cosas, pero que se convierte en víctima de los atavíos del poder y de la ambición, y así termina perdiendo todo lo que ha amado. Después de varios años puedo afirmar que conozco a los personajes, y que para mí son reales. Para mí, esos personajes, con sus sueños y sus esperanzas, representan el verdadero espíritu de la película".

¿No estará también hablando del otro megalómano dictador y de su Libro Rojo, o de la evolución del nuevo Gobierno chino?
En fin, sin extralimitarnos en la hermenéutica, la verdad es que El emperador y el asesino es un espectáculo fascinante, que cuenta con un sobrecogedor asalto al palacio real -durante el fallido golpe de Estado del Marqués-, con la apoteósica batalla final -plena de belleza y miseria a la vez- y un inesperado desenlace que provoca no sólo la reflexión crítica del espectador de hoy, sino antaño la del propio emperador y, acaso, la autocrítica del actual público autóctono.
Es más, con esta gran película, el cine chino ha llegado a su culmen creador. Sin embargo, las pantallas comerciales están en manos de los filmes norteamericanos. De ahí que el fresco histórico-intimista de Chen Kaige haya tardado casi dos años en estrenarse, y en salas de versión original. No obstante, en USA -donde Kaige fue profesor invitado en la prestigiosa Escuela de Cine de la New York University- han ofrecido al maestro chino rodar una película en inglés.


http://www.spe.sony.com/classics/archive/98/assassin.html